Violencia machista

Diez años de cárcel por intentar degollar a su pareja en Sevilla

  • El confinamiento y la falta de medios hicieron que la pareja tuviera que vivir en la misma casa a pesar de estar separados

Calle Torreblanca, en la Macarena.

Calle Torreblanca, en la Macarena. / Juan Carlos Vázquez

La Sección Cuarta de la Audiencia Provincial de Sevilla ha condenado a diez años de cárcel a Carlos Eduardo S. V. por intentar degollar a su pareja en marzo de 2020 en el barrio de la Macarena. El tribunal considera al acusado culpable de un delito de intento de asesinato con las agravantes de parentesco y de género y la atenuante analógica de trastorno mental transitorio. Además tendrá que indemnizar a la víctima con 34.140,98 euros.

Los hechos ocurrieron en pleno confinamiento por la pandemia, el 20 de marzo de 2020. Días antes, el 8 de marzo, la mujer había comunicado al condenado su decisión de divorciarse y, ante la mala situación económica del acusado, le había dado unas tres semanas para que abandonara el domicilio. Para mantener la convivencia habían adoptado algunas medidas como que cuando ella llamaba a sus amistades, él debía ponerse unos cascos "para no escuchar las conversaciones". 

La situación se complicó cuando el gobierno dectretó el confinamiento domiciliario. En estas condiciones, el día 19 de marzo de 2020, sobre las 21:30 ambos subieron a la azotea de la casa para tomarse ella un vaso de vino y él una cerveza. Tras mantener una conversación sobre los planes de futuro que tenía cada uno, ambos bajaron a la vivienda y  ella se fue a la habitación, "donde inició una conversación telefónica, en los términos de intimidad que ya hemos señalado antes, mientras que Carlos quedaba sentado en el sofá de la sala a la espera"

En un momento determinado, sobre las 2:00 del día 20 de marzo, la mujer salió de la habitación y se dirigió hacia la cocina, siendo seguida muy de cerca por él,  "que se había hecho ya con uno de los cuchillos que se guardaban en los cajones de esa cocina". La mujer "sintió la presencia de Carlos en su espalda, momento en el que éste le asestó una primera puñalada en el cuello, que afectó a la zona cervical derecha, tras lo cual ella se giró hacia atrás y se encaró con él, comenzando a dar voces". Él la tiró al suelo y comenzó a estrangularla. Para evitar ser asfixiada, "le mordió en el dedo pulgar, obligándole a soltarla, si bien él cogió nuevamente el cuchillo y la hirió por segunda vez en el cuello, salvando su vida la mujer al apretarle los genitales y forzarle a abandonarla, dándole ocasión a huir de la casa".

Como consecuencia de estos hechos la mujer sufrió dos heridas por arma blanca en zona cervical, una de ellas causó sangrado masivo, "que precisó de medicación hemostática, así como perforación de la arteria carótida, además de hematoma en el cuello, tardando en curar 156 días, quedándole secuelas de perjuicio estético y síndrome postraumático, ambos moderados".

Según la sentencia, facilitada por la oficina de comunicación del TSJA, el acusado tenía un "desarrollo anómalo de la personalidad de inestabilidad emocional, junto con trastorno distímico que cursaba con depresión moderada, y se encontraba afectado por el estado emocional que le causaba su situación profesional, la ruptura del matrimonio, así como el encierro y la necesidad de tener que buscar un nuevo alojamiento cuando abandonase la vivienda". De hecho, durante el juicio declaró que a partir de ese día tuvo "un apagón de conciencia" del que volvió cuando llevaba tres días en la cárcel.

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