TIEMPO El último fin de semana de abril llega a Sevilla con lluvia

DERBI Horario y dónde ver el Betis-Sevilla

PARA que luego digan que los españoles maltratamos a los animales de compañía. Hay quien los maltrata y hay quien los quiere más que a las personas, como si fueran ingleses mismamente. Una pareja de Badajoz se encariñó tanto con su perro que ha llegado a pleitear por su custodia.

Cuando el amor termina y la pareja se rompe llega la disputa -miserable muchas veces- por la casa, el coche y otras pertenencias materiales. También la tutela de los hijos es objeto de controversia y litigio. Salvo en alguna comunidad autónoma, la legislación española es discriminatoria y sexista: en caso de desacuerdo, concede la custodia a la madre y un régimen de visitas más o menos justo al padre. Mala solución para los hijos, pero es lo que hay.

Un matrimonio pacense, ya digo, no ha tenido mayores problemas para repartirse el patrimonio material común al romper su unión tras nueve años de convivencia, pero ha colisionado frontalmente sobre la propiedad de su patrimonio canino. Habían encontrado un perro abandonado y lo adoptaron amorosamente. Cuando rompieron el hombre se apropió de la mascota, la mujer le puso un pleito pidiendo la custodia compartida del can, el acto de conciliación terminó sin avenencia dadas las posiciones contrapuestas de los ex cónyuges, y el juez ha tenido que dictar sentencia: el perro es de los dos y su tenencia ha de ser compartida a tiempos iguales. Seis meses estará en compañía de la demandante y otros seis en compañía del demandado, y así sucesivamente, hasta que muera el animal o muera alguno de los litigantes.

El juez determinó que los ex esposos convivían en régimen de comunidad de bienes, lo que incluye todos los bienes materiales adquiridos durante la etapa de felicidad de la pareja, pero también los bienes muebles, categoría plenamente aplicable al perro. Además, las fotografías aportadas en la demanda demostraron la posesión compartida del animal, y el juez no tuvo a bien proceder a ningún experimento para conocer la voluntad del chucho. ¿A quién quieres más, a papá o a mamá? Sin embargo, sí tuvo en cuenta en la sentencia una leyenda de los indios katos, de California, según la cual cuando el dios Nagaicho creó el mundo ya iba acompañado de un perro, que es anterior, pues, a todo lo creado, incluso a hombres y mujeres. De modo que ¿cómo negarle al perro la tutela jurídica?

Deberían aprender nuestros legisladores. Si pretendemos aplicar la igualdad a las relaciones entre personas de distinto sexo en todos los planos de la vida pública, no se comprende por qué, en caso de desavenencia, se favorece la custodia de uno de los dos en vez de distribuirla equitativamente. Como la del perro de Badajoz.

Tags

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios