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La lucha de un niño para que no olvidemos Ucrania

Yaroslav cuenta a los niños cómo ha sido su vida desde que Rusia entró en Ucrania

Yaroslav cuenta a los niños cómo ha sido su vida desde que Rusia entró en Ucrania / José Ángel García

Yaroslav tiene 14 años y es del Cádiz. Le gusta jugar a la Play y hacer deporte, en concreto jiut jisu. Hasta aquí no hay mucha diferencia con cualquier otro niño de su edad. Recién cumplidos los 14 años los tanques rusos llegaron cerca de su casa y tuvo que dejar Ucrania hacia otro país del que no había oído hablar. Le acompañaban su madre, hermana y su abuela. Gracias a la hermandad de Santa Marta de Sevilla esta familia ucraniana llegó a un pequeño pueblo desde donde, cada vez que puede, Yuri se acerca a un colegio para contar cómo cambia la vida en un segundo. 

"Un día estaba con mis amigos, los videojuegos, las clases, y al siguiente estaba intentando escapar de mi casa y de la guerra", explica sin perder la sonrisa y con los ojos muy abiertos, como queriendo dar emoción a lo que cuenta en un castellano al que se le nota el soniquete de su pueblo español. "Lo primero que me llamó la atención fue cómo la gente bebía y comía fuera de casa, en los bares", dice. Aquí ha descubierto las papas bravas que han pasado a ser uno de sus platos favoritos, junto con las lasañas, enchiladas y los churros con chocolate, otro de sus "descubrimientos españoles". 

Contacto con sus compañeros 

Yarik, como le conocen sus amigos, va a clases en el instituto y está empeñado en que nadie olvide lo que pasa en Ucrania, donde están su madre y su padre y sus amigos, con los que se conecta una hora al día on line, un modo de no perder el contacto que le facilita el instituto. Hablar con él es una bofetada de realidad sobre lo imprevisible que es la vida. Allí las clases son a través de la web excepto en los colegios que tienen bunkers o refugios antiaéreos. Los alumnos tienen que llevar siempre en la mochila una botella de agua, galletas y una pulsea con su identificativa.

Una de las charlas en colegios Una de las charlas en colegios

Una de las charlas en colegios

Los niños de los últimos cursos de ESO del Claret y del Joaquina Vedruna han sido testigos de su experiencia. Él mismo se las ha contado. Una lección que esta vez no está en el libro ni en una película. Les ha pasado a un niño como ellos que tenía una vida como las suyas y que una noche cambió sin previo aviso. "Doy charlas en los colegios porque quiero explicar lo que pasa en mi país. Yo tenía una vida normal, incluso gané un campeonato de jiu jitsu y todo cambió enseguida", explica Yari. 

En estas charlas los niños suelen preguntarle por lo que le gusta de Sevilla, si es del Betis o del Sevilla, "pero yo soy del Cádiz", dice riéndose. "Antes me ponía nervioso, pero cada vez me cuesta menos trabajo contar mi historia", afirma.  

Un viaje de 8.000 kilómetros a lo desconocido

"Estaba en casa de mi abuela porque celebrábamos mi cumpleaños. Era el 24 de febrero y mamá nos dijo que empezaba la guerra en Ucrania. Todo lo que vino después fue muy rápido". Desde Krivoi Rog, muy cerca del Dombás fueron en tren hasta Leópolis, a 70 kilómetros de Polonia. Son los primeros días de la guerra y la gente se agolpaba en la frontera, por lo que decidieron ir en coche a otra ciudad, desde donde se pusieron en contacto con la hermandad de Santa Marta y emprendieron el viaje de 8.000 kilómetros a España a través de la frontera con Hungría.

El 18 de marzo llegaron a la casa de los Cursillos de Cristiandad en San Juan de Aznalfarache, donde estuvieron durante dos meses. Ahora vive con sus abuelos, hermana, una tía y un primo de dos años. Su madre volvió con el padre a Ucrania. Tiene muchas ganas de ayudar, tantas que ha participado en la Gran Recogida del Banco de Alimentos. Habla con ellos todos los días, y con los amigos del colegio cada 3 o 4 días. "Somos 24 en clase y dos están en otros países, uno en Polonia y otro en Alemania. 

A Yari le gusta mucho la playa. Conoce El Puerto de Santa María, Málaga, Portugal y El Portil. Desde que está en Sevilla ha cambiado el el jiu jitsu por voleibol y el baloncesto. Incluso está en el equipo de voleibol del municipio sevillano en el que vive, donde también va a una academia de inglés. 

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