La amenaza de Pakistán

El Fiscal

Los bordados de Asia han llegado para quedarse, son a la Semana Santa lo que la empresa sueca a la decoración y el menaje del hogar

La retransmisión de la vida cotidiana

El cuento de la profesionalización

Un bordado realizado en Pakistán
Un bordado realizado en Pakistán / M. G.
El Fiscal

07 de septiembre 2025 - 04:00

Los bordados de Pakistán son a la Semana Santa lo que la firma sueca al mercado de los muebles. Una irrupción con visos de cuajar. Han llegado para quedarse. Como en su día llegaron los chinos con la confección de túnicas de ruan de bajo coste en las naves de los polígonos, pero entonces no hubo protestas. Se metieron poco a poco, en silencio, con la publicidad del boca a boca, con túnicas de un material de aspecto parecido al de las bolsas de basura, pero tragamos. La suerte que tiene el gremio del arte sacro es que lleva varios años organizado con una voz autorizada como la de Francisco Carrera Iglesias, Paquili, que hace tiempo que practica una elogiable y meritoria política de puertas abiertas (tanto in situ, como en las redes y con la organización de exposiciones en el extranjero, etcétera) para que todo el mundo tenga acceso a conocer la labor de los bordadores. Paquili sabe que no se valora aquello que no se conoce. Y el arte sacro necesita de mimos en una sociedad que no valora precisamente el trabajo pausado, la excelencia y la exquisitez porque prima lo inmediato y el sentido utilitarista de todo.

Hacen bien los artesanos en defender la calidad y la excelencia de sus trabajos para responder a la amenaza de Pakistán, donde la mano de obra es más barata (se podrían investigar las razones y tal vez provocarían sonrojo), la capacidad de reclamar es nula y las garantías son inexistentes. Pero tengamos claro que la oferta paquistaní supone una vía de acceso a bordados muy barata para muchas corporaciones de recursos limitados, para cofradías que son como el joven matrimonio que antepone amueblar la casa a toda costa y ya el tiempo dirá si se puede evolucionar del minimalismo funcional sueco a la caoba tradicional. Sentido práctico se llama.

Hace bien el Ayuntamiento en apoyar al gremio, tan nuestro, tan representativo y tan original. ¡Hasta el presidente de la Junta de Andalucía se ha pronunciado en defensa del sector! Bien hecho. Ojalá hubiera un movimiento semejante de apoyo institucional al comercio local que nos define y distingue. La defensa del arte sacro es la de una de las enseñas de la ciudad que cuenta, además, con proyección al exterior. Pero ni el comercio propio está a salvo de las franquicias desubicadoras ni el arte sacro de la invasión del picudo rojo que suponen las ofertas temerarias de Pakistán, las que puso al descubierto Diego J. Geniz esta semana en este periódico. Lean la información y conocerán en directo cómo se efectúan los encargos. Nada que ver con el proceso al que estamos acostumbrados en Sevilla, con esas visitas a los talleres que forman parte del rito. Con Pakistán todo es más frío, todo más rápido, todo más impersonal... Y todo más arriesgado. Unos cuantos mensajes bastan para contratar un manto bordado para una imagen mariana. Pero no seamos ingenuos: Pakistán ha desembarcado por mucho tiempo. ¿Por qué se pueden permitir esas ofertas tan económicas pese al precio del transporte de la mercancía? He ahí la clave. Nadie ofrece ternera de Ávila por el precio de una hamburguesa de restaurante de comida rápida. Los artesanos han endurecido el discurso contra los bordadores de Pakistán. Tal es la gravedad de la amenaza que han tildado de "mafia" a los promotores de los talleres asiáticos. La guerra está servida. El comercio local sigue perdiendo referencias, algunas muy conocidas entre el público cofradiero, caso de Cuadro, en la calle Alcaicería. Tomemos nota porque se exige mucho conocimiento para distinguir un bordado bien realizado de otro improvisado. Solo cabe desear suerte a Paquili y a todos los artesanos, contribuir a la difusión de su labor y ayudar a que se entiendan nuestros talleres no como una defensa cateta y provinciana de "lo nuestro" sin más argumentos, sino como una labor representativa de nuestra cultura, rica, distinta y que nos hace singulares en un mundo globalizado. Ni nos gusta el bordado paquistaní ni la vida de hermandad que se organiza on line.

El pertiguero

Primer golpe. Oído en la Catedral: "Eduardo Osborne se perfila como próximo presidente de la Sacramental del Sagrario. Es una muy buena noticia". Segundo golpe. Obras, obras. "Solo te digo que tengas en cuenta el estado de calles como Pagés del Corro y Méndez Núñez. El primero que se tendrá que posicionar es el Ateneo. Sí, con el Heraldo y la Cabalgata, pero después llega Semana Santa". Tercer golpe. El arzobispo ha viajado a Panamá para la coronación pontificia de su patrona. Antes fue a visitar a la Virgen de la Antigua de la Catedral de Sevilla. Recordó a Francisco, cuando antes y después de cada periplo acudía a orar ante la Salus Populi Romani en la basílica de Santa María de Roma. Y ciriales arriba. Oído en el Arco: "Este lunes debe concluir la primera fase, las mediciones son correctas. Todo va bien. Y ahora ya Pedro Manzano entrará en su tarea más directa, sin prisas y con determinación. Al final, todo se encauza".

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