Toros

Mucha cantidad y calidad con cuentagotas

GANADERÍA: Dos toros de La Palmosilla (1º y 4º), bien presentados y de buen juego. Y cuatro novillos-toros de Hermanos Tornay (2º, 3º, 5º y 6º), bien presentados y desiguales en su juego. TOREROS: Morenito de Aranda (azul añil y oro). Estocada y descabello (dos orejas) y pinchazo y estocada (dos orejas); Alejandro Rodríguez (azul y oro). Pinchazo y estocada (dos orejas) y bajonazo (oreja). Gallo-Chico (negro y plata). Pinchazo, estocada contraria y dos descabellos (oreja) y estocada (oreja). Incidencias: Plaza de toros portátil en Torrecampo. Festejo mixto con motivo de la feria en honor de Nuestra Señora de las Veredas. Un cuarto de plaza.

En esto del toro los resultados suelen ser engañosos. La mayoría de las veces los resultados de las fichas que encabezan las crónicas, pueden mostrar unos resultados que no se corresponden con lo que ha ocurrido sobre la arena. Aquí, al contrario que en el futbol, no son los números lo que cuentan. Los números son fríos y la fiesta de los toros puede ser cualquier cosa menos gélida. La fiesta necesita calidez, improvisación y sobre todo chispa. En los toros no cabe ni la numerología ni tampoco las matemáticas. Si esto tuviese peso, la fiesta dejaría de ser el arte que es. Ayer, en Torrecampo, los resultados no fueron fiel reflejo de lo que allí ocurrió. Calidad, poca.

Abrió plaza el matador de toros Morenito de Aranda. El burgalés se topó con dos toros de La Palmosilla que a la postre fueron de lo mejor. Cn remate y de buen juego, a los que quizá faltó para más fuerza. A su primero lo recibió con unos airosos lances a la verónica. Brindó el trasteo de muleta al respetable y cuajó un trasteo pulcro y de buen sentido estético destacando dos tandas con la mano diestra que gustaron al público. Trató de torear al natural entresacando algún muletazo con buen estilo. Retomó la mano derecha para culminar una labor en la que destacó sobre todo la plasticidad. Su segundo fue un toro cinqueño y grande que tenía un temple extraordinario. Pasó desapercibido en el capote, aunque acabó gustándose sin ser faena redonda Morenito de Aranda hilvanó una faena de menos a más .

Alejandro Enríquez es un novillero que trata de hacer las cosas bien, pero que peca, al menos en la tarde de ayer, de una excesiva frialdad. Tardó en acoplarse con sus dos novillos, a los que planteó faena similares en forma. Muletazos iniciales por bajo, para posteriormente torear con éxito desigual. Lo mismo los pases resultaban embarullados y tropezados, que surgían limpios y largos.

Cerraba el cartel el novillero cordobés Gallo-Chico. Apunta personalidad y eso es muy bueno e importante, pero ayer tarde no tuvo fortuna con su lote. En su primero paso un calvario. El animal, después de una fuerte voltereta, creó más de un problema a su matador. Gazapeaba no permitiendo la colocación correcta del espada y se revolvía al final de cada pase buscando presa. Hasta tres veces resultó volteado el torero, la última de forma dramática, y todo quedo en valor, ganas y poco más. En su segundo, volvió a mostrar sus credenciales que no son otras que la quietud, el tratar de hacer las cosas de forma correcta y mostrar mucho valor.

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