Garzón abre una nueva era en la gestión de la plaza de la Maestranza
EL REPASO
La salida de la empresa Pagés después de 93 años de gerencia en el coso del Baratillo y la llegada de la firma Lances de Futuro es, junto con la retirada de Morante, la gran noticia taurina de 2025
El doloroso pleito interpuesto por los antiguos arrendatarios marcó el comienzo del fin
José María Garzón: "Guardar un secreto es fácil cuando se trata entre caballeros"
Fin de la era Pagés: José María Garzón, nuevo empresario de la plaza de la Maestranza
El mundo del toro sigue sacudido por la que, junto a la retirada de Morante, es la noticia más trascendental de un 2025 que ya pide la cuenta. Contra todo pronóstico, pasando por encima de los rumores más extendidos, hasta de ciertas filtraciones que ahora se antojan meros deseos inclumplidos: la plaza de toros de la Real Maestranza estrena empresario en un marco contractual reformado y abriendo una nueva etapa en la historia, casi tricentenaria, del coso sevillano.
José María Garzón tendrá pronto las llaves para explotar la faceta taurina de un recinto que, a las puertas del segundo cuarto del siglo XXI, ofrece un rendimiento que rebasa su primera y primordial función de plaza de toros. Es una de las cuestiones principales que han coleado en la gestación de este proceso sigiloso -dicen que si no quieres que no se sepa algo no puedes ni pensarlo- que ha sorprendido a propios y extraños por esa exquisita discreción que, en paralelo, había alimentado los rumores que perpetuaban a Ramón Valencia al frente del coso sevillano algunos años más.
Nadie sabía nada, más allá del interesado -su más íntimo círculo profesional y familiar permaneció ajeno a la decisión hasta que se hizo pública- y del estricto ámbito de la junta de gobierno que preside Marcelo Maestre que había heredado la patata caliente de esta sucesión. Pero el proceso ya se había iniciado en la tenencia anterior, la de Santiago León Domecq, sentando las bases de un nuevo contrato, redactado al milímetro, que cambia el rumbo de la gestión.
Sólo sabemos que será por cinco años. Lances de Futuro, con el resultado de su trabajo, tiene la oportunidad de ir prorrogando. Pero había otra certeza, extraída de las mínimas confidencias o filtraciones de las órbitas del cuerpo nobiliario: los usos turísticos, museísticos y la condición de escenario de grandes eventos se los reserva la Maestranza. Ahí estaba el epicentro del tsunami...
Un pleito didáctico...
Los caballeros maestrantes habían tomado buena nota de las enseñanzas del doloroso doble pleito que terminó de cambiarlo todo. Había que poner negro sobre blanco hasta el último resquicio de uso de la plaza dejando la palabra, la costumbre o las buenas voluntades para un tiempo que ya se ha ido. Finaliza una relación que no siempre fue fácil, salpicada por otros pleitos olvidados. Pero la simbiosis, el matrimonio de conveniencia iba sorteando las dificultades. Todo iba a cambiar en 2020 -como tantos usos domésticos- cuando Ramón Valencia, que entonces contaba con Pedro Rodríguez Tamayo en la cúpula de la empresa, decidió demandar a sus caseros reclamando 6 millones de euros en concepto de IVA además de arte y parte en eseaprovechamiento turístico y museístico del histórico coso que se habían venido reservando los maestrantes en base a una tolerancia verbal que los Pagés entendían cesada.
En ese punto, hace cinco años, podemos fechar el comienzo de la agonía. La demanda cayó como una losa fría en las nobles estancias del paseo de Colón. El malestar era tan contenido como evidente. Las cantidades demandadas por los Pagés -los seis quilos más la inmensa morterada de las visitas turísticas- amenazaba el amplio programa de obras asistenciales y sociales además de su ambiciosa política de mecenazgo cultural. Ante el revuelo mediático ambas partes llegaron a emitir un comunicado conjunto en el que aseguraban, textualmente, que la relación era “excelente” y estaba presidida “por la buena fe, el respeto mutuo y la lealtad recíproca”. Todo quedaba en manos de los jueces...
Pero ese aparente clima de cordialidad iba a quedar desembozado a raíz de las inesperadas declaraciones del entonces diputado de plaza en la junta de gobierno de la Maestranza, Luis Manuel Halcón Guardiola, que salió a la palestra –debidamente autorizado- para dejarse entrevistar sin tapujos por Víctor García Rayo ante las cámaras de 7 TV primero y, definitivamente, en otra entrevista publicada por Antonio Lorca en El País. El malestar era más que evidente...
“Nuestro deber es defendernos en los tribunales” zanjabaHalcón recalcando el fin social de los ingresos de la Maestranza... El diciembre de 2021 llegaba el primer fallo. Los Pagés perdían en el asunto del IVA y obtenían la razón en el tema turístico. Ambas partes recurrieron pero la sentencia del pasado mes de marzo, en segunda instancia, otorgaba la victoria de ambas demandas a la corporación nobiliaria. Las reglas del juego habían cambiado. ¿Estaba la decisión ya tomada? No podemos saberlo pero sí tenemos una certeza: el tiempo de Ramón Valencia empezaba a agotarse.
Rencillas antiguas
La elección de José María Garzón subraya también un distanciamiento personal que Ramón Valencia nunca había disimulado. La relación distaba de ser idílica ente ambos empresarios. El gerente de Lances de Futuro era considerado una amenaza. Las peripecias que rodearon la organización de la corrida del Puerto de Santa María en el verano de 2020 -el epicentro de todos los cataclismos- supusieron una ruptura de hostilidades. Se acusaba a Garzón de haber rebasado las restricciones de aforo impuestas por la Junta de Andalucía -no fue así- mientras antis y demagogos aprovechaban que el Guadalete pasaba por allí cerca.
La sorpresa iba a llegar cuando la principal asociación de empresas taurinas de España, ANOET, se unió al coro anti pidiendo en bandeja de plata la cabeza de Garzón. ¿Era el hombre a batir? Los acontecimientos se desataron. La Junta se apresuró a fulminar sus propias normas, las mismas que había anunciado a bombo y platillo para favorecer al sector en la pandemia, imponiendo un metro y medio de separación entre los espectadores de los festejos taurinos. Las suspensiones cayeron como fichas de dominó. El tiro había sido en el propio pie...
Pero esa distancia se iba a hacer aún más evidente en el asalto a la plaza de Santander, feudo personal de José María Garzón. Valencia se alió con Matilla en el último concurso del coso montañés que, como estaba previsto, ganó Garzón. La cosa se enfangó en unas supuestas irregularidades en la firma del precontrato de Diego Ventura que, contradiciendo a su propio apoderado, negó cualquier problema. La denuncia de Valencia y los Matilla no iba a tener recorrido. Era otra batalla perdida en espera del definitivo asalto...
Retos inmediatos
Pagés ya forma parte de la historia del toreo. No sabemos si su tiempo se ha acabado pero la razón de ser de la firma creada en 1932 era la gestión del coso sevillano que han detentado a través de tres generaciones. La cuarta, encarnada por Ramón Valencia Canorea, no podrá sentarse en ese despacho de la calle Adriano en el que se han firmado contratos desde la Edad de Plata del toreo hasta el reinado de Morante. Es un riquísimo siglo de toros y toreros que, con sus luces y sus sombras, ha marcado la historia de una de las plazas más trascendentales del mundo taurino...
Pero comienza un tiempo nuevo que tendrá la impronta, el talante y la personalidad del nuevo empresario que tiene en la mano hacer una ruptura total o una transición suave. El listón empresarial se ha dejado alto aunque hay flancos que convendría revisar. La revalorización de la figura del abonado, mantener la excelencia ganadera y adecuar el calendario taurino a las demandas y necesidades del tiempo que vivimos -San Miguel clama una ampliación- son los retos principales de José María Garzón Mergelina, flamante empresario de la plaza de toros de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla.
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