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28 de febrero, Nervión... (2-1)

  • El Sevilla sale derrotado por la mínima frente al Atlético y deja la final pendiente de la vuelta. Los dos equipos optaron por correr y correr, pero todo se decidió con tres penaltis.

El estadio Ramón Sánchez-Pizjuán será el próximo 28 de febrero, Día de Andalucía, el juez definitivo para conocer si el Sevilla es capaz de volver a disputar una final de la Copa del Rey. De momento, la ventaja pertenece al Atlético, que tendrá de partida un 2-1 fruto de su triunfo ante los suyos en un partido intenso y en el que los sevillistas no pudieron refrendar la imagen mostrada desde que Unai Emery se hiciera cargo del equipo.

Al menos, tal y como pregonaban muchos seguidores nervionenses, el Sevilla salía vivo ante un adversario teóricamente superior, como se puede comprobar con una simple visión a la clasificación del Campeonato Nacional de Liga, donde, no se olvide, el Atlético es segundo y tendrá sus méritos para ello. Pero a la hora de la verdad, cuando el balón echa a rodar, lo cierto es que todas las circunstancias, y no sólo las endógenas, también las exógenas, se le iban a poner en contra al conjunto blanco.

¿Perdió el Sevilla este primer asalto en el Vicente Calderón por la actuación de Ayza Gámez? Seguramente no, el Atlético tiene una plantilla superior y hasta sin Falcao debe ganar más veces que las que pierde en la actualidad en estos duelos directos. Pero, como ya lo sufriera el Betis hace sólo dos semanas en el mismo escenario, el Sevilla también tuvo que padecer las decisiones de un juez que no mide de idéntica manera a los veintidós futbolistas que saltan al césped y sí tiene muy en cuenta el color de las equipaciones a la hora de tirar hacia un lado o hacia otro. Y no se trata de fallos graves, porque en los penaltis unos pensarán que habían empujones previos y otros estimarán que la mano fue involutaria pese a que cortaba la trayectoria de un balón hacia la portería. Pero Ayza acertó en esas tres acciones, sus errores tienen más que ver con una actitud sibilina que sí va inclinando el partido hacia un lado o hacia otro. 

Por ejemplo, las dos primeras entradas fuertes, muy fuertes, corren a cargo de Diego Costa y Juanfran, pero ambas se saldan con una ligera advertencia, incluso con una palmadita en el trasero de los infractores. A la tercera es Spahic quien entra y ése sí ver la cartulina amarilla para jugar ya en el alambre desde el minuto 17 del partido. Después llegan los codazos de Miranda y Godín a Negredo cada vez que éste salta por un balón o la reiteración de entradas duras de Gabi y Mario Suárez para controlar el centro del campo. Fútbol recio, sin duda, pero la segunda tarjeta es para Maduro, y así hasta que con una falta detrás de otra el campo se va inclinando cada vez más hacia uno de los lados.

Esto, de cualquier manera, tampoco es nada extraño, cabía presagiarlo desde las vísperas y el Sevilla era conocedor de que debía luchar con semejantes circunstancias. Es un factor de tremenda trascendencia a la hora de dominar el juego, aunque uno más de los partidos. Obviando esa actuación de Ayza Gámez, Emery había apostado por reforzar el centro del campo respecto a los anteriores partidos que él ha dirigido como entrenador sevillista. También era previsible y el técnico apostó de entrada por Maduro para guardarles las espaldas a Medel y Kondogbia en detrimento de un Reyes que se quedaba inicialmente en el banquillo. Además, debutaba el guardameta portugués Beto sin apenas tiempo para asentarse en el equipo, aunque sí con el suficiente para dejar una tarjeta de visita más que prometedora en su debut.

El Sevilla no salió mal de partida, ni siquiera se vio excesivamente intimidado por el hecho de que el Atlético ya hubiera sacado dos córners antes del minuto de juego. Medel y Kondogbia eran dos centrocampistas dinámicos y eso facilitaba el trabajo a una defensa que tampoco sufría demasiado. Hasta el minuto 29 no iba a dar Koke el primer aviso serio en un pase atrás de Diego Costa. El Atlético, cierto, dominaba, pero no incomodaba a los blanquirrojos, aunque se echaba en falta un poco más de salida a través de Rakitic, escorado a la izquierda y muy incómodo durante ese primer acto.

Sí es verdad que en la recta final del primer tiempo pudo marcar Diego Costa justo después del primer disparo de Negredo, pero los visitantes habían sabido aguantar el primer arreón. La cuestión era seguir de idéntica manera tras el intermedio, pero este Sevilla es tan blandito que hasta sus hombres con más carácter, y póngasele en este caso unas comillas grandes a la palabra carácter, son capaces de cometer acciones propias de los infantiles. Las papeletas las había comprado Spahic desde su tarjeta en el minuto 17 y el premio le cayó entero al bosnio con un penalti absurdo que conllevaba segunda tarjeta y expulsión.

La tormenta había comenzado a tronar, pero duró poco. Jesús Navas hiló su mejor acción del partido, Negredo pico el balón y también hubo penalti y expulsión del Atlético. Partido nuevo, posibilidad de revivir para un Sevilla que ya se veía fuera de la final de la Copa. Aunque en el mejor momento forastero Fernando Navarro volvió a repetir la misma acción de Spahic para lamento e incredulidad de todo el sevillismo, las distancias no se iban a agrandar más. Todo se decidirá en Nervión el 28 de febrero, el Atlético es teóricamente mejor, favorito por tanto, pero Boskov decía que fútbol es fútbol...

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