El Juli indulta al toro 'Cortesano' y triunfa con López Simón y Garrido
FERIA DE ALBACETE Ganadería: Toros de Daniel Ruiz, bien presentados y de buen juego en conjunto, a excepción del complicado y deslucido primero. El cuarto, Cortesano, castaño, de 491 kilos, fue indultado. TOREROS: El Juli, silencio y dos orejas y rabo simbólicos. López Simón, oreja con fuerte petición de la segunda, y dos vueltas al ruedo y oreja. José Garrido, oreja y oreja. INCIDENCIAS: Plaza de Albacete. Lleno.
El diestro Julián López El Juli indultó al toro Cortesano, de la ganadería de Daniel Ruiz, en el décimo y último festejo de su feria taurina, del que salió triunfador junto a López Simón y José Garrido, que lograron dos orejas cada uno. El Juli mostró dos caras bien distintas. En su primero, la mala, ya que no quiso ni ver a un toro se quedaba corto y protestaba continuamente los engaños. Pero en el cuarto cambió el panorama, y de qué manera. Parecía otro torero distinto al que se vio el pasado día 11 y, por supuesto, al que se había enfrentado al toro que abrió plaza. Mucho más fresco y motivado, Julián López calentó el ambiente con un vistoso quite por lopecinas, antesala de lo que vendría a continuación. Faena rotunda desde el primer muletazo con un toro de extraordinaria condición, y al que rompió a base de temple y mucho mando, conduciendo las embestidas del astado con largura y media muleta barriendo el albero. Inconmensurable por los dos pitones. Se pidió con fuerza el indulto de Cortesano, que el presidente concedió entre el clamor de los tendidos. Inmejorable final de feria.
López Simón volvía a Albacete con los puntos aún puestos de la cornada que sufrió en esta plaza hace una semana. El público se lo reconoció con una atronadora ovación antes de que se hiciera presente en el ruedo el segundo toro de corrida, cuya lidia brindó al cirujano de la plaza, Pascual González Masegosa, y con el que se mostró como antes de la cogida, espléndido, especialmente con la mano derecha. Pero en cuestión de segundos se pasó del clamor y la congoja cuando el astado le echó mano al torero, pegándole un volteretón, del que se rehizo para volver a la carga. La estocada caída dio paso a una fuerte petición del doble trofeo, que el presidente decidió dejar en singular, otorgándole solo una oreja ante el evidente enfado de los tendidos. Dio dos aclamadas vueltas al ruedo antes de pasar por su propio a la enfermería, de la que salió para dar cuenta del quinto, que le volvió a propinar un golpe con la pala del pitón en la pierna donde lleva los puntos, algo que hizo mermar sus facultades, que no su amor propio. El mero hecho de quedarse en el ruedo y de pegar pases de notable ejecución ya valían la oreja que finalmente paseó.
José Garrido salió a por todas. En su primero llevó a cabo una faena de muchísima disposición, iniciando su labor de rodillas, corriendo la mano como si estuviera de pie, y, ya de pie, logró también mantener la intensidad con un toreo de mando y mucho poso, de muy buen argumento artístico. Mató de forma certera y logró un merecido trofeo.
Otra oreja más logró Garrido del sexto, después de otra buena faena en la que se mostró muy firme con un toro de notable condición.
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