¡Oh, Fabio!
Luis Sánchez-Moliní
María Jesús Montero, tocada
LIX Regata Sevilla-Betis 2025 | La crónica
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La emoción del remo erigió un monumento en las aguas de la Dársena del Guadalquivir con un triunfo inesperado, relativamente inesperado, en la LIX Regata Sevilla-Betis. El Sevilla recuperó el Cocodrilo después de casi tres lustros de poderío del Betis. Se impuso después de catorce ediciones de hegemonía verdiblanca el bote blanquirrojo, bajo el mando sagaz y experto del timonel Jacobo Castiñeira, que venció esta vez al que parecía invencible Tomás Jurado. El cambio generacional y la reducción de la distancia -a 5.300 metros desde los 6.000 originales- tuvieron mucho que ver. Pero sobre todo hay que destacar la enorme igualdad y la emoción hasta el final. Puro remo hispalense.
Apenas un bote de distancia después de 5.300 metros entre el ganador y el segundo -es difícil escribir perdedor- es una diferencia mínima teniendo en cuenta las condiciones de la excelente pista de regatas de Sevilla. El vencedor entró con un tiempo de 15:41,8 frente a 15:45,8. Apenas cuatro segundos de ventaja. Fue un homenaje precioso al derbi sobre el río. Tanto es así que el bote verdiblanco aplaudió al sevillista una vez sobrepasado el Puente de San Telmo, donde quedó ubicada este año la meta bajo la Torre del Oro, testigo mudo de la áurea regata quincuagésima novena.
Se impuso el bote sevillista para sumar en el palmarés nervionense el trigésimo primer triunfo por los veintiocho de los heliopolitanos: 31-28 en el global. Fue después de una regata de ida y vuelta, con momentos de emoción porque empezó mostrando su proa el barco sevillista, remontó antes de la Pasarela de la Cartuja el bote bético y retomó su ventaja el Sevilla ya en la famosa curva de Chapina.
Al Puente del Cachorro llegó el barco del Sevilla con una ventaja mínima pero clave. Ahí se decidió definitivamente la regata al tocarle en esta quincuagésima novena edición elegir a los sevillistas, quienes lógicamente optaron por la ribera izquierda, la de Sevilla. Y no desaprovecharon esa ventaja, aunque tuvieron que pelear durísimo por ella.
La salida del bote sevillista fue fortísima. Debía tomar ventaja ante el favorito bote bético, que partía con la ligera curva de San Jerónimo como mínimo favor inicial. Parecía que el Sevilla tomaba casi un cuarto de bote de ventaja. Pero Tomás Jurado le echó el pulso ahí a Jacobo Castiñeira mientras los remeros de ambos botes hacían más profunda y hegemónica la remada. De las altísimas pulsaciones iniciales a meter riñones para una boga más larga de 40 paladas por minuto.
Se trataba de aguantar la presión y el esfuerzo. El Betis logró remontar con una reacción heroica y antes de sobrepasar la sombra de la Pasarela de la Cartuja se colocó por delante haciendo presagiar que iba a imponer su hegemonía hasta los tres lustros pese al cambio generacional.
La reacción del Sevilla empero no se hizo esperar. El barco blanquirrojo no sufrió el golpetazo moral de verse de nuevo remontado como en ediciones pasadas tras su fuerte inicio con Chapina ya en ciernes. Aguantó ahí el Sevilla pese a ver que el Betis se ponía casi con medio bote por delante en la recta a la altura del Monasterio de la Cartuja. Y retomó la ventaja el barco nervionense. Con una boga profunda -reduciéndola a una boga de 38 paladas por minuto- y convencida fue retomando el terreno perdido. Y ya en la Curva de Chapina tuvo que rendirse a la evidencia el Betis: el Sevilla aguantó la presión y pasó bajo el Puente del Cachorro con medio bote por delante.
Así embocó la recta final hacia el Puente de Triana enseñando su proa el barco nervionense. Pero el heliopolitano aún no se rendía. Aún había emoción en cada movimiento de carrillo. Los dos ochos con timonel bogaban casi al unísono pero la distancia iba agrandándose a favor del Sevilla. Poco a poco. No había vuelta atrás. Bajo el Puente de Triana y tras la ventaja de Chapina la distancia se aumentó a un bote. Y en la recta final y con ambos barcos ya pegados a Triana el veredicto estaba echado: el Sevilla retomó el triunfo en una regata esplendorosa después de 14 largos años de tiranía del Betis. Precioso brindis al remo hispalense.
Al bote sevillista volvía el campeón mundial júnior y doble subcampeón sub 23 Jorge Flavio Knabe García como marca. Irán detrás de él Jaime Canalejo Pazos, finalista en el último Mundial, diploma olímpico como quinto junto al bético Jaime García, como número 2, Antonio José Díaz Ramos (3), Juan Miguel Palomino Goenechea (4), Julio Casielles Urbano (5), Patricio Rojas Aznar (6), Ramón Palomino Goenechea (7) y Alejandro Vera Ortega como proa, con Jacobo Castiñeira Rico como timonel.
En el Betis ya no formaba el casi eterno Marcelino García, que lo ha dejado con 25 pruebas disputadas durante su longeva carrera y 18 victorias, el que más a lo largo de la historia, ni Jaime Lara, otro de los históricos. El bote bético tenía como marca a Javier García Ordóñez, compañero olímpico de Jaime Canalejo en el exitoso dos sin timonel español. Lo seguían Bruno Eder Blanco (2), Gonzalo García Ferrero (3), Álvaro Gutiérrez García (4), Francisco Figueira Gouveia Moreira (5), Carlos González Buzón (6), Emilio Fernández López (7) y Daniel Gutiérrez García (proa), además de Tomás Jurado Díaz como timonel.
El Betis volvió a imponer su hegemonía en la regata absoluta femenina, que dará muchísimo que hablar por una fuerte polémica que acaeció al inicio de la prueba, entre el Puente del Alamillo y el Puente de la Barqueta. El choque de palas entre los dos botes en el inicio dejó varado al bote sevillista, a una de sus remeras incluso se le salió el remo y quedó parado prácticamente el barco. Pero el juez dejó seguir entre las muy airadas protestas de las tripulantes sevillistas.
El árbitro entendió que el bote sevillista, que partía por la calle de Sevilla con la ventaja de ceñirse en Chapina, no atendió a su llamada de virar a babor para evitar el choque. Mientras que el timonel y las remeras blanquirrojas reclamaban que se les había echado encima el bote bético. A partir de ese momento no hubo historia, más allá de la fortísima polémica. Pero el juez dictaminó desde el bote de arbitraje que iba justo detrás y validó el triunfo pese a las reclamaciones sevillistas.
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El Betis ganó de esta manera su vigésima primera regata por las quince que llevan las sevillistas, aumentando la ventaja en el palmarés femenino absoluto. La reducción de la distancia a 5.300 metros, con llegada en la Torre del Oro por problemas de aforo en la llegada habitual en el Muelle de Nueva York, hizo prever una regata más igualada que quedó rota con ese choque de botes. Pero evidenció la fortísima rivalidad que existe en el remo pese a que suelen ser compañeras de equipo cuando los colores futbolísticos median... Puro derbi en el agua.
El bote verdiblanco formó con Paola Alonso (marca), María Jesús Gómez, Ana Navarro, Teresa Sánchez-Lanuza, Esperanza Márquez, Laura Montes, Julia Gelart y Estefanía Montilla (proa), con Fernando Cano de timonel, siendo David Cifuentes el entrenador del equipo.
El barco sevillista lo tripularon Lidia Florido (marca), Amanda Gil, Rocío Lao, Inmaculada Rius, Ángel Borreguero, María Navarro, Clara Vázquez y en la proa Nuria Barrios, con Hugo Díaz de timonel y Álvaro Romero de entrenador.
En las otras regatas también hubo igualdada entre las distintas categorías. Vencieron los veteranos béticos después del triunfo de las veteranas sevillistas. También ganaron las aspirantes béticas y en cambio los aspirantes sevillistas vencieron en el prólogo de la gran regata absoluta como una premonición de lo que sucedería después.
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