El Fiscal

Semana Santa de Sevilla: ¿se acabó lo nuevo?

  • Es casi seguro que ni en el mejor de los casos volveremos a vivir una Semana Santa como las de antes. Y en el peor es mejor ser pacientes...

El Cristo de la Buena Muerte, cubierto por el velo el pasado Viernes Santo

El Cristo de la Buena Muerte, cubierto por el velo el pasado Viernes Santo / Juan Carlos Vázquez (Sevilla)

Acaba una Semana Santa que nunca antes habíamos conocido. Sin procesiones, con los templos abiertos y con la amenaza de un virus. Hemos mejorado respecto a 2020, cuando estuvimos encerrados. Pero cuanto hemos vivido estos días no se parece a la Semana Santa que aprendimos a amar, echar de menos y, por supuesto, a esperar siempre. Somos los sevillanos que vivimos el boom de los años 90, la masificación, la incorporación de las nazarenas, el auge de las nuevas hermandades, el nacimiento de las vísperas, la eclosión de las bandas de música, la Madrugada amenazada y la transición del Plan Trabajadera al Cecop con los planes de autoprotección y una carrera oficial digitalizada. Ahora sumemos también las Semanas Santas de las pandemia. Y esta circunstancia, no se olvide, no ha terminado. Todo lo nuevo que hemos vivido este año, ¿se ha terminado ya? ¿Ha sido excepcional o es la antesala de lo que podría ser un nuevo modelo de celebración?

Futuro incierto

La incertidumbre marca el futuro más que nunca. ¿Tiene usted claro que se celebrarán las salidas extraordinarias previstas para después de verano? ¿Y la Semana Santa de 2022? Y en caso de celebrarse, ¿será como siempre las hemos conocido? No se trata de ser pesimista, pero conviene tener los pies en el suelo. Mientras tanto, el Ayuntamiento, el Consejo y las hermandades han optado por un modelo que ha echado a la gente a la calle. Se han mezclado las ganas de salir a la calle, con las de ver algo, aunque sólo fueran altares, y por supuesto las de salir de casa en una ciudad que suma dos años sin fiestas mayores. Las colas para entrar en los templos han sido impresionantes, de más de una hora de duración en muchos casos. ¿Los altares? Muchos muy bonitos, algunos simplemente correctos y no faltaron los discutibles.

La hostelería

Muchos bares han hecho su agosto. Por momentos el ambiente parecía una mezcla de Semana Santa con la Feria. Tan bien le ha debido ir a algunos que ayer aparecieron tabernas cerradas por descanso del personal. ¡Nada menos que un Sábado Santo! Y gente hubo nuevamente en la calle como para llenar los establecimientos. No hubo Madrugada, pero algunos han llegado al final de la Semana Santa literalmente molidos.

La alternativa

La estrella de las exposiciones, de esa oferta fría alternativa a las procesiones, ha sido sin duda la muestra de Cajasol. Ha permitido descubrir detalles que pasan desapercibidos en la Semana Santa. Será muy recordada durante muchos años. La joya para nosotros ha sido la película de la Semana Santa de 1930 por la que felicitamos a Manuel Grosso y Carlos Varela. La muestra del Casino, muy llamativa para el público infantil, pudo estar más cuidada. El homenaje al Pregón fue prescindible, aunque bien está si al Consejo le ha permitido recibir la subvención.

Sobreexposición

En las redes sociales hemos sufrido una sobreexposición de políticos. Algunos no tuvieron reparos en hacer declaraciones con las imágenes sagradas de fondo. Y lo peor fueron ciertos mensajes más propios de pregoneros frustrados o meditadores voluntariosos. Nadie discute la participación de las autoridades y representantes públicos en los actos, pero la forma en que se les da bombo ha sido por momentos asfixiante. También los medios de todo tipo hemos podido hacer el ridículo al contar lo que no ha pasado, lo cual tiene su mérito, pero también sus riesgos.

Conjeturas

¿Y si en 2022 tampoco hay nada? Pues la Semana Santa iría tomando un derroteros peligrosos, porque se consolidarían los nuevos hábitos registrados este año. Muchas horas en la calle, muchos bares y mucho riesgo. Y eso no es bueno, nada bueno. Si los años de sequía supusieron la masificación, porque fueron años en que mucha gente se aficionó a la Semana Santa, los años sin pasos pueden tener un efecto no deseado. Tengan en cuenta que lo que no se conoce, no se puede querer. Y la gran mayoría del público, nunca pierdan de vista este dato, no hace vida de hermandad durante el año.

Mantillas

Las mantillas se vieron, pero donde no se debe. Demasiadas en las tabernas y en las terrazas de los restaurantes. Ni es un traje para el paseo matinal, ni para ir a un almuerzo familiar. ¡Pero bueno! Será cosa de la evolución por analogía con el traje de flamenca. Como esta Semana Santa tan novedosa se ha parecido por momentos a la Feria…

Seamos positivos

No ha habido que barrer la carrera oficial tras el paso de la última procesión, cuando queda aquello hecho un estercolero. Todo el mundo se ha despertado fresco el Viernes Santo. No hay tobillos lesionados, ni peleas en las bullas, ni se ha mojado ninguna canastilla dorada. Hasta los tíos de las puertas, esos que se sienten ministros por un día, han tenido su premio de consolación. ¡Y menudas colas han tenido que vigilar!

Seamos negativos

Podían haber salido todas, absolutamente todas las cofradías. Hemos disfrutado de cielos preciosos. Insignificantes el chubasco de la Madrugada. La lluvia que cayó anoche poco antes de las diez sí hubiera precipitado los retornos. Tras años de guasa con las lluvias y los porcentajes, 2021 hubiera sido una Semana Santa con pleno . ¿Aprenderemos a no pecar de exceso de rigor y a no suspender estaciones de penitencia al mínimo porcentaje?

Debates abiertos

¿Alguien al margen de cierta prensa está aprovechando este tiempo de desgracias que nos toca vivir para analizar asuntos pendientes de solución de la Semana Santa? Hay que ser ingenuo para creer que volveremos a ver un avispero de sillas en la calle Sierpes, o esos palcos apretados donde hay seis sillas pero ni de lejos cabe ese número de personas. Si el mundo no será igual tras la pandemia, ¡qué me dicen de la Semana Santa! ¿O alguno cree que somos una ciudad encapsulada y que de verdad la Organización Mundial de la Salud está al loro de la Semana Santa? No nos referimos ya al Martes Santo al derecho o al revés, ni a otros embrollos de los años en que todavía éramos felices y nos entreteníamos en minucias.