Andalucía

Los muertos nunca habían estado tan solos

  • Los cambios sociales y culturales han hecho que en España se pase de rodear a los difuntos en los momentos de despedida a intentar mantenerse lo más posiblemente alejado de la muerte.

  • ¿Cómo afrontan los sevillanos la muerte?

Dos personas depositan flores en una tumba en el cementerio San Fernando de Sevilla.

Dos personas depositan flores en una tumba en el cementerio San Fernando de Sevilla. / josé ángel garcía

En España la cultura relacionada con la muerte, el cómo su población vive y se enfrenta a ella y se despide de sus seres queridos ha ido cambiando en las últimas décadas. El peso de las tradiciones parece haberse levantado de los hombros de los españoles y nuevas formas de lidiar con los momentos de duelo se están asentando poco a poco. 

Misas más cortas y menos velatorios

A finales de los años 60, en España, se inauguró el primer tanatorio cuyo uso (especialmente desde la década de los 90) se iría imponiendo a los velatorios celebrados en la propia casa del difunto. Se trata de un espacio dedicado exclusivamente para estas reuniones, que en ocasiones ya ni siquiera se llegan a llevar a cabo.

Los tanatorios a día de hoy cuentan con más servicios que en sus inicios, consecuencia del cambio social, y que, en cierto modo, parecen contener y simplificar unos ritos y procesos que en su momento fueron más complejos y afectaban a diversos espacios de la vida cotidiana (la casa, la iglesia, el cementerio, la calle en ocasiones).

Algunos trabajadores del sector funerario señalan que esto puede ser un reflejo de los intentos de hacer más llevadero el duelo, pasando rápido por los trámites y ocultando la muerte, manteniendo, en lo posible, una prudente distancia de la muerte y del mismo fallecido, lo que décadas antes no se llegaba a plantear (o al menos no de la misma manera). 

Una sociedad más secular

Por su parte, algunos párrocos consideran que estos cambios se producen por vivir en una sociedad cada vez más secular, que hace que las misas dedicadas a los difuntos sean más cortas o que ya no se acudan a las iglesias, sino que se celebren los oficios (si es que se hacen) directamente en las capillas de los mismos tanatorios.  

Independientemente de los cambios sociales y culturales, algo que se mantiene es el impacto que la muerte puede suponer en aquellos que se despiden de la persona, lo que hace que algunos tanatorios comiencen a contar con servicios de atención psicológica para aquellos familiares o allegados de los difuntos que puedan necesitarlos.

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