El Fiscal

El padre, la madre y la Semana Santa

Juan Miguel Vega

Juan Miguel Vega

Qué belleza hay en vivir un Domingo de Pasión en casa, con la radio puesta en una estancia y la televisión en otra, con el último incienso de Palomino perfumando los rincones y las túnicas limpias de arrugas a la espera de su hora. Qué hermoso es oír un pregón que empieza con una confesión que en sí misma ya es un pregón difícilmente superable. Somos los padres que nos han educado, como conversábamos con monseñor Saiz el viernes. Así es, Juan Miguel. ¿Cómo mejorar esa declaración inicial de tu pregón? El padre, la madre y la Semana Santa, la trilogía perfecta que todo lo compendia. No recuerdo un comienzo tan cierto y original. Después, las anécdotas, el humor y las rimas. Pero todo estaba en ese comienzo valiente, directo y rotundo. "Todo lo que voy a decir..." Es el fruto de una historia de amor entre su padre y su madre. Todo está en los padres. Ahí está la autenticidad de un pregón, en ese reconocimiento que es el paseíllo de la verdad antes del festejo del anuncio. Sin efectismos, ni gritos exagerados, ni alaridos, ni aspavientos. Con esa sencillez con la que se dicen las cosas verdaderamente importantes. Como el canto a todos los niños, sobre todo a los que tienen necesidades especiales, que sienten una enorme alegría con la Semana Santa. Emocionante sin necesidad de histrionismos ensayados. Gracias, pregonero.

Después brillaron perlas como la de los niños de Sevilla que "aman la Semana Santa antes de comprenderla". ¡Cuánta verdad! Casi no necesitamos las rimas, aunque el producto del Pregón lo requiera. Y agradecimos mucho el buen humor. Vimos al Juan Miguel que siempre ha buscado la intelectualidad desde su oficio de periodista, ese querer saber más, conocer la causa de las cosas, hallar la definición precisa, ser inconformista. Tener las referencias de esas personas a las que con honestidad ha atribuido el conocimiento de las materias que apasionan al periodista: la ciudad y su Semana Santa. 

Que Juan Miguel Vega haya pronunciado el Pregón ha sido un acto de justicia. Y un tributo a la verdad de la Semana Santa, tan necesitada de ella en tiempos de excesos. Un señor que conoce, ama y le duele la fiesta más hermosa de la ciudad y ha anunciado su llegada con la verdad más hermosa, la del inicio. Sus padres deben estar muy orgullosos desde una Sevilla mejor, donde habita la Esperanza y no existen las miserias.