Un miércoles de Enganches que casi llena la Maestranza de Sevilla
El cambio de fecha sólo reduce un 25% el número de carruajes participantes
Las nubes permiten disfrutar del espectáculo sin el calor de otros años
Las imágenes de la Exhibición de Enganches de Sevilla
La Feria de Sevilla hasta que el cuerpo aguante
This browser does not support the video element.
No es domingo, pero sí festivo. El aplazamiento de la Exhibición de Enganches en la plaza de toros de la Real Maestranza de Sevilla no ha restado un ápice de belleza a este muestrario de carruajes de siglos pasados y a esta exhibición de las artes ecuestres, tan extinguidas en las zonas rurales de Andalucía ante la globalización mecánica y digital. En tiempos de redes sociales e Inteligencia Artificial, encontrar este microscomos donde la tradición y el cuidado de los elementos se dan la mano es una vuelta a lo mejor del pasado (sin caer en la nostalgia.) El cambio de fecha, por amenaza de lluvia, apenas se ha notado en el público que ha acudido este miécoles al coso del Baratillo, medio lleno al comienzo del espectáculo y con más de tres cuartos al final. Sólo ha tenido incidencia en el número de carruajes participantes, que han pasado de más de 90 a 76, un 25% menos de los inscritos para la jornada original.
Es mañana plena en la calle Adriano. El reloj está a punto de dar las 10:30. La arteria principal del Arenal ya se encuentra ocupada por la mitad de los carruajes participantes. Aún deben llegar más. Los miembros del Real Club de Enganches de Andalucía, entidad organizadora de la exhibición, se encargan de ir colocándolos en su sitio para evitar un colapso. Es la hora de afinar la vista. El miércoles de farolillos ha amanecido cubierto de nubes grises. El sombrero panamá de quienes acuden a contemplar este desfile se convierte en un accesorio totalmente decorativo. En cierto modo, aunque el sol sea uno de los componentes de la estampa típica de la jornada, se agradece su ausencia.
La Exhibición de Enganches, que celebra su 39 edición, se aplazó debido a los malos augurios meteorológicos para el domingo (al final no se cumplieron). De la víspera de la Feria al meollo de la fiesta. Del festivo nacional al local. El cambio impide a un 25% de los carruajes inscritos participar este miércoles. Especialmente los que vienen de Estados Unidos y Portugal, países invitados este año. "Era difícil que pudieran permanecer cinco días en la ciudad", explican fuentes de la organización. En números redondos se pasa de más de 90 participantes a 76, divididos en siete tandas cuando entran en el albero maestrante.
La edición de 2025 tiene como madrina a Carolina Marín, campeona olímpica y mundial de bádmiton. Poco después de las once de la mañana se encuentra subida en una cuidada carretela frente a la Puerta del Príncipe y en un Paseo de Colón bastante concurrido de público, que no deja de hacerle fotos a la onubense. Marín estuvo el día anterior en el real de Los Remedios. Le queda una maratoniana jornada por delante, algo que no le resulta extraño en su día a día. Después de Sevilla tomará un vuelo que hará escala en Madrid y de allí a China. Pero ahora quiere recrearse en estos momentos. Nunca antes había participado en algo similar. Con vestido rosa fucsia, del color de los capotes (los noveleros lo llaman rosa pink), luce una preciosa mantilla de aplicación de Bruselas, en un tono envejecido que le sienta de maravilla a la deportista. Prenda que no desmerece en absoluto el mantón bordado del siglo XVIII que cubre sus piernas. Tampoco pasan desapercibidas las joyas, entre las que destacan los largos pendientes de plata, oro, diamantes y amatistas, cedidos por Bastilippo.
Fernando López, uno de los responsables de esta emblemática tienda de antigüedades de la calle Acetres (la de la casa de Cernuda), es miembro del jurado que valora la componenda, estética y corrección de los participantes. Realizan observaciones a las ocupantes de los carruajes sobre cómo colocar el mantón (siempre encima de las rodillas y con los flecos cayendo a un lado) y extender la mantilla para que luzca mejor. No son demasiadas las mujeres que optan por esta prenda. Y las que lo hacen no siempre llevan una de la calidad que merece la exhibición. Con los dedos de una mano se cuentan las que escapan de tejidos fibrosos, con brillo y con dibujos que, en alguna que otra ocasión, se asemejan a los visillos de una cortina de ducha. Las de calidad, eso sí, destacan desde lejos y otorgan a este espectáculo la belleza que requiere.
Ejemplo de esto último lo encontramos en el carruaje 23, un shutin break propiedad de Juan Andrés Quifes, al que se han subido Rocío Aguado Romero, con una mantilla de blonda española cuyos años han envejecido con sutil belleza la seda con la que está realizada; y Gloria Calderón Toro, que lleva una fina mantilla realizada con aplicación de Bruselas. Otro ejemplo, el 42, un faetón húngaro en el que participan Carmen Coronel y Blanca de Solís, ambas jóvenes vestidas con tonos corales y mantillas en las que se combina el Bruselas y el punto de aguja. Una maravilla, como lo es la que cubre las sienes de Alejandra Uceda, con abanico también realizado con encaje de anticuario. Acompaña a Rafael Tejada Rodríguez, ganador del trofeo de Copa de Naciones del XI Concurso Internacional de Enganches de Tradición (CIAT) Ciudad de Sevilla, celebrado el pasado sábado en el Parque de María Luisa.
Esta exhibición se convierte en motivo de regalo, como el que le han realizado a María Navas por su primera comunión. A sus nueve años conduce un spider faeton. Aún los hay de menor edad, como el jerezano Mateo Fuentes, que con siete años hace lo propio con un rally car, provocando el aplauso de los asistentes a una plaza que disfruta del espectáculo entre nubes, sol (aprieta cuando aparece) y vasos de cerveza a tutiplén.
Aunque si hay un carruaje que suscita la admiración de los presentes ése es el del conde de Bañares, Rubén Cano. Participa con el número 34, un rally car de cuidadísima estética. El aristócrata es un asiduo a esta exhibición, en la que años anteriores ha usado distintos carruajes. En esta ocasión recrea la salida para una merienda al parque. Lleva hasta el mantel de cuadros para el picnic. Lo hace con sus ocupantes vistiendo trajes claros, inspirados en la Belle Epoque de hace un siglo. Para ello, cuenta con la elegante complicidad de "la señorita Tamara Triguero, la señora Julia Calero y don Gregorio Maraver". No se puede dejar atrás en esta figuración -que adquiere gran dosis de glamour- al perro Camilo, un habitual de la jornada que también cosecha aplausos en la Maestranza. Aplausos se lleva, de igual modo, la italiana Cassina Camilla, quien maneja las riendas de un binder parís en la quinta tanda, momento en el que la plaza registra un lleno considerable tras iniciarse con los tendidos medio vacíos.
Esta edición, además, sirve de homenaje a Valencia y a todos los que se vieron afectados por la dana del pasado otoño. Por tal motivo, al inicio de la exhibición se interpreta parte del himno valenciano, se exhibe la bandera de la Comunidad Valenciana (junto con las de España, Andalucía y Sevilla) y dos jóvenes vienen vestidas de falleras en un carruaje de protocolo, de los que no entran en concurso. Se trata de Cristina Uña, de 24 años; y Blanca Giner, de 28. Ambas lucen vestidos regionales premium, es decir, con espolines de alta calidad, manteletas bordadas y salpicadas de lentejuelas, así como aderezzos de amatistas y corales. La versión más lujosa (y costosa) de este traje con el que reivindican que aún hay familias afectadas por aquella catástrofe natural por la que el Gobierno y la Generalitat, medio año después, siguen echándose la culpa.
En la última tanda algunos carruajes entran por la Puerta del Príncipe, debido a su gran altura (la mayoría lo hace por la Puerta de Cuadrillas). La exhibición acaba cerca de las 13:30. De nuevo un chute de belleza y clasicismo. Aunque para próximas ediciones convendría tomar nota de ciertos detalles a corregir, como el hecho de que algunos participantes hagan uso del móvil (para hablar, enviar whatsapp o incluso hacerse selfies) mientras sus carruajes se encuentran en la arena del coso. Por lo demás, un reencuentro con el arte ecuestre y la mejor estética tres días después de lo acostumbrado. Un miércoles de Enganches con licencia para el real. Al trote, siempre al trote.
Temas relacionados
No hay comentarios