El proceso de elección del nuevo Papa: del Cónclave a la proclamación
Todos los cardenales son elegibles como nuevo pontífice, pero sólo pueden votar los menores de 80 años
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Tras la muerte de un Papa, la Iglesia Católica pone en marcha un complejo y riguroso proceso para elegir a su sucesor. Este procedimiento, establecido a lo largo de siglos, se divide en varias etapas clave, desde la convocatoria de los cardenales hasta la proclamación del nuevo Pontífice.
Convocatoria y preparación del Cónclave
En los primeros 15 a 20 días después del fallecimiento del Papa, los cardenales son convocados a Roma para participar en el Cónclave, la asamblea encargada de elegir al nuevo Pontífice.Todos ellos forman el denominado Colegio Cardenalicio, formado actualmente por 252 cardenales de todo el mundo, divididos entre electores (aquellos que tienen menos de 80 años) y no electores (con 80 o más años).
Antes de que comience la votación, se llevan a cabo las Congregaciones Generales, reuniones en las que los cardenales debaten sobre la situación actual de la Iglesia y perfilan las cualidades que debería tener el próximo Papa. Durante estas sesiones, también se fijan los detalles logísticos y organizativos del Cónclave, incluyendo la seguridad y el aislamiento de los electores.
Durante la Sede vacante tendrán lugar dos clases de Congregaciones de los Cardenales: una general, es decir, de todo el Colegio hasta el comienzo de la elección, y otra particular. En las Congregaciones generales deben participar todos los cardenales no impedidos legítimamente, apenas son informados de la vacante de la Sede Apostólica.
Sin embargo, a los Cardenales que no tienen el derecho de elegir al Pontífice porque tienen 80 años o más, se les concede la facultad de abstenerse, si lo prefieren, de participar en estas Congregaciones generales.
La Congregación particular está constituida por el Cardenal Camarlengo de la Santa Iglesia Romana y por tres cardenales extraídos por sorteo entre los Cardenales electores llegados a Roma. La función de estos tres cardenales, llamados Asistentes, cesa al cumplirse el tercer día, y en su lugar, siempre mediante sorteo, les suceden otros con el mismo plazo de tiempo incluso después de iniciada la elección.
Durante el período de la elección las cuestiones de mayor importancia, si es necesario, serán tratadas por la asamblea de los Cardenales electores, mientras que los asuntos ordinarios seguirán siendo tratados por la Congregación particular de los Cardenales.
Inicio del Cónclave y proceso de votación
El Cónclave se celebra en la Capilla Sixtina del Vaticano y comienza con una misa especial denominada 'Pro eligendo Pontifice', en la que los cardenales piden la guía del Espíritu Santo para tomar la mejor decisión.
Una vez dentro de la Capilla Sixtina, los cardenales prestan juramento de secreto, comprometiéndose a no revelar ninguna información sobre las deliberaciones ni las votaciones. A partir de ese momento, quedan completamente aislados del mundo exterior, sin acceso a teléfonos, internet o cualquier medio de comunicación.
Las votaciones comienzan el mismo día o al día siguiente de la apertura del Cónclave. Se celebran hasta cuatro votaciones diarias (dos por la mañana y dos por la tarde) hasta que un candidato alcanza la mayoría requerida. Para ser elegido Papa, un cardenal necesita obtener dos tercios de los votos del total de electores presentes.
Cada votación se realiza en secreto, y los resultados se comunican al mundo mediante la tradicional 'fumata' (humo que sale de la chimenea de la Capilla Sixtina):
- Fumata negra: Indica que no se ha alcanzado un consenso y que la votación continuará.
- Fumata blanca: Señala que un nuevo Papa ha sido elegido.
La elección del nuevo Papa y su proclamación
Cuando un candidato obtiene la mayoría requerida, el cardenal decano se acerca a él y le formula la pregunta tradicional: '¿Aceptas tu elección canónica como Sumo Pontífice?'. Si el cardenal elegido acepta, se le pregunta: '¿Con qué nombre deseas ser llamado?', momento en el que elige el nombre con el que será conocido como Papa.
Inmediatamente después, el nuevo Pontífice se retira a la Sala de las Lágrimas, una habitación contigua a la Capilla Sixtina donde se reviste con la sotana blanca papal. A continuación, se dirige a la logia central de la Basílica de San Pedro, desde donde el cardenal protodiácono anuncia al mundo la célebre frase en latín:
'Annuntio vobis gaudium magnum: habemus Papam!' (Os anuncio con gran alegría: ¡tenemos Papa!)
Minutos después, el nuevo Pontífice hace su primera aparición pública, dirigiéndose a los fieles y otorgando la bendición Urbi et Orbi, marcando así el inicio de su pontificado.
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