El crimen machista de la Macarena ya tiene sentencia: condenan al asesino de Maricel a casi 21 años de cárcel
Violencia de género
“Lo siento mucho”, dice Christopher M.E. ante el tribunal tras alcanzar un acuerdo con las acusaciones para no ir a juicio: inicialmente se exponía a una pena de 26 años de prisión
El homicida "no aceptó" el final de la relación y, tras agredir a la víctima con unas mancuernas, una botella, un cuchillo e incluso a "bocados", se echó a dormir junto al cadáver
Mata a su ex pareja degollándola en Sevilla
El brutal relato del crimen machista de la Macarena: la Policía halló al asesino dormido junto al cadáver de Maricel
El crimen machista de Maricel, una ciudadana filipina que vivía en la Macarena hasta que su novio la asesinó de una manera salvaje, ya tiene sentencia. El caso iba a ser juzgado por un jurado popular dentro de unos días, pero las acusaciones alcanzaron antes un acuerdo con la defensa de Christopher M.E. y el pacto se plasmó el pasado viernes en el dictado oral de una sentencia firme en la Audiencia de Sevilla. Para llegar a esa conformidad, la Fiscalía y la familia de la víctima rebajaron sus peticiones iniciales de condena (veintiséis años de cárcel en el caso de la acusación pública) y las dejaron en veinte años y nueve meses. El homicida confeso lo aceptó. “Lo siento mucho”, le dijo a la magistrada.
Christopher, de 44 años en el momento de los hechos, y Maricel, de 46, comenzaron su relación en Vigo en 2020. En abril de 2021, él aterrizó en Sevilla para trabajar en un restaurante. Ella viajó un mes después. Alquilaron un piso en la calle Niña Alfalfa, a mitad de camino entre La Barzola y el Polígono Norte, y allí convivían con varios compatriotas. Maricel era viuda: paradójica y cruelmente, su marido había sido asesinado en Filipinas. De ese matrimonio tenía un hijo de 27 años y una hija de 24.
En el verano de 2023, la víctima trabajó como interna para una familia en la playa y su pareja se quedó en Sevilla. Un día de junio, a él se le estropeó el móvil y utilizó la tableta de su novia. Entonces “comprobó que había tenido una conversación con un chico llamado D.”. Cuando “le pidió explicaciones”, ella “le dijo que quería dejar la relación”. Así lo indicaba la Fiscalía en su escrito de acusación provisional. Como el acusado admitió el viernes que todo era cierto, ese relato ya es definitivo y así quedará reflejado en la sentencia cuando sea redactada.
En aquel episodio de junio no pasó nada, pero todo cambió cuando ella retornó de su trabajo veraniego el 2 de septiembre y confirmó a Christopher que “había empezado una relación” con otro. El acusado “no aceptó la ruptura, se enfureció y le dio dos bofetadas”. Aun así, ambos salieron a dar una vuelta por un parque y a tomar cerveza tras esa agresión. Maricel “bebió un vaso”; Christopher acabó el resto de la botella y se llevó otra a la habitación.
Ya en casa, Maricel contó por teléfono a su excuñada que “no se encontraba bien”, así que esta última mujer y su hija la recogieron y se marcharon a cenar a casa de sus antiguos suegros. A todos les contó el incidente del abofeteamiento. El matrimonio le ofreció pasar la noche allí, pero ella “declinó la invitación” porque al día siguiente debía regresar con la familia que la tenía contratada. A las once de la noche estaba de vuelta en su bloque, aunque antes quedó con su excuñada para ir a misa el domingo.
La tragedia ocurrió durante la madrugada del 3 de septiembre. Tras reiterarle a Christopher que quería romper, la víctima se acostó. A las dos de la mañana, él empezó a atacarla. Primero le dio dos bofetadas, “la cogió por el cuello e intentó estrangularla para que no gritara”. Después agarró “dos mancuernas” de hacer ejercicio y la golpeó en la cabeza. Maricel “consiguió gritar” antes de quedarse “inconsciente y sin posibilidad alguna de defenderse”, pero la única inquilina que había en el piso no la oyó. Acto seguido, él “fracturó” la botella que había comprado, ya vacía, y agredió a la víctima “por todo el cuerpo y la cara”. También la acuchilló y al final incluso “le dio varios bocados”.
Pasadas las cinco de la mañana, Christopher mandó varios mensajes al nuevo novio de ella y a la hija desde el móvil de la fallecida. Al primero lo llamó “gilipollas, estúpido e idiota” y le dijo que habían terminado. A la hija de Maricel no la engañó. Cuando la joven le exigió que se pusiera su progenitora, él le escribió “todo ha terminado” y “tu madre está durmiendo profundamente”. Tras eso salió a comprar whisky, “se echó en la cama al lado” del cadáver y “se quedó dormido”. Sobre las 9.45 horas lo despertó la Policía, alertada por los familiares de la mujer y por una inquilina que había visto sangre en el baño.
100.000 euros para cada hijo
La Fiscalía pidió inicialmente veinticinco años de prisión para Christopher por un delito de asesinato con alevosía, con las agravantes de parentesco y género, y un año por un delito de maltrato de obra en el ámbito familiar. Tras el acuerdo, la pena bajó a veinte años por el asesinato y nueve meses por el maltrato. El criminal, en prisión provisional desde el 5 de septiembre de 2023, no saldrá por tanto hasta 2044.
La sentencia, que el mismo viernes fue declarada firme por la magistrada-presidenta del Tribunal del Jurado, también contempla un par de medidas relacionadas con los hijos de Maricel. Por un lado, Christopher M.E. no podrá ni comunicarse ni acercarse a ellos durante veintidós años y nueve meses. Y, por otro, deberá indemnizar a cada uno con 100.000 euros.
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