El TSJA suaviza la condena al dueño de Hielos Baldo por intentar estafar a varias compañías de seguros
Sentencia
El alto tribunal andaluz reduce en tres meses la pena de tres años de cárcel que le impuso la Audiencia de Sevilla por denunciar robos que en realidad no habían existido en sus naves para así ser indemnizado
Condenados a cinco y tres años de cárcel por estafar más de un millón de euros a Helvetia
El Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) ha reducido en tres meses la condena de tres años de cárcel que la Sección Tercera de la Audiencia de Sevilla impuso a un empresario, el propietario de Hielos Baldo, por simular varios robos en sus instalaciones para así estafar a la compañía de seguros. El acusado fue castigado por un delito de estafa consumado y dos tentativas de estafa y el alto tribunal andaluz, tras estimar parcialmente el recurso de su abogado, reduce esos dos intentos a uno solo.
La Audiencia, en una sentencia dictada el 4 de noviembre de 2021, impuso a Baldomero G.M. dos años de prisión por la estafa consumada y seis meses por cada uno de los dos delitos de estafa en grado de tentativa que consideró probados. También lo obligó a indemnizar a Mapfre con 59.922,39 euros y a Generali con 246,24. Y por otro lado lo absolvió de los otros cuatro delitos de simulación de delito y un segundo delito de estafa que le atribuía la Fiscalía. El TSJA, en una sentencia fechada el pasado 8 de febrero, limita las dos tentativas a una sola y sustituye los doce meses de prisión iniciales por nueve meses.
El tribunal consideró probado que el investigado, que ejercía su actividad en varias naves del polígono industrial Ilipa Magna, en Alcalá del Río, denunció el 17 de noviembre de 2015 haber sido víctima de un robo en tres de sus almacenes. Los supuestos ladrones se apoderaron de 18.000 euros en efectivo, 624 bandejas de moldes de silicona para hacer hielo, bobinas de plástico para embalaje. 14 congeladores, 4 tanquetas congelador y otros efectos personales. Mapfre lo indemnizó con 11.006 euros.
El 17 de febrero de 2016, Baldomero G.M. volvió a denunciar otro robo. Esa vez, según él, le habían sustraído 21.000 euros en metálico, seis carros de acero inoxidable, 432 bandejas de molde, 6.900 kilos de bobina de plástico, dos palets de rollos de bobina de embalaje, un elevador o dos tanquetas frigoríficas. La indemnización que recibió fue de 80.905,086 euros.
El acusado, "con ánimo de beneficio económico ilícito", formuló después dos nuevas denuncias ante la Guardia Civil "por supuestos robos que no respondían a la realidad con el fin de conseguir nuevas indemnizaciones de las compañías aseguradoras". El 17 de agosto de 2016 denunció haber sido víctima de otra sustracción en la que perdió, entre otros muchos enseres, 31.800 euros. Esta denuncia y permitió que Mapfre le abonara 59.922,306 euros.
"Con el mismo fin defraudatorio", el 9 de agosto de 2017 volvió a denunciar un inexistente robo en el que supuestamente los ladrones se habían descolgado desde el tejado y se habían llevado 24.600 euros en metálico y otros efectos por valor de 134.100 euros en una nave y por un valor total de 110,300 euros en otra. En este caso, las compañías de seguros implicadas eran dos (Caser y Generali), pero ninguna pagó "por las dudas generadas a los investigadores sobre su autenticidad".
Tras respaldar la investigación de la Guardia Civil y su conclusión de que las denuncias fueron falsas, la Sala de lo Civil y Penal estima el motivo del recurso que defendía que los dos intentos de estafa (uno por cada aseguradora implicada en los hechos de agosto de 2017) debían ser considerados como uno solo. "Que cada una de las naves esté asegurada con una compañía de seguros diferente supone simplemente que existe pluralidad de perjudicados, pero el delito perpetrado es uno solo y como tal debe ser sancionado", afirma la sentencia, facilitada por la oficina de prensa del TSJA.
Como curiosidad, pero también como dato clave para destapar el engaño, la sentencia recuerda que la investigación del robo de 2017 permitió comprobar que la caja fuerte supuestamente desvalijada "es la misma que apareció también violentada y vaciada en la denuncia del mes de febrero anterior, y en ambas ocasiones presentaba las mismas fracturas, roces y marcas". "No es creíble que, tras el forzamiento de la caja denunciado en febrero, la misma caja sea violentada en agosto de modo idéntico y con las mismas oxidaciones y desperfectos en idénticas ubicaciones", razona el TSJA. "La revisión de la caja fuerte reutilizada por el acusado en el montaje del fraude" fue determinante para que la Guardia Civil descubriese el intento de estafa.
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