Reconversión a la vitoriana

Por Vitoria bajan revueltas las aguas. Triple campeón de la ACB y con cinco títulos de la Copa del Rey en sus vitrinas, el Baskonia atraviesa una profunda crisis en toda la extensión de la palabra. Pese a estar en el Top 16 de la Euroliga, quedó eliminado el pasado viernes con tres jornadas aún por delante tras recibir una paliza en El Pireo por 30 puntos contra el Olympiacos, mientras que en la Liga pugna por el séptimo puesto precisamente con el Cajasol, un lugar que no se corresponde a la historia del ahora denominado Laboral Kutxa, habituado a pelear por cotas mayores y acostumbrado a rondar las cuatro primeras posiciones del campeonato.

Josean Querejeta, presidente y padre de la criatura desde hace décadas, sabe que necesita cambiar el signo de los acontecimientos de un club que ha reducido ostensiblemente el presupuesto y, según algunos rumores, no está al día en todos los pagos, aunque este dato no está confirmado. Lesiones, cambios continuos de jugadores, temporeros, una estrella que quiere concluir sus días baloncestísticos en el Buesa Arena (Nocioni) y otra rutilante que se pondrá en venta en cuanto en junio concluya la temporada (Pleiss). San Emeterio no está cuajando un buen año, Heurtel tiene demasiados altibajos, Hanga estuvo parado por lesión, Jelinek tiene altibajos, Hamilton tiene siempre un sitio... en la enfermería, Mainoldi era capitán general en Fuenlabrada pero no en Álava, a Diop se le presenta un futuro de cine, aunque no se le puede exigir ya con sólo 18 años... Kaukenas, Milko Bjeliça, Kelati y Hodge pasaron por allí y ya no están en el equipo de Sergio Scariolo.

Querejeta habló de que el primer paso para la reconversión del Baskonia era la incorporación de Lamar Odom, un fichaje estrellado a todas luces, que apenas participó y, lesionado, volvió a su país. El estupendo invento vitoriano hay que reinventarlo.