Derrapar antes de las curvas, no
Sevilla | getafe · la previa
Tregua La visita de un Getafe en crisis marca el inicio de un duro mes de diciembre para el equipo de Manzano Reacción La regañina del jiennense a los suyos debe hacerse notar.
La derrota, inesperada pero ganada a pulso, que el Sevilla firmó ante el Mallorca el pasado domingo no es que haya convertido el choque de hoy en una final a vida o muerte. Ni mucho menos. Pero sí ha encendido la curiosidad maliciosa de los que creen que este proyecto, por más vueltas que se le den, no tiene nada que ver con lo anterior. El Getafe de Míchel, un equipo que acumula ocho partidos consecutivos sin conocer la victoria, se presenta en el Sánchez-Pizjuán como la última tregua del calendario para los de Gregorio Manzano, a quienes les espera un mesecito de aúpa con encuentros muy exigentes y otros decisivos para su futuro europeo. Las salidas a Villarreal y el Bernabéu (por medio está la visita del Almería) y los choques ante París Saint Germain en el Parque de los Príncipes y BVB Dortmund en Nervión van a poner a prueba a la plantilla y su planificación, pueden marcar que los que mandan se decidan a reforzar o no el centro del campo y puede esbozar -aunque en la Liga aún quedaría mucho- cuál va a ser el camino competitivo del Sevilla en la presente temporada.
No es de extrañar, por tanto, que Manzano se pusiera como se puso con los suyos en el entrenamiento del jueves. El jiennense lleva bastante tiempo -prácticamente desde que llegó- chasqueando la lengua con algunos aspectos del nivel de rendimiento del equipo que le encomendaron la noche en que el Sevilla cayó en Alicante ante el Hércules. Se cumplen hoy dos meses justos de aquello y el equipo ocupa exactamente el mismo puesto que entonces, séptimo en la tabla. Ciertamente, ha mejorado en muchas cosas, en otras no tanto, pero ya va siendo hora de que estabilice su perfil de rendimiento y deje atrás esa irregularidad que le impide ser hoy por hoy un candidato fiable a la Liga de Campeones, porque ahora mismo no lo es. Manzano está preocupado por esa falta de reguralidad motivada por la escasa tensión defensiva que el equipo lleva arrastrando desde hace bastante tiempo y que tuvo su exponente máximo el miércoles ante el Granada. Pensó el entrenador que el partido que regalaron sus pupilos -titulares en su inmensa mayoría- a la afición fue un feo gesto a la memoria de Antonio Puerta y con esas mismas palabras se lo hizo entender a voz en grito en el entrenamiento inmediatamente posterior.
Queda saber si la plantilla ha aprendido la lección. Si la bronca de Manzano tendrá su efecto ante un equipo que llega en tenguerengue y con su entrenador en la cuerda floja. Quizá para mantener la tensión de los futbolistas no ha querido esta vez el técnico adelantar una lista de convocados y esperar al entrenamiento de esta mañana. Lo más destacado en cuanto a las ausencias será la baja segura de Luis Fabiano, el hombre que estuvo cerca de arreglar el desaguisado del equipo en el último partido en casa ante el Mallorca, y en cuanto al once inicial nadie duda de que no cometerá dos veces el error de dejar a Martín Cáceres, el mejor fichaje de esta temporada, fuera del equipo. En ese mismo once entrará si no hay sorpresas un Romaric que -qué cosas tiene el fútbol- la hinchada sevillista llegó a echar de menos en su último encuentro, una excelente oportunidad perdida para arañar puntos a los rivales que a Manzano le ha dolido muchísimo. Entre otras cosas porque él mismo, analizando el calendario, aseguró que su equipo podía llegar metido de lleno en zona Champions al mes de diciembre, un tramo en el que las curvas se le avecinan al Sevilla. Por eso derrapar antes, en lo más llano y en los tramos de rectas, no sería lo más aconsejable para un equipo que sigue buscando y que todavía no ha encontrado su identidad. En ello está...
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