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No es vicio de técnico

Edu lanza una falta directa en el amistoso ante el Alicante.
J. Mérida / Orihuela

14 de agosto 2008 - 05:02

Lleva desde antes de renovar exigiendo refuerzos de verdad para la plantilla porque la conoce como nadie. Y, recientemente, la pelea que jamás debería existir en un club coherente ha vuelto a primer plano. Pero sólo porque el técnico ve que se acerca la Liga y que ese tándem que forman Lopera y Momparlet no le soluciona sus urgencias. Es sólo eso, no hay más, pese a que alguna palabra suene más alta que otra a través de un móvil. Es la misma película desde hace dos meses. Pero las peticiones del técnico no son caprichosas. El Alicante, recién ascendido a Segunda A, apenas necesitó un entrenamiento de 60 minutos para desnudar al Betis, aunque el marcador final registrara un 3-3.

Sí, se trataba de un partido de ésos interesemanales que suelen jugar los equipos frente a los filiales, pero no dejó de ser significativo. El conjunto de Carlos Granero, un técnico emergente por quien siente verdadera devoción Carmelo del Pozo, superó a los titulares verdiblancos, al once que jugó en Málaga y que probablemente lo haga el sábado en Elche. Casto; Damià, Arzu, Juanito, Fernando Vega; Aurelio, Capi, Emana; Edu, Pavone y Mark González fue el 4-3-3 (como le gusta denominarlo a Chaparro, aunque se asemeje a un 4-1-4-1 o, a veces, a un 4-2-3-1) que sucumbió ante un bloque que no sólo le discutió la posesión del balón.

El Betis acusa hoy un grave problema. Tiene carencias defensivas. El equipo da la sensación de romperse en dos muy fácilmente y, dada la escasa ayuda de los atacantes en la presión al rival, necesita defensores de más jerarquía. Los goles llegaron por ahí, dada la dejadez y las facilidades concedidas. El equipo, hoy, es vulnerable. Lo demostró en Málaga con los suplentes y ayer con los titulares pese a la escasa entidad del ensayo.

Y arriba falta gol. Significativo es que José Mari ande mejor que Pavone, quien no ve puerta y, además, muestra las mismas carencias de siempre en cuanto al juego combinativo. Otro problema es que al descomponerse con tanta facilidad las líneas no sólo ofrece facilidades al rival sino que le cuesta combinar con fluidez. Recordando a Javier Clemente, a este equipo le cuesta dar tres pases seguidos. Lógico que la calidad cuenta, pero también que el compañero ande siempre cerca y se ofrezca.

El Alicante se aprovechó de todo esto para ganar por 2-1. Se adelantó al poco de comenzar. Capi batió a Casto tras plantarse solo ante él. Empató Mark González y, finalmente, una jugada por la banda derecha levantina acabó con el 2-1 de Peragón. Amén de éste, otros ilustres como el guardameta Unanua, Rubiales, Abel Buades o Azkoitia militan en el rival del Betis, junto al ex verdiblanco Ismael y a Blanco, lateral derecho que despuntase en el Sevilla Atlético.

Los suplentes del Betis enmendaron la plana en su partido y el 2-1 se invirtió. Caffa, de falta directa, y José Mari remontaron el temprano gol de Borja, que llegó en una jugada similar a la de los otros dos goles alicantinos. Curiosamente, Chaparro aprovechó esta práctica para demostrar que sus decisiones son sólo deportivas y no personales. No sólo se ha traído a Campoamor a tres jugadores que tiene prácticamente descartados, Nano, Lima y Caffa, sino que los puso a jugar como al resto de integrantes de la plantilla.

Pero la Liga está ahí y el sábado, en Elche, más conclusiones. Chaparro no es un caprichoso y hasta se puede aventurar que los futbolistas que no llegaran hoy serían las peticiones de un hipotético sustituto del trianero en septiembre. Entonces serán más caros y peores. Y los traerán Momparlet y los representantes, amén del capricho, entonces sí, del técnico recién fichado. Hay tiempo para evitar lo que amenaza con convertirse en realidad.

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