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Italia: Los veteranos 'fuoriclassi' de Lippi

Grupo f

Alberto Cagliano

11 de junio 2010 - 14:35

Pocos creen en la fórmula ganadora de hace cuatro años, pero Marcello Lippi prefiere no hacer demasiados experimentos. El seleccionador italiano confía en su guardia pretoriana, en sus veteranos fuoriclassi, para revalidar el título de campeón mundial de fútbol.

Desde que volvió al banco de los azzurri en 2008, después de tomarse dos años sabáticos tras levantar la cuarta Copa Mundial para Italia, el técnico de 62 años repite que sólo le hizo regresar la convicción de que puede ganar de nuevo en Suráfrica.

Pese al olvidable desempeño en la Copa Confederaciones de 2009 y la mediocre imagen dada en la clasificación, Lippi lo tiene muy claro. “Italia no va al Mundial para dar una buena impresión, sino para ganar”.

“No debemos olvidar que somos los actuales campeones. Debemos recordar eso no para fanfarronear, sino porque sabemos cómo hacerlo: sabemos lo que cuesta ganar”.

Sin embargo, la sensación general en Italia es que Lippi apenas cuenta con otra arma que su optimismo. Cuando los azzurri debuten frente a Paraguay el 14 de junio en Ciudad del Cabo, con Nueva Zelanda y Eslovaquia también en el Grupo F, la alineación de Lippi probablemente sea muy similar a la que ganó por penaltis la final de 2006 frente a Francia en Berlín.

Italia no era favorita al comienzo del torneo y no brilló en la fase de grupos, pero poco a poco comenzó a ganar confianza y el bloque se fue afianzando, principalmente gracias a una defensa que sólo fue superada dos veces en todo el campeonato.

Pero, ahora, a la mayoría de los hinchas italianos les preocupa la edad y el bajo rendimiento de los héroes de 2006, gente como Fabio Cannavaro, Gianluca Zambrotta o Gennaro Gattuso.

Todos tienen más de 30 años. Cannavaro es el mayor con 36, y parece no tener un sustituto fiable con la excepción de Giorgio Chiellini, de la Juventus.

El portero Gianluigi Buffon aún es competitivo a los 32 años, pero su equipo, la Juve, donde también juegan Cannavaro y otros cuatro internacionales, viene de una temporada desastrosa en la cual recibió tantos goles como muchos equipos descendidos.

El imaginativo Pirlo, de 31 años, llega tocado tras una lesión en un amistoso y será duda para los encuentros de la primera fase del Mundial, mientras que sólo Di Natale, del Udinese, ha marcado con regularidad entre los candidatos a delanteros.

Para Lippi, sin embargo, estos detalles no son fundamentales. “Puedes ser convocado a la selección incluso si juegas mal en tu club”, afirmó en una convención sobre equipos deportivos. “El entusiasmo, la experiencia, el carisma y la capacidad de juicio. Todo es parte de la evaluación. La calidad de los jugadores no sólo se juzga por la edad o las cualidades técnicas”, destacaba el técnico.

Lippi busca jugadores de equipo, formar un grupo fuerte que crea en sí mismo. Así lo hizo en 2006, cuando Italia se proclamó campeona después de una temporada de escándalos de manipulación en la primera división transalpina.

“Aún no estoy seguro de haber llevado a Alemania a los mejores jugadores desde el punto de vista técnico. Pero seguro que llevé a unos fuera de clase en cuanto a la cohesión del grupo, grandes jugadores, campeones que sienten fuertemente el deseo de ponerse a disposición de los compañeros y todos juntos formar un grupo, sin necesidad de sentirse prime donne”.

“Cannavaro es quien mejor representa este tipo de jugador”, añadió. El capitán, que ganó el premio al mejor jugador de la FIFA en 2006, tiene razones para estar orgulloso y junto a millones de hinchas italianos espera que la filosofía del técnico nuevamente sea la correcta en Suráfrica.

De momento, a Lippi le avalan sus éxitos. El triunfo en el Mundial de 2006 fue sólo la coronación de una brillante carrera como técnico que comenzó en 1982 con la Sampdoria, donde también jugó 10 temporadas como defensa.

Antes de asumir el cargo como entrenador de los azzurri en 2004, ganó cinco títulos de la Serie A, una Copa de Italia y cuatro Supercopas con la Juventus, además de la Liga de Campeones de 1996 y la Copa Intercontinental. Suficiente para confiar en sí mismo. Suficiente para creer que el logro de Alemania puede repetirse en tierras surafricanas.

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