Asesinato

El TSJA confirma los 29 años de cárcel al hombre que asesinó y quemó a una mujer en la Cruz Roja

La mujer hallada muerta en el incendio de una vivienda junto a la Cruz Roja fue estrangulada / M.G.

El Tribunal Superior de Justicia de Andalucía ha confirmado la condena a 29 años de cárcel que la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Sevilla impuso a Jorge A. G. por la muerte de Rosalía G. L., una mujer a la que quemó después de haber estrangulado en una vivienda de la zona de la Cruz Roja. El alto tribunal andaluz ha desestimado el recurso presentado por el condenado en el que alegaba la vulneración del derecho a la presunción de inocencia. Según alegaba su letrada, la condena "no está basada en prueba suficiente, sino en sospechas o conjeturas que no alcanzan grado suficiente de convicción como para excluir la versión dada por él". La defensa asegura que tuvo que ser una tercera persona indeterminada quien accediera a la vivienda de la víctima poco después de que él la hubiera abandonado dejándola con vida, tras haberle sustraído unos objetos.

De este modo, el TSJA confirma la sentencia que impone al acusado 23 años de prisión por un delito de asesinato; cinco años más de cárcel por un delito de robo con violencia con la agravante de reincidencia; más un año de prisión por un delito de daños mediante incendio, y el pago de una multa de 540 euros por un delito leve de estafa.

Tal y como solicitó la acusación particular, ejercida por el letrado Alejandro Gómez de Luna, tendrá que indemnizar con 100.000 euros a la hija de la víctima en concepto de daño moral y con 195,29 euros por los reintegros realizados con la tarjeta de la víctima, cuando ésta ya estaba muerta. Además, al propietario de la vivienda tendrá que pagarle 10.536,60 euros por los daños materiales causados por el incendio.

Aunque la Sala de Apelación del TSJA reconoce que la condena se basa en "prueba indiciaria", el alto tribunal andaluz señala que en este caso "existe un poderosísimo indicio que, por sí solo, y a falta de contraindicios significativos, tendría entidad suficiente para fundamentar una condena sin vulneración del derecho a la presunción de inocencia". Se trata de que Jorge A. es la única persona de la que se tiene constancia que estuvo con la víctima en "el momento aproximado de la muerte, así como que sustrajo de su vivienda determinados objetos que fueron hallados en su haber cuando fue detenido, apareciendo según los datos obtenidos por la agenda y el teléfono móvil de la víctima que fue el último cliente de aquel día". A estos se suman detalles como la falta de dinero para pagar el servicio sexual recibido, confirmada por uno de los testigos, la toalla encontrada en su mochila o la ubicación de los teléfonos móviles de víctima y asesino.

El acusado buscó "ambiente discreto"

Según la sentencia, Jorge A. G. contactó con la víctima la tarde del 20 de julio de 2020 después de intentarlo con otras mujeres que se anunciaban en la página de contactos Pasion.com. Para ello, fue determinante que Rosalía ofreciera "ambiente discreto" porque el acusado "tenía el propósito de mantener relaciones sexuales y apoderarse de lo que hubiera de valor". De hecho, la mujer era extremadamente prudente y solo daba la dirección exacta mediante wasap cuando el cliente estaba cerca del domicilio.

Una vez que llegó a la vivienda, la mujer le pidió que se duchara antes de realizar el acto sexual concertado y le ofreció una toalla naranja para secarse, prenda que llevaba en la mochila el acusado cuando fue detenido y que ha sido objeto de varias intervenciones durante el juicio. Cuando el acusado salió del baño, se encontró a la mujer echada en la cama con la parte inferior del cuerpo desnuda, momento que Jorge A. G. "con intención de acabar con su vida y apropiarse de los objetos de valor que había en la casa", aprovechó para inmovilizar a la víctima y presionándola con la toalla mientras hacía fuerza con su cuerpo para reternerla, la estranguló.

Cuando ya estaba muerta, Jorge cogió los dos móviles, la cartera con la tarjeta de crédito y el ordenador y "para eliminar cualquier vestigio biológico guardó la toalla en la mochila y prendió fuego a la casa, provocando un incendio que se propagó al colchón donde yacía el cadáver" con la intención de eliminar cualquier vestigio que le inculpara. El acusado utilizó la tarjeta de la víctima hasta en 16 ocasiones hasta que fue detenido al día siguiente de encontrar el cuerpo.

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