El castillo a una hora de Sevilla que se levantó en la Edad Media y al que se accede por una divertida vía ferrata
El Castillo del Hierro, ubicado en el municipio de Pruna, se construye en el siglo XIII como enclave de defensa en la frontera castellano-nazarí
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A algo más de una hora en coche desde Sevilla capital, en la comarca de la Sierra Sur, se encuentra el Castillo del Hierro, ubicado en el municipio de Pruna, una fortaleza de la Edad Media al que se puede llegar de la forma más divertida que se pueda imaginar: a través de una vía ferrata.
Declarado Bien de Interés Cultural, es el único monumento de origen nazarí de la provincia de Sevilla. Más allá de quienes quieran vivir la aventura de llegar a él escalando, también es posible el acceso a través de un sendero habilitado que parte de la Fuente del Pilarillo, de la que se cree que brota agua de un manantial situado en las entradas del macizo rocoso.
Historia del Castillo del Hierro
El Castillo de Hierro, en Pruna, se construyó en el siglo XIII como enclave de defensa en la frontera castellano-nazarí. En su pared vertical se encuentra la primera vía ferrata del territorio hispalense que está en terreno público (hay otra en Estepa) y que regala al escalador una panorámica privilegiada del municipio y del pico más alto de Sevilla, el Terril.
A inicios del siglo XIII, tras la Batalla de Navas de Tolosa de 1212, el poder almohade en la península cae y con él tiene lugar el surgimiento de caudillos locales por diferentes zonas de la antigua Al Ándalus. Este contexto impulsó la conquista cristiana dentro del territorio andaluz creándose una nueva frontera entre el Reino de Castilla y el reciente Reino Nazarí de Granada, en 1246.
Tras este hecho hay una creciente proliferación de arquitectura militar desde la segunda mitad del siglo XIII hasta el XV que da lugar al nacimiento del Castillo del Hierro bajo el gobierno de la nueva dinastía musulmana con el fin de defenderse de los conquistadores cristianos. La fortaleza de Pruna, según la terminología castral andalusí, entraría dentro de la categoría de ṣajra, peña fortificada cuya naturaleza dificulta la conquista. Su función fue albergar los cuerpos del ejército de la frontera del sultán de Granada, casi todo africanos, para la custodia y amparo de la frontera ante el enemigo cristiano.
Después de algunas idas y venidas en las que los cristianos se hacen con el control de Pruna y posteriormente lo pierden, quedando nuevamente en manos musulmanas, en el año 1330 y hasta 1407 el municipio se convierte en una fortaleza muy importante para el sultán siendo la punta de lanza de su frontera y punto clave para el control de tropas enemigas. Después de 1407 este volvería a formar parte del bando cristiano, con la conquista definitiva del Castillo del Hierro. Tras este hecho la fortaleza albergó una guarnición militar como punto de apoyo a la frontera.
A lo largo de la segunda mitad del siglo XV el municipio de Pruna comienza a repoblarse y reconstruirse tras los sucesivos conflictos bélicos que tuvieron lugar en la zona. Después de valerse de su fortaleza como defensa militar, a finales de ese mismo siglo el Castillo del Hierro perdería sus funciones y comenzaría a utilizarse como zona de viviendas hasta el traspaso del pueblo a la zona en la que está actualmente en algún momento del siglo XVI.
Una vía ferrata muy especial
Ubicada en la pared vertical sobre la que se asienta el Castillo del Hierro, se encuentra la vía ferrata de Pruna, única de este tipo en la provincia que está en terreno público, ya que existe otra en Estepa en un área recreativa privada. De dificultad K1 según indica en la página web del Ayuntamiento de Pruna, es decir, el menor grado de dificultad para vías ferratas, esta se erige gracias a lo escarpado del macizo rocoso y a la altura que tiene, la cual regala una sensación exclusiva y una vista maravillosa de 360° en la que se puede apreciar incluso el vuelo de buitres leonados.
Esta llega hasta la parte más alta de la roca, en la zona en la que se encuentra ubicado el Castillo del Hierro. Para realizar la vía ferrata es imprescindible tener conocimiento exhaustivo del terreno así como de los materiales que se van a utilizar, siendo completamente indispensable el uso de disipador, casco, guantes y ropa y calzado adecuados para la actividad. Además, es aconsejable acceder con agua, algo de comida de poco peso, ropa de abrigo y un pequeño botiquín.
Para hacer una vía ferrata de estas características es conveniente estar en buena forma física, sin requerimiento de que esta sea excepcional. Es aconsejable no adentrarse en ella si se tiene especial miedo a las alturas, ya que puede condicionar que se acabe el trayecto correctamente. En caso de no disponer de conocimiento para realizarlas es imprescindible acceder con personal autorizado que pueda guiar la travesía. Puesto que por el camino puede haber animales salvajes como cabras montesas, no es recomendable darles de comer, puesto que esto las pone en peligro al acercarse a las personas.
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