El doctor Peter Attia alerta: "Una fractura de fémur en mayores de 65 aumenta el riesgo de muerte hasta en un 30%"

Alerta sobre la alta mortalidad y pérdida de autonomía tras fracturas de fémur o cadera en mayores de 65 años, enfatizando la importancia de la prevención, el ejercicio y la adaptación del hogar

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Dr Peter Attia

La rotura de fémur o cadera en personas mayores de 65 años constituye uno de los problemas de salud más graves y menos visibilizados en la actualidad, según las advertencias realizadas por el doctor Peter Attia en 2025. Este especialista ha señalado que este tipo de fractura implica entre un 15% y un 30% de probabilidades de fallecimiento para el paciente en el año posterior al accidente. Así, se trata de una cuestión especialmente relevante en el contexto del envejecimiento poblacional en España y otros países desarrollados, donde se observa un aumento constante en la incidencia de este tipo de lesiones relacionadas con caídas y fragilidad ósea.

Este alarmante dato, contextualiza Attia, "no se debe solo a la severidad de la fractura, sino a las complicaciones que pueden aparecer durante el proceso de recuperación". Según el especialista, la caída y rotura de fémur o cadera en adultos mayores suele ir acompañada de otros daños asociados: traumatismos craneales, aparición de coágulos de sangre y riesgo de embolia grasa, entre otros contratiempos médicos. "Podría ser algo muy agudo o simplemente que, durante la recuperación, nunca llegues a mejorar del todo", afirma Attia, alertando sobre cómo la pérdida de movilidad puede desencadenar un círculo vicioso difícil de revertir.

Impacto en la vida diaria y recuperación

El doctor Attia destaca que, más allá del riesgo de mortalidad, la limitación funcional y la reducción de la autonomía personal son consecuencias frecuentes tras una fractura de este tipo. Según sus declaraciones, el 50 % de los pacientes que sobreviven a la rotura de fémur o cadera no vuelve a recuperar el nivel de independencia previa. Muchos deben recurrir al uso permanente de bastón, fisioterapia intensiva y apoyo constante por parte de familiares o servicios asistenciales.

Este deterioro funcional no solo afecta a la capacidad de movimiento. Como explica Attia, se produce una pérdida progresiva de masa muscular debido al reposo prolongado, lo que, a su vez, incrementa la probabilidad de sufrir nuevas caídas. Además, la reducción drástica de la actividad física puede derivar en aislamiento social, afectando al bienestar general del paciente. Las consecuencias, por tanto, son multicausales y afectan tanto a la salud física como psicológica.

Estrategias de prevención: ejercicio, nutrición y adaptación del entorno

Frente a este panorama, el Dr. Peter Attia subraya la relevancia de la prevención, basada en la adopción de hábitos saludables. Recomienda la práctica regular de ejercicio físico, especialmente actividades que permitan el fortalecimiento de la musculatura y la mejora del equilibrio. Se sugiere también una alimentación rica en calcio y vitamina D, ingredientes fundamentales para el mantenimiento de la densidad ósea.

Además, Attia insiste en la importancia de adaptar el espacio doméstico para disminuir el riesgo de accidentes. "Es fundamental eliminar alfombras sueltas, mejorar la iluminación de pasillos y estancias, y reorganizar los muebles para facilitar la movilidad sin obstáculos", explica. Este tipo de intervenciones en el entorno del hogar se perfilan como medidas clave para evitar caídas y fracturas en la tercera edad.

Complicaciones médicas asociadas a las fracturas en personas mayores

Las complicaciones tras una fractura de fémur o cadera pueden ser diversas. Infecciones postquirúrgicas, tromboembolismos, inmovilización crónica y deterioro cardiovascular están entre las principales causas indirectas de mortalidad en el año posterior al incidente. El proceso de rehabilitación suele requerir una atención multidisciplinar y prolongada, que en muchos casos no llega a restituir la condición previa del paciente.

La fractura de fémur y cadera en la tercera edad

La fractura de fémur y de cadera en personas mayores de 65 años se considera una emergencia médica que exige una intervención rápida y coordinada. Los datos epidemiológicos disponibles en España y la Unión Europea reflejan que estas lesiones se encuentran entre las principales causas de morbilidad y dependencia en la población anciana. El aumento progresivo de la esperanza de vida hace previsible un incremento de casos en los años venideros, lo que convierte este asunto en uno de los grandes retos para los sistemas sanitarios.

En este sentido, los profesionales insisten en que la mejor estrategia pasa por la prevención. Además del ejercicio y la nutrición adecuados, la identificación precoz de la osteoporosis y la adecuación farmacológica son herramientas fundamentales para reducir el impacto de estas lesiones. El mensaje de Attia, en definitiva, busca fomentar una mayor conciencia social sobre los riesgos asociados a las caídas en personas mayores: "Si te rompes el fémur o la cadera a partir de los 65 años, tienes entre un 15 % y un 30 % de probabilidades de morir en el año siguiente".

Preguntas frecuentes sobre fracturas de cadera y fémur en mayores

¿Qué riesgos implica una fractura de cadera a partir de los 65 años? Según Peter Attia y los datos epidemiológicos recabados hasta 2025, las fracturas de cadera suponen un alto riesgo de mortalidad y pérdida de autonomía, principalmente debido a complicaciones médicas y el deterioro general que puede experimentar el paciente en los meses siguientes al accidente.

¿Qué medidas pueden reducir el peligro de caídas? La adaptación del hogar, la eliminación de riesgos ambientales, el fomento del ejercicio físico y el seguimiento de una dieta apropiada en calcio y vitamina D se posicionan como las estrategias más efectivas.

¿El riesgo es igual para hombres y mujeres? Diversos estudios han puesto de manifiesto que las mujeres, sobre todo tras la menopausia, presentan un mayor riesgo de sufrir osteoporosis, lo que incrementa al mismo tiempo la probabilidad de fracturas. Sin embargo, la mortalidad tras la lesión suele ser mayor entre la población masculina.

¿Cómo afecta esto a las familias? El impacto sobre las familias es significativo, ya que, además de la sobrecarga en la asistencia, se produce una afectación emocional considerable. El entorno debe prepararse para ofrecer apoyo emocional y físico durante el proceso de recuperación, que puede extenderse durante muchos meses.

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