En la Barfüsserplatz de Basilea, enclave de la fan zone del Liverpool para la reciente final de la Liga Europa, seguidores ingleses disfrutaban de las horas previas al partido disfrazados de Jürgen Klopp. El entrenador alemán, que llevaba apenas unos meses en el gran club rojo, que acababa de fracasar en la Premier al dejar al equipo octavo y fuera de Europa, y cuya temporada pendía de esa final con el Sevilla -luego perdida-, es ya un ídolo para la hinchada.

En el Sevilla, sin embargo, los papeles se invierten: fue Unai Emery, radiante ganador de las tres últimas Ligas Europa, quien simbólicamente se puso una careta de furibundo seguidor sevillista en los festejos del pasado lunes por las calles de Sevilla. Nadie elevó el tono más que él en el balcón de la Plaza Nueva: "¡El Sevilla es grande, los sevillistas son muy grandes y este pedazo de equipo, estos futbolistas, son lo más grande que hay!", gritó. Fue el gran predicador. Y enfatizó su compromiso con su club para la próxima temporada. Dio un giro de tuerca con respecto al año pasado, cuando incluso flirteó con el Nápoles.

El planteamiento para la próxima campaña es meridiano: el Sevilla se obsesiona con estabilizarse en la Champions, competir de verdad en ella, ser uno más de la élite, y Unai Emery se convence de que, de momento, en ningún sitio encaja mejor que en el club de Nervión. Ambos se retroalimentan para crecer. Su mensaje para la temporada 2016-17 quedó flotando en el aire de Sevilla: "¡Queremos mucho a la Europa League, pero ahora la vamos a aparcar, porque vamos a la Champions, vamos a por ella, a disfrutar de ella!".

Emery es ya considerado un entrenador top en Europa. Suele ser invitado al Fórum de Entrenadores que cada septiembre organiza la UEFA para debatir y aportar ideas técnicas sobre el juego. En la foto de familia, aparece con lo más granado: Ancelotti, Guardiola, Wenger, Klopp, Blanc... Él es el primer consciente de que ya puede dar el gran salto, pero de momento, los grandes acorazados europeos tienen listos sus proyectos: Manchester United (Mourinho), Chelsea (Conte), City (Guardiola) o Bayern (Ancelotti) estrenan técnico y otros como Dortmund (Tuchel) o Juventus (Allegri) están más que satisfechos con los entrenadores que ya estaban.

Y acorazados venidos a menos, como es el caso del Milan, tampoco acaban de convencer a Emery. Según Il Corriere dello Sport, el gran club lombardo ha vuelto a llamar a la puerta de Emery, en una segunda tentativa después de la de hace dos años, y el vasco ha vuelto a rechazarla. También desde Italia, el portal sportmediaset aseguraba ayer que a Emery se le podría abrir una puerta este verano.... y bien cercana: el Real Madrid. Afirma el medio que Florentino Pérez piensa en él como relevo de Zidane si mañana hay fracaso en la final de la Champions. La noticia tuvo poco recorrido ayer.

Lo único cierto es que el de Fuenterrabía -muy agradecido con el gesto del club hacia su familia, madre incluida, en la final de Basilea, donde bien que disfrutaron- ha dejado todo dispuesto para retomar el trabajo a principios de julio y preparar antes que nada las finales de la Supercopa de Europa y de España.

El crecimiento del Sevilla lo siente como suyo y asume otro reto, el de llegar lejos en Champions. Para ello, Castro y Monchi se han comprometido a procurarle un proyecto deportivo de garantías.

En lo que a Castro compete, esa final ganada al Liverpool va a resultar clave para multiplicar los ingresos y de este modo hacerse fuerte ante los cantos de sirena por Krychowiak, Vitolo o Gameiro. Si llega una oferta fuera de mercado por alguno, el Sevilla no se va a negar. Es su política y los resultados deportivos la avalan. Pero la intención, y más tras la marcha de Banega, es que la columna vertebral no se vea más afectada por los movimientos del mercado.

La lluvia de millones se antoja básica para satisfacer a Emery: el Sevilla ingresará 25,25 millones de euros por su última Liga Europa, que se suma a los 15 de la Liga de Campeones. En total, 40,25 millones. Y cara a la próxima campaña, tiene asegurados 15 millones más por la fase de grupos de la Champions, además de los 77 millones anuales por el nuevo contrato televisivo -45 millones más que con el anterior-.

Un trampolín para dejar atrás los evidentes errores de planificación deportiva de la temporada recién concluida. Unai Emery, entrenador top que ejerce de sevillista top.