"La compañía que te da un gato no tiene precio": así es el día a día en el Refugio La Higuera
En el Día Mundial de los Animales, Diario de Sevilla visita este espacio solidario en el que voluntarios y donantes hacen posible la vida digna de cientos de felinos abandonados
"Sonríe, aunque no tengas motivos": el gesto universal que calma la mente y fortalece los vínculos
Entre Dos Hermanas y Bellavista, justo al lado de las vías del tren, se encuentra el Refugio La Higuera. A primera vista, parece una finca modesta, pero basta dar unos pasos para escuchar el coro de maullidos que anuncia a sus verdaderos protagonistas: alrededor de 200 gatos rescatados que han encontrado allí un lugar seguro. Coincidiendo con el Día Mundial de los Animales, que se celebra este 4 de octubre, el Diario de Sevilla ha querido conocer de cerca la labor de quienes sostienen este proyecto solidario.
La Higuera: trece años ayudando a felinos abandonados
Ana, responsable del refugio, recuerda que todo empezó hace trece años gracias a un grupo de voluntarias que comenzaron a rescatar gatos de la calle. Con esfuerzo y constancia, poco a poco, fueron levantando las instalaciones que hoy se conocen como La Higuera. "Al principio éramos pocas, íbamos recogiendo gatos y buscándoles casas, pero cada vez nos encontrábamos con más casos. Esto fue creciendo, y aquí estamos", explica.
La ubicación no es casual. Ana lo explica con sencillez: "Primero porque está separado de las viviendas, es un sitio sobre todo por el tema del alquiler, que es prácticamente económico, nos ayuda mucho en ese tema. Y después la tranquilidad, que no hay mucho tráfico ni personas, apartado de lo que es del mundo de la ciudad". Esa mezcla de aislamiento y accesibilidad ha convertido el terreno en un lugar idóneo para que los felinos puedan vivir en condiciones dignas.
El espacio se organiza en distintas gateras. En una de ellas se encuentran los gatos positivos en leucemia felina, que viven separados del resto tras superar las pruebas de detección. Además de esa zona, existen gateras para "los más traviesillos", la de "salvajes" —como ella misma matiza, "de cariño", ya que son gatos ferales—, la de adolescentes o la de gatos sanos. "La idea es no saturar las gateras y darles un entorno lo más adaptado posible", señala.
¿Cuáles son las tareas del refugio y quién las hace?
El trabajo diario en el refugio es constante y minucioso. Ana explica que la limpieza es la tarea principal: los areneros se desinfectan con lejía, la arena se cambia prácticamente a diario, se lavan las mantas y los cacharros de comida y agua, además de mantener en condiciones los patios y las gateras. A esta labor se suman dos voluntarios de las Tres Mil Viviendas, a quienes Ana agradece especialmente su compromiso, ya que llevan muchos años colaborando y ayudan a rescatar gatos de esa zona.
Aún así, reconoce que la ayuda es insuficiente y subraya que hacen falta más voluntarios. El único requisito, señala, es que dispongan de coche, porque el refugio está apartado y no se puede acceder de otra forma.
El mantenimiento económico de La Higuera es otro de los grandes retos. Afortunadamente, cuentan con el apoyo de una familia de Los Remedios que cada semana dona 60 kilos de arena, además de comida y dinero. "Son un apoyo fundamental", reconoce Ana. Asimismo, a través de la página de Facebook del Refugio de Gatos Callejeros La Higuera, cualquier persona puede colaborar. Ana detalla que en el perfil están disponibles los enlaces, la información y los datos necesarios para realizar donaciones directas a la cuenta de la asociación. También destaca la importancia del grupo Teaming, donde con solo un euro al mes se contribuye a salvar vidas.
Las adopciones
A la falta de manos se une la dificultad para dar en adopción a los animales, especialmente a los adultos. "Las adopciones [son] casi prácticamente nulas, sobre todo cuando son gatos adultos", lamenta. Entre ellos está Gatunji, al que Ana describe como "un niño gordo, grande y un amor". Llegó junto a su hermana Camila, que está "tuertita" y otra gata adoptiva, Daisy, después de haber sido abandonados por su madre.
Para adoptar en La Higuera hay que seguir un proceso riguroso. Primero, se rellena un cuestionario en la página del refugio. Después, se realiza una visita a la vivienda del futuro adoptante para comprobar que las condiciones son adecuadas. Uno de los requisitos fundamentales es que las ventanas y terrazas estén correctamente protegidas, un aspecto que muchas veces sorprende a los interesados. Finalmente, se firma un contrato de adopción y se abona una pequeña tasa que ayuda a cubrir parte de los costes veterinarios. "El gato ya sale esterilizado, vacunado, desparasitado y testado. Es un animal preparado y sano", explica Ana.
Los animales y la compañía que nos dan
Más allá de la logística, Ana no olvida lo esencial: la relación entre las personas y los animales. "La compañía que te da eso, escucharte sin condiciones, sin nada, el amor que te espera cuando tú entras a tu casa y ves que alguien te está esperando y te recibe, vengas disgustado o no vengas disgustado y te reciben con amor y cariño, eso no tiene precio", asegura.
Por eso lanza un mensaje directo a quienes dudan en adoptar: "No deberían dudar porque además es que son tan graciosos, es verdad que son más independientes que los perros, pero es que hay que conocerlos".
En La Higuera, entre Dos Hermanas y Bellavista, conviven 200 razones para hacerlo.
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