Salir a comer: Cocina japonesa con espíritu francés

¿Por qué elegir sólo un tipo de gastronomía si uno puede tomar lo mejor de cada una? Bajo esta premisa, el pasado 14 de febrero abrió sus puertas en el número 2 de la calle Antonia Díaz Sushi Club Sevilla, un establecimiento especializado en sushi japonés y ostras y champán francés que se degustan en un ambiente al más puro estilo sevillano. Tras la buena acogida del formato, su propietario, Francisco Javier Babío, ha iniciado la puesta en marcha de una red de franquicias con el objetivo de expandir el negocio. Además, y de forma paralela, en julio inauguró Sushi Club Terraza en el Hotel Palace Sevilla, en la Plaza de la Encarnación.

Cuenta el empresario sevillano que la idea de crear un negocio así surgió cuando vivía en Londres. "Conocía un local en la ciudad que me encantaba y que funcionaba muy bien así que cuando volví a España decidí traerme el formato a Sevilla". Enamorado confeso de la comida japonesa, especialmente del sushi, Francisco Javier aprendió de un compañero japonés la técnica para elaborarlo y a partir de ahí fue diseñando una carta propia llena de toques innovadores. "Yo voy probando en casa, intentando crear nuevas recetas que luego se sirven en el local", cuenta. Actualmente, la carta incluye variantes muy sugerentes a base de vegetales o cacao o aromatizadas con trufa. En el establecimiento de Antonia Díaz, que también sirve comida para llevar, el sushi se elabora además ante el cliente, que puede elegir sobre la marcha las piezas que quiere probar. "Trabajamos con una carta flexible para que cada cliente pueda probar todas las posibilidades". La carta de bebidas es otro punto fuerte de Sushi Club. El champán (Mumm, Moet o Viuda de Clicquot son algunas referencias) se sirve en copa, botella y media botella. "Hemos reducido los precios para que todo el mundo pueda maridar el sushi con un buen champán, al fin y al cabo, ese es el objetivo", cuenta Francisco Javier Babío. Los vinos blancos (Diamante, Lagar de Aso, Protos, Pazo de San Mauro o Envidia Cochina, entre otros), tintos (Marqués de Murrieta, Veronia...), los cavas y los espumosos completan la carta de caldos. Las ostras Guillardeau, por último, ponen el toque más chic al negocio, que se ha hecho también con muchos seguidores gracias a sus diferentes recetas de tartar.