Utrera

La Guardia Civil siempre trabajó con la hipótesis de una segunda arma en el caso del ladrón de marihuana muerto por un disparo

  • La familia del fallecido no colaboró con los agentes durante la investigación

La sala donde se celebra el juicio.

La sala donde se celebra el juicio. / Belén Vargas

La Fiscalía pide para el acusado de disparar a un joven que intentaba, supuestamente, entrar en una parcela a robar marihuana la libre absolución aplicando al delito de homicidio la eximente de legítima defensa teniendo en cuenta la existencia de un arma con el que, supuestamente, el fallecido amenazó al amigo del acusado. El jurado popular pudo escuchar en la tercera sesión de la vista oral la versión de los agentes de la Guardia Civil que realizaron la instrucción del caso que coinciden en señalar que hay indicios de la existencia real de esa arma, tanto por encontrar un cartucho disparado como otros dos en los alrededores que son de un calibre diferente al de la escopeta que realizó el tiro mortal. 

El agente instructor del caso explicó ante el Tribunal del Jurado que el aviso le llegó a través de los médicos del Chare de Utrera que le indicaron la presencia de un herido de un disparo en la cabeza que había sido dejado solo en Urgencias. Cuando los agentes revisaron las grabaciones del hospital advirtieron que había sido lleado por dos personas al centro. A partir de aquí, se ponen en contacto vía telefónica con otro de los acusados, J. S. que es cuñado de la víctima y este les dice que "no va a hablar". 

Entre tanto, el herido es trasladado al Hospital Virgen del Rocío dada la gravedad de sus heridas. Los agentes que se personan en la UCI reciben la negativa de los familiares para prestar declaración. Mientras, uno de los supuestos asaltantes, A. F. L.,  que acompañaba a la víctima y a J. S.. declara en dependencias policiales que todo ocurrió en un olivar al que fueron "a robar aceitunas y el guarda los pilló y les disparó". Evidentemente no encontraron nada, hasta que el herido fallece y amplían la búsqueda a los alrededores. 

Mediante entrevistas con los vecinos colindantes llegan hasta el sitio donde realmente ocurrieron los hechos, propiedad del acusado A. M. G. El testimonio de los agentes señaló que para acceder a la parcela donde ocurrieron los hechos, los tres jóvenes tuvieron que cortar, al menos, dos alambradas.

De hecho, uno de los testigos reconoció que la Guardia Civil había trabajado siempre con la hipótesis de la existencia de una segunda escopeta con la que, supuestamente, la víctima encañonó a A. M. G., lo que hizo que J.L. F. G. disparara a la víctima, que diez días más tarde, falleció en el Hospital Virgen del Rocío. 

Todos los agentes que testificaron destacaron la actitud colaboradora tanto de A. M. G como de J. L. F. G. 

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