Elecciones Municipales Sevilla 2019

Ciudadanos se distancia de Espadas

  • Álvaro Pimentel continúa con el discurso crítico con Espadas. El actual alcalde pide una amplia mayoría para gobernar con comodidad y trufa sus intervenciones de mensajes grandilocuentes

Álvaro Pimentel, candidato de Ciudadanos

Álvaro Pimentel, candidato de Ciudadanos / M. G. (Sevilla)

En diez años tutearemos a Madrid y Barcelona. Y recibiremos al Papa. Y tendremos vuelto directo a Nueva York. Espadas está imparable, como la Junta de Andalucía en tiempos de los socialistas. “Ista, ista, ista, Andalucía ya no es socialista”. El alcalde mete el turbo. Multiplica la agenda y las promesas. Pero Ciudadanos, su fiel socio de gobierno por la derecha hasta que tocó bloquear la ampliación del tranvía, se distancia de nuevo del PSOE en esta campaña.

Álvaro Pimentel, hombre de partido puro y duro, cumple el papel a la perfección. Ya le ha tirado de las orejas al actual alcalde dos días seguidos. Primero le ha recordado su condición de mortal. Una suerte de “Juan, no te fíes”. Y le ha puesto el ejemplo de Susana, la doliente de San Telmo. Todos la daban por segura y ahora anda penando por las Cinco Llagas. Pimentel cargó ayer contra un alcalde “incapaz para el diálogo” con los funcionarios del Ayuntamiento. No se cortó.

Una falta de diálogo que le resulta “increíble”, sobre todo “porque los sindicatos siempre se han tenido buena disposición para sacar los temas adelante”. Ciudadanos toma distancia del PSOE, con el que ha estado aliado durante el mandato.

Es evidente que se trata de una escenificación. La política es teatro y márquetin. Tomar distancia no supone el cierre de ninguna puerta. Pimentel sabe que podría ocurrir que tuviera en su mano darle la Alcaldía a uno u a otro partido.

Técnicamente es posible. A Rojas-Marcos le ocurrió en el 99. Se la quitó a Soledad Becerril (PP) contra todo pronóstico y se la dio al PSOE. El PA, por cierto, terminó hundiéndose después de aquel cambio de rumbo. En tal diyuntiva, decidirían más que nunca los aparatos de los partidos –que son los que siempre mandan– y comenzaría el juego de los cambalaches entre ayuntamientos. Sevilla y Granada ya fueron intercambiadas por el PSOE y el PA en las elecciones del 79, precisamente en el arranque de la democracia en los ayuntamientos.

Espadas en su recorrido por el casco antiguo en el día de ayer Espadas en su recorrido por el casco antiguo en el día de ayer

Espadas en su recorrido por el casco antiguo en el día de ayer / M. G. (Sevilla)

Espadas pide una amplia participación, una mayoría cómoda. Se siente fuerte. Sabe que le favorece el voto masivo. Quiere gobernar en solitario. Sus enemigos son la falta de un monstruo visible que asuste (Vox) y el éxodo a las playas. La candidata de Vox no da miedo a nadie. No es la figura afilada de Abascal, con la mirada penetrante y la lengua acerada. Cristina Peláez es una vecina más de la ciudad, madre y trabajadora que, por el momento, no ha dicho ninguna barbaridad. Se alinea con el PP, tiene claro que facilitaría el cambio si salieran las cuentas. No tiene un discurso inquietante. A Espadas le vendría la mar de bien poder azuzar a su gente con el miedo a Vox, pero pudiendo poner algún ejemplo concreto, que Peláez usara un lenguaje grueso, cosa de momento improbable, sobre todo porque la formación de Abascal está haciendo una campaña de tono bajo en Sevilla.

Promesas electorales llamativas

Por el momento, el alcalde tiene que recurrir a decenas de promesas, muchas de ellas especialmente llamativas, como la que aspira a la gloria vaticana o a que nos subamos en San Pablo al avión y aterricemos en Nueva York sin escala en Madrid o en otra capital europea. Es lógico, Monteseirín llegó a prometer en los últimos días de campaña nada menos que el ensanche de la calle San Fernando mediante la expropiación y derribo de las casas para conectar visualmente el Alcázar con la antigua Fábrica de Tabacos. Tururú, le respondieron los expertos en la materia y los vecinos. Monteseirín, al menos, hizo ruido y repitió como alcalde otro mandato más. A Espadas le falta prometer que acabará con el calor en la ciudad de las calores. No descarten nada porque queda todavía más de una semana. Y los líderes nacionales siguen sin aparecer, salvo el anunciado Pablo Iglesias que estará mañana en Sevilla.

Espadas reunió ayer a los empresarios en las Setas. Y Beltrán Pérez a los colegios profesionales en La Raza. Dos lugares, dos símbolos. PSOE y PP. Por sus lugares de encuentro los conoceréis. Aunque es cierto que Beltrán usa el Metropol en su cartelería electoral, lo que merece un tuit de Monteseirín, orgulloso de que la derecha reconozca sus obras. Ya lo hizo Zoido cuando se fotografió en ellas para una entrevista como alcalde. La derecha, antes o después, siempre ha reconocido el reformismo de Alfredo. No podemos tirar la torre ni derribar las setas, es una responsabilidad aprovecharlas, decían para justificarse.

Espadas promete un centro de la ciudad más habitable y accesible. Cáspita, si fue el PSOE el partido que aisló el centro, lo hizo más inhóspito e inaccesible que nunca. Es curioso. El PSOE quitó los autobuses de la Avenida, lo cual estaba muy bien para proteger la Catedral de la polución, pero hubo que pagar el precio altísimo de una gran vía urbana cargada de cachivaches, obstáculos y sin sombra. Aquellos gobiernos socialistas generaron un centro para visitantes, no para sevillanos, que dejaron de acudir al centro salvo en las fechas solemnes.

Adelante Andalucía ha permitido el protagonismo absoluto de Susana Serrano en los debates, que para eso la número uno de la candidatura, y deja las convocatorias ordinarias para su número dos, Daniel González Rojas. La coalición –que ellos prefieren llamar confluencia– sigue con sus temas favoritos, muy concretos y limitados, sin abrir el abanico hacia otras cuestiones de la ciudad.

Al PP le dio al final del día por prometer más contenedores soterrados, unos proyectos por los que apostaron muchos ayuntamientos en tiempos de bonanza económica y que no siempre dan buen resultado. Con la llegada de la crisis se paralizaron polideportivos, centros cívicos y planes para meter bajo tierra los contenedores de basura. Volvimos a los cubos y contenedores de siempre. La clave es que la basura sea recogida a diario. Seamos optimistas: la crisis ha pasado si nos vuelven a prometer los contenedores soterrados. Cualquier día volvemos a derribar las casas de la calle San Fernando. Y si no viene el Papa, tenemos el cardenal. Y quedan nueve días...

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