Juicio reyerta en Écija

El fallecido en el tiroteo de Écija en 2018 tenía daños severos en los pulmones

  • Los forenses señalaron que Manuel R. M recibió, al menos, dos disparos

El padre y los dos hijos acusados de participar en una reyerta en Écija donde murió una persona

El padre y los dos hijos acusados de participar en una reyerta en Écija donde murió una persona / José Ängel García

Los forenses que realizaron la autopsia de Manuel R. ratificaron que murió a consecuencia de las heridas producidas por los perdigones de, al menos, dos disparos. A preguntas del abogado de los dos hermanos acusados, aseguraron que todas las lesiones no son compatibles con un solo disparo, por lo que descartaron esta hipótesis. El cuerpo presentaba impactos por múltiples proyectiles en el tórax y una herida por erosión en la espalda “compatible con el taco del cartucho de postas” aunque también pueden ser perdigones no separados.

Según los forenses los perdigones afectaron a pulmones, corazón, riñón y bazo produciendo lesiones “graves y severas”.  El daño en los pulmones provocó una hemorragia interna masiva. Asimismo aseguraron que la trayectoria de los disparos levemente ascendente.

Por otro lado, los policías expertos en balística que analizaron la escopeta y la pistola detonadora utilizada por los hermanos acusados explicaron que para su utilización son necesarios permisos. En concreto, la pistola de fogueo es utilizada en artes escénicas o adiestramiento canino. "La escopeta sin licencia es tenencia ilícita", apostilló uno de los agentes. Asimismo, a preguntas del fiscal aseguraron que disparó a 10 o 15 metros de la víctima. Respecto a los policías que analizaron el ADN, declararon que en una de las navajas había sangre del abuelo de los procesados, también acusado.

La sesión del viernes 16 de octubre terminó con la evaluación psicológica de Jesús R. M. , acusado de asesinato. La defensa, ejercida por Francisco Baena Bocanegra, presentó ante el tribunal el testimonio de dos psicológos forenses en el que se indicaba que el joven tiene trastorno límite de la personalidad, que "unido a la situación de tensión por la reyerta, le llevó a un trastorno mental transitorio".  Asimismo este informe indica que el acusado sufre depresión y ansiedad, además de tener una baja autoestima. "Siempre se ha considerado como el raro, el distinto de la casa".

Sin embargo, tanto la psicóloga que trata al acusado en la cárcel como el subdirector médico del centro penitenciaria, declararon que Jesús R. M. es "emocionalmente estable y ajustado, sin grandes altibajos durante su vida en prisión".

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