Los vecinos de Simón Verde celebrarán mañana miércoles una concentración de protesta por los continuos robos que están sufriendo en sus casas. También se quejan del abandono de los ayuntamientos de Mairena del Aljarafe y Gelves, así como de la falta de limpieza y de poda de la vegetación, la deficiente conservación de los senderos, la escasa iluminación del alumbrado público y la permisividad de las administraciones con la ocupación de algunas de las viviendas de la zona, entre otros asuntos.
La iniciativa surge de una plataforma de vecinos de Simón Verde, que engloba tanto a los residentes en la parte de la urbanización que pertenece a Mairena del Aljarafe como la que corresponde al término municipal de Gelves. Por parte de Mairena, la representante es Susana Pera, mientras que por las asociaciones de Gelves la persona que está dirigiendo estas movilizaciones es Inés Irizo. Ambas coinciden en denunciar el abandono al que ambos ayuntamientos someten a la urbanización desde hace años. Esta dejadez municipal no se corresponde, dicen, con los impuestos que pagan ellos como vecinos, pues tienen contribuciones muy altas.
Son varias las casas que han sufrido robos en las últimas semanas. En algunas incluso han entrado dos veces en un mes. Los asaltantes suelen saltar vallas o entrar por las zonas traseras de las casas, que dan a unas sendas por las que no transita nadie, dado que hay una abundante maleza y la iluminación es escasa. Los robos se dan con gente dentro de las viviendas y a plena luz del día. Los delincuentes se llevan herramientas, material de obra, motores de las depuradoras de las piscinas... En una ocasión sustrajeron dos ordenadores portátiles con una especie de pinza introducida desde la ventana. Una de las pocas tiendas de la zona ha sufrido varios atracos, algunos de ellos a punta de pistola.
Los residentes se quejan, con razón, del estado de abandono y suciedad de las sendas que recorren el barrio. Lo que estaba pensando como unas vías de esparcimiento, para dar paseos o hacer deporte, se ha convertido en unos caminos llenos de maleza seca, en los que el riesgo de incendio es más que notorio, y por los que nadie se atreve a pasar a determinada hora. La iluminación pública es muy tenue. Los senderos son aprovechados por delincuentes para entrar en las viviendas. "Si hay un incendio, ardemos todos. Cuando he visto las imágenes de incendios en California, no he podido evitar pensar en que eso se puede reproducir aquí".
Junto a este problema está el de la ocupación. Hay casas de la urbanización que pertenecen a bancos o fondos de inversión, después de que sus propietarios quebraran. Muchas de ellas han sido ocupadas. Uno de los nuevos propietarios llegó a pagar 3.000 euros a los okupas para que se marcharan. Ese mismo día ocuparon otra vivienda vacía. Aseguran los residentes que el estado de abandono de la zona, la falta de limpieza y el deterioro no ayudan a frenar esta ocupación.
Cuentan que ahora, en plena campaña electoral, sí hay limpieza diaria, mientras que lo habitual es que pasen semanas sin que nadie limpie. Buena parte del barrio carece de acerado. Y las que hay están llenas de agujeros en los que se acumula la sociedad, desniveles y baches. Cualquier persona discapacitada o simplemente que lleve un carrito de bebé se ve obligado a caminar por la calzada, con el consiguiente riesgo de atropello. Porque los vehículos pasan a una velocidad muy superior a la permitida, que no debe exceder los 30 kilómetros en todo el barrio y los 20 en algunas calles. Hace unos días, un coche volcó en la calle Ciaurritz, prueba evidente de que circulaba a una velocidad excesiva.
"Es una pena que una urbanización como esta, que fue concebida en los años sesenta siguiendo los modelos de las ciudades jardín, se vea ahora así, en este estado de abandono. Los políticos nos castigan, piensan que somos ricos o de derecha, pero pagamos nuestros impuestos y necesitamos que estas cuestiones se solucionen", apunta un vecino que acompañó ayer a este periódico en un paseo por el barrio. "Esto era el pulmón del Aljarafe, ahora es un barrio deteriorado".
Los vecinos también están preocupados por el paso de traficantes de droga por la urbanización, procedentes de la zona de Coria del Río y Gelves. Temen que Simón Verde pueda convertirse en un lugar en el que se instalen narcotraficantes en el futuro. Por todos estos temores, los residentes creen que ha llegado el momento de hacer algo y de expresar públicamente su malestar. Empezarán con una concentración de protesta que tendrá lugar a las ocho de la tarde del miércoles en el mapa de Simón Verde que hay en la calle Ciaurritz.
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