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Consejos para evitar averías en el coche durante las vacaciones de verano

Coches dirigiendose a las salida A-49 destino Huelva

Coches dirigiendose a las salida A-49 destino Huelva / Juan Carlos Vázquez

Con la llegada del verano y de las vacaciones, muchos utilizan el coche  como transporte y, por eso, es más que necesario revisarlo antes de efectuar tales viajes. Las ruedas, la batería y el motor son las averías más frecuentes que se dan estos desplazamientos debido, en muchos casos, al calor, por lo que la atención a estas piezas debe ser prioritaria.

Según RACE (Real Automóvil Club de España), los problemas de batería, neumáticos y motor estuvieron entre las principales causas de asistencia durante 2018 y son precisamente estos componentes de los vehículos los que más sufren durante esta época de altas temperaturas. La pintura, las molduras, las pastillas de freno y los componentes electrónicos se ven también afectados.

Tras poner a punto el coche antes de salir de vacaciones existe un factor de riesgo del que hay que proteger a nuestro vehículo, el sol. Durante las estancias en zonas vacaciones costeras, los coches suelen pasar el día y la noche a la intemperie, afrontando largas horas bajo las altas temperaturas y el ambiente húmedo de las costas. Además, durante el trayecto de los grandes viajes, un atasco en medio de la carretera, provoca el sobrecalentamiento del coche pudiendo afectar al vehículo y a la conducción. 

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Mal mantenimiento y antigüedad

Las averías causadas por el sol más frecuentes en verano son el sobrecalentamiento de la estructura y los materiales internos del coche, la pérdida de agua y aceite, el sistema de frenado y, sobre todo, los fallos de batería, de motor y de aire acondicionado, que acaba forzado de tanto uso.

La rueda es uno de los elementos que más sufren en los desplazamientos en coche durante las vacaciones. La rueda es uno de los elementos que más sufren en los desplazamientos en coche durante las vacaciones.

La rueda es uno de los elementos que más sufren en los desplazamientos en coche durante las vacaciones. / José Ángel García

La pintura suele ser la más afectada por la radiación solar directa. Los colores que se ven afectados en mayor medida por la pérdida de brillo y tono son el rojo, amarillo, negro y blanco. Previendo la dificultad de aparcar en sitios en sombra cerca de la playa, lo más aconsejable es aplicarles ceras protectoras. Estas ceras son recomendables también en invierno, ya que además de la radiación, les protege de la contaminación y de las marcas más habituales. 

Otro elemento que suele sufrir mucho durante esta época veraniega es la rueda. Los neumáticos sufren en gran medida bajo la exposición directa del sol, pues no sólo se calienta la goma, sino el asfalto. Esta unión puede incrementar hasta diez grados la temperatura de la rueda. La pérdida de presión que sufren, además incrementa las posibilidades de sufrir pinchazos, algo muy importante a tener en cuenta cuando vamos por carretera. El mal asfaltado de las carreteras con trazada irregular aumentaría el riesgo. Por ello, aprovechar para realizar el cambio de neumáticos antes de las vacaciones puede ser una buena opción.

También se ven afectados las molduras, faros y pilotos. Las molduras y las gomas de las juntas de puertas y maleteros también pierden sus propiedades, se resecan, adquieren un tono blanquecino y pueden llegar a agrietarse. Sobre todo, las escobillas del parabrisas. Los faros y pilotos de plástico también se resienten pierden su brillo y se vuelven más opacos. Colores como el rojo podrían variar la gama cromática hacia el amarillo o el blanco. También el desgaste de las juntas de caucho al sol pueden llegar a abrirlas permitiendo que entrase el agua en el habitáculo.

Revisión antes de salir de vacaciones

Realizar una revisión antes de salir a la carretera es lo más idóneo. Realizar una revisión antes de salir a la carretera es lo más idóneo.

Realizar una revisión antes de salir a la carretera es lo más idóneo. / José Ángel García

Las zonas interiores más afectadas por las altas temperaturas de los coches son los cristales y el salpicadero. Junto a la bandeja trasera, asumen toda la radiación solar potenciada por la radiación directa de los cristales. La forma de protegerlos es el utilizar el accesorio más clásico del verano: el parasol. Además, es importante revisar el estado de los cristales antes de exponerlos a largas jornadas bajo el sol, pues si las lunas o las ventanillas tuvieran algún tipo de micro-daño, los cambios de temperatura podrían abrirlos, y ese tipo de reparación de cristales es el más difícil.

El verano también afecta a las pastillas de freno y componente electrónicos. El sobrecalentamiento en las pastillas de freno produce la pérdida de la eficacia en la frenada. Este hecho se denomina fading. Para evitarlo lo mejor es invertir en pastillas de freno de calidad. Por otro lado, los elementos electrónicos de los vehículos pueden empezar a fallar cuando se superan los 50 grados, temperatura a la que es fácil llegar cuando el vehículo se pasa varias horas bajo el sol.

El motor y la batería se ve afectado, ya que las altas temperaturas hacen disminuir el oxígeno del aire, lo que hace que se produzca menos combustión en los cilindros y afecta al rendimiento del motor. El fallo de la batería por calor extremo es uno de las averías habituales en carretera que hace que en ocasiones no vuelva a arrancar el coche después de hacer alguna parada en gasolinera o zona de descanso.

Para minimizar daños y averías es muy importante hacer una revisión previa a salir de vacaciones. La revisión del aceite, por ejemplo, y otros líquidos como el líquido refrigerante es clave. Cuando se está en carretera es necesario estar pendientes del estado del aire acondicionado y la climatización, para evitar sobrecargas, así como el resto de medidores de temperatura, como la del motor. 

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