Imposible empezar mejor (3-0)

Le faltó definición pero le sobró fútbol. El Sevilla fue muy superior al Borussia Mönchengladbach, al que derrotó con toda claridad apoyado en tres penaltis a cual más claro (Gameiro falló el segundo) y recuperando la esencia del juego que le ha llevado hasta aquí en los dos últimos y existosos años: balón abajo, toque y toque, gran capacidad en la segunda línea y muy pocas concesiones atrás. Los alemanes apenas inquietaron en alguna contra y claudicaron en un inicio de segundo tiempo catastrófico para sus intereses.

Con la Juventus remontando en Manchester (1-2), el Sevilla comienza el torneo de torneos como líder del grupo D, el más complicado del torneo. Derrotó gustándose y gustando al Gladbach, que acabará teniendo pesadillas con el Sevilla (fue el último equipo al que se enfrentó, eliminado en dieciseisavos de la pasada Europa League) y con el ataque sevillista. No es este Sevilla, ahora mismo, un equipo al que le sobre el gol, pero sí tiene una gran capacidad para llegar arriba en situación de disparo. Si además recupera casi siempre lejísimos de su portería y consigue, como en su debut en la Champions, que su parroquia olvide que los tres centrales habituales y el portero preferido de Emery no están, pues el trabajo está sólo a falta de rematarlo.

Es Gameiro el elegido por Emery ante el regreso de Banega. Llorente al banquillo (no salió) y vuelta al Sevilla que cualquiera tendría en la cabeza. Balón abajo, tocar mucho y bien, cuanto más abierto mejor y aprovechar la segunda línea para que sus llegadas sean auténticos quebraderos de cabeza de la defensa rival. De hecho, apenas se ha terminado de sentar el respetable y Vitolo ha golpeado al palo y Reyes ha enviado el rechace a las nubes con todo a favor.

Así decantó el Sevilla el encuentro cuando, después de una primera mitad suficiente, comenzaba la segunda aún con 0-0. En apenas dos minutos, 46 y 48, Vitolo sufría sendos penaltis a cargo del portero Sommer y del central Brouwers. Gameiro anotó el primero pero mandó al larguero el segundo, con lo que la superioridad local no se traducía de manera más notable a un marcador que aún reflejaba la efímera ventaja del City ante la Juventus.

El Mönchengladbach, de contadas ocasiones y tiros lejanos cuando conseguía tirar, se vino abajo definitivamente cuando Jantschke derribó a Gameiro y el checo Kralovec pitó el tercer penalti a favor del Sevilla. Banega no falló y ya todo fue rodado, siempre mucho más cerca el próximo gol sevillista que la posibilidad de apretar el marcador por parte del Gladbach.

Con toda la intención, y sin un finalizador definido, el Sevilla terminó la faena con un centro-chut de Konoplyanka que se tragó Sommer al primer palo. Era el primer balón que tocaba el ucraniano para cerrar una auténtica fiesta en Nervión que coloca al Sevilla líder en el estreno del grupo D. En principio, D de difícil, salvo que el Sevilla lo convierta en D de divino.