Etapa 21 del Camino Olvidado: Congosto-Cabañas Raras | Un largo rodeo
El embalse de Bárcena invalidó el puente que cruzaba el río Sil. Habrá que bordear todo su perímetro para seguir adelante.
Etapa anterior: Noceda del Bierzo-Congosto
Inicio del Camino Olvidado desde Bilbao
El embalse de Bárcena supone un importante obstáculo en estos compases finales del Camino Olvidado. Si no fuera por el amplio rodeo que obliga a dar, podríamos concluir la ruta en esta jornada. Pero no es así. Cuando se construyó la presa, el antiguo puente romano que comunicaba aguas arriba Congosto con Cubillos del Sil quedó sumergido bajo las aguas. La infraestructura nunca se recuperó, de modo que hoy estamos obligados a rodear la cerrada del pantano.
En consecuencia, tendremos que realizar una etapa de 19,8 kilómetros hasta Cabañas Raras y, al día siguiente, concluir el camino en Villafranca del Bierzo tras otros 22 kilómetros. Por supuesto, los más fuertes pueden afrontar ambas de una sola tirada, pero aquí mantendremos esta división.
La etapa entre Congosto y Cabañas Raras es sencilla: un trazado sin complicaciones, íntegramente sobre asfalto. Los dos primeros tercios transcurren bordeando el embalse y el tramo final sigue la carretera que une Cubillos del Sil con el destino.
Al salir del albergue tomamos la calle de las Eras, que rodea una amplia explanada. En la primera esquina doblamos a la izquierda y pasamos frente a la escuela. Al fondo cruzamos la carretera y seguimos por el primer callejón de enfrente. Enfilamos la avenida de Posada del Río y dejamos el pueblo atrás.
A pocos metros la carretera se bifurca: seguimos el ramal de la izquierda e iniciamos el largo tramo junto a la orilla del embalse de Bárcena, una infraestructura puesta en servicio en 1961. Sus aguas, procedentes del río Sil, se destinan al abastecimiento, la generación eléctrica y el riego. Para su construcción se anegaron los pueblos de Bárcena del Río y Posada del Río, cuyos 500 vecinos fueron realojados en localidades cercanas.
El trayecto junto al embalse puede resultar algo monótono: son unos 13 kilómetros bordeando su perímetro. El terreno se mantiene llano, salvo una breve subida hacia una meseta en el kilómetro 3,5, a la altura de un club de golf, y la posterior bajada hacia el muro de la presa. Entre medias, abundan los campos de cultivo y las vistas abiertas sobre el agua.
Merece la pena mirar atrás de vez en cuando, pues al fondo se alza el santuario de la Virgen de la Peña, que visitamos en la jornada anterior.
En el kilómetro 4,5, nos adentramos en un amplio bosque de pinos de repoblación, que nos acompañará hasta las instalaciones de la central hidroeléctrica. Tras pasar por una zona de oficinas y edificios de personal, la carretera se encarama a una pared de roca y se dirige al imponente muro del embalse, que tiene con una caída de 109 metros. Esta central abastece de electricidad a Ponferrada, situada a muy escasa distancia.
Nada más cruzar el túnel que atraviesa la presa, en el kilómetro 9, la carretera se bifurca. Si siguiéramos por la izquierda llegaríamos directamente a Ponferrada, donde confluyen el Camino Francés y el Camino de Invierno. En nuestro caso, tomamos el ramal de la derecha para continuar fieles al Camino Olvidado.
Este lado del embalse resulta ahora más variado, con tramos rocosos, zonas arboladas y áreas de descanso con merenderos. No tardan en aparecer las altas chimeneas de la central térmica de Compostilla II, una planta termoeléctrica abastecida con carbón que cesó su actividad en 2018 y que se encuentra hoy en proceso de desmantelamiento.
A nuestra izquierda se alza el gigantesco complejo industrial, mientras que a la derecha se abre una magnífica panorámica del embalse, con el santuario de la Virgen de la Peña presidiendo el horizonte. A sus pies, el Sil serpentea entre las verdes laderas de la sierra hasta ensancharse en el pantano. Si el nivel del agua está bajo, puede que asomen los restos del puente romano que antaño unía ambas orillas. ¡Qué rápido habríamos completado esta etapa si aún existiera!
En el kilómetro 14, tras una barrera levantada, alcanzamos un cruce de varios caminos. Tomamos la carretera de la izquierda, que nos conduce hasta una amplia glorieta. Salimos por la segunda salida, rumbo a Cubillos del Sil.
La localidad dispone de todos los servicios y constituye un buen punto para descansar antes del último tramo. Su trazado urbano es curioso: el casco antiguo forma un círculo casi perfecto. Lo recorremos a media vuelta, desde la calle El Cubillo, en el sureste, hasta la calle El Bahillo, en el oeste, pasando ante el ayuntamiento y junto a la ermita de San Roque.
La larga avenida nos lleva entre chalets y viviendas modernas hasta las afueras. Tras cruzar la CL-631 por un paso de cebra, llegamos a otra rotonda y giramos a la derecha por una carretera local que conduce a una nueva glorieta, rodeada de ventas y restaurantes. Desde aquí caminamos por el arcén de una amplia carretera, con notable tráfico de camiones, hasta el polígono industrial de Cabañas Raras. El albergue municipal se encuentra al final de las naves: una casa de madera con tejado de pizarra, muy espaciosa aunque sin cocina. Está algo alejado del casco urbano, por lo que habrá que recurrir a los bares del polígono para comer o cenar.
El final del Camino está ya a una sola jornada. Los más fuertes quizá prefieran continuar hasta Villafranca del Bierzo y acabar ya de una vez tras este rodeo. Nosotros, en cambio, lo dejamos aquí. Concluiremos la ruta en la próxima entrega.
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