Del nuevo eclipse de Morante a la pujanza de las taquillas

EL REPASO

La temporada, la más taquillera de los últimos años, encara su último mes sin perder de vista el estado del genio de La Puebla que promete estar listo para Salamanca

¿Adiós a los puros en los toros?

Morante y Roca Rey: choque de trenes en Valladolid

Morante con su inseparable puro, el mismo que le recomendó fumarse Roca "despacito"...
Morante con su inseparable puro, el mismo que le recomendó fumarse Roca "despacito"... / EFE

Con la fiesta de los Dolores Gloriosos de la Virgen arranca también -día arriba o día abajo- el último mes de una temporada que tiene gran parte del pescado vendido. Septiembre es, mudadas tantas costumbres, el mes más taurino del año pero las ferias de la segunda quincena andan con las carnes abiertas pendientes de la evolución de la herida y el estado físico de Morante que ahora ha puesto el objetivo en recuperar el tono en Salamanca, una feria que debe servir para despedir el verano taurino y recibir al genio de La Puebla. Morante ya había escrito hace tres meses justos una de las páginas más gloriosas de su apoteósica campaña al cortar el rabo de un ejemplar de Garcigrande en el coso de La Glorieta.

A modo de brevísimo recordatorio: a la inoportuna cogida de Pontevedra del 9 de agosto le siguió un proceso de recuperación, cada vez más ampliado, que le iba a tener 24 días en el dique seco. La plaza escogida para reaparición, después de amagar en Almería, fue la de Melilla, el pasado 3 de septiembre. Pero la vuelta ha sido fugaz: Morante ha pasado con nota por la goyesca de Aranjuez, Villanueva del Arzobispo, Don Benito y Navalcarnero pero ha vuelto a echar el freno antes de llegar a Valladolid donde tenía que haber toreado el pasado viernes. El proceso de cicatrización de la herida sigue dando la lata…

Morante y Roca Rey haciendo el paseíllo en la plaza de toros de Jerez.
Morante y Roca Rey haciendo el paseíllo en la plaza de toros de Jerez. / Arjona/Aplausos

Un duelo aplazado

En el coso pucelano le esperaba el primero de los cuatro únicos duelos programados con Roca Rey en este confín de la temporada. El siguiente, sin anestesia, tenía que haber sido el sábado en Albacete. No ha podido ser… pero en la agenda aún figuran el de Sevilla, para darle la alternativa a Zulueta el 28 de septiembre y el de Úbeda, a temporada vencida, el día 4 de octubre.

No hace falta resaltar que esos vis a vis refuerzan su tensión con las declaraciones del maestro cigarrero que sigue dándole vueltas al famoso purito que el peruano -que le salió respondón- le recomendó fumarse “despacito” tras el dudoso quite de El Puerto. No dejaba de ser la definitiva ruptura de hostilidades en medio del malestar creado por el frustrado ofrecimiento de Morante para ocupar -donando sus honorarios a una institución benéfica- el hueco libre dejado por Cayetano en Santander.

Sea como sea, estas idas y venidas reeditan el panorama que se vivió en las dos últimas temporadas por razones bien distintas: eclipses seguidos de reapariciones sin tener la completa seguridad de contemplarlo en la puerta de cuadrillas hasta la víspera de cada festejo. Todo el toreo quiere pensar que el retorno del diestro cigarrero sólo depende de esos problemas físicos que retrasan la curación completa de la cornada de Pontevedra. Hay fantasmas que nadie quiere ver paseando de nuevo. En cualquier caso, primero está el hombre; por más que queramos seguir gozando la plenitud ver al torero que ya ha marcado en la historia esta temporada esplendorosa.

2025: un año de llenazos

Mientras tanto, Morante ha seguido llenando las plazas al reclamo de su nombre a pesar de no poder cumplir algunos compromisos. Las devoluciones han sido mínimas en la mayoría de los casos y las carambolas de las empresas, más que jugosas. En estos días hay que cubrir las ausencias que ha dejado el cigarrero. Es una vieja máxima del toreo: hay que corridas que las firman unos y las torean otros. La banca gana.

Pero hay que incidir sobre el asunto. 2025 está siendo un año de llenazos, de ganas de toros, de juventud en los tendidos, de afición desenfadada por encima de las componendas de esa indisimulada presión sociopolítica que envenena la convivencia de los españoles más allá del universo taurino. No podemos dejar de invocar a Ortega: las plazas de toros siguen siendo el mejor espejo de España y a lo mejor están reflejando una realidad que nada tiene que ver con el guerracivilismo virtual de nuestra lamentable clase política, tan dada a inventar un problema para cada solución. La gente -mucha gente- sólo quiere pasarlo bien, ir a los toros, tomarse una copa a gusto. Y que la dejen en paz…

El asunto nos permite traer a colación la airada entrevista de Mariló Montero en el programa La Revuelta, corral ajeno para la periodista navarra que apretó el acelerador sin contemplaciones. Mariló no dudó en sacar el espinoso tema de los toros -sin llegar a sentarse en el sofá- en ese tenso encuentro con David Broncano que evidenció la tendencia ideológica de según qué medios. Para cierta izquierda los toros se colocan en ese mundo de buenos y malos, en la colección de fobias de una dictadura ideológica en la que no hay lugar para el pensamiento ajeno. O blanco o negro. Pues no es eso…

stats