El Tarta acepta una condena de 17 años y medio de cárcel por asesinar a un hombre y ocultar el cadáver en un pozo de Pilas
El jefe de un clan de Coria del Río vinculado al narcotráfico alcanza un acuerdo con la Fiscalía y la familia de David P.G., del que se vengó por robarle droga varios años antes
Otros dos acusados, entre ellos un hijo del principal acusado, se conforman con 16 años de prisión; su hermano Francisco firma casi cinco años como cómplice del asesinato; y una hija del Tarta es absuelta de encubrimiento
El crimen de Coria llega a juicio: piden 31 años de cárcel para el Tarta por un asesinato vinculado a un vuelco de droga
Uno de los sucesos más truculentos ocurridos en Sevilla en los últimos años ha sido juzgado este lunes en la Audiencia Provincial. Se trata del asesinato de un vecino de Coria del Río que desapareció el 21 de junio de 2022 y cuyo cadáver apareció tres meses después, oculto en el fondo de un pozo en medio de un olivar en Pilas. Había cinco acusados, todos ellos miembros de un clan que lleva años bajo la lupa de las autoridades por narcotráfico, pero un juicio que se preveía largo se ha solventado en un solo día porque las partes, tras una ardua negociación, han alcanzado un acuerdo. Pepe el Tarta, uno de sus hijos y un amigo han reconocido los hechos, han pedido perdón a la familia de la víctima y han aceptado penas de entre diecisiete años y medio y dieciséis años de cárcel. No es un mal acuerdo para ninguno, ya que la Fiscalía pedía 31 años de cárcel para los tres. El origen del caso es un vuelco de droga sucedido diez años antes: el jefe del clan del Tarta culpaba a la víctima de haberle robado una importante carga de hachís en 2012 y se vengó de esa cruel manera.
En su escrito de acusación provisional, la Fiscalía consideraba a José S.C. alias Pepe el Tarta, su hijo José S.G. y Matheus R.S. como coautores de los hechos y reclamaba que cada uno fuese condenado a veinticinco años por un delito de asesinato, cinco años por un delito de robo con violencia y un año y medio por un delito de tenencia ilícita de armas. Para un cuarto acusado, Francisco S.C. (hermano del Tarta), pedía diez años como cómplice de asesinato y un año y nueve meses como cómplice del robo con violencia. La quinta encausada, una hija del Tarta, estaba acusada de encubrimiento sólo por las acusaciones particulares.
Tras el pacto previo al juicio, la fiscal modificó sus conclusiones y estimó para todos las atenuantes de drogadicción, confesión tardía y reparación parcial del daño (han consignado 20.000 euros para resarcir a la familia del fallecido), de ahí la rebaja en las penas. De este modo, el principal acusado ha dado el visto bueno a ser condenado a quince años por asesinato, un año y medio por el robo violento y un año por tenencia ilícita de armas. En cuanto a su hijo y Matheus R.S., se han conformado con catorce años y medio por el asesinato, un año por el robo y seis meses por la tenencia ilícita. Francisco S.C., por último, ha aceptado cuatro años y nueve meses de reclusión como cómplice del asesinato, aunque en los próximos días solicitará la suspensión de la ejecución de esa pena para así evitar estar entre rejas. Respecto a la hija del Tarta, las acusaciones han retirado la denuncia contra ella, así que ha sido absuelta.
La magistrada-presidenta del Tribunal del Jurado (aunque este no ha llegado a constituirse) ha dictado sentencia firme en la misma sala. Además de imponer los castigos ya referidos, también ha establecido que los tres principales acusados indemnizarán conjunta y solidariamente a la familia de la víctima con un total de 576.319 euros: 118.303 para la pareja de David P.G., 175.366 para la hija, 173.005 para el hijo, 44.319 para cada uno de los padres y 21.007 para el hermano. Francisco S.C. deberá responder solidariamente de esas cantidades con hasta un máximo del 10%.
Los hechos que la Audiencia considera probados, con la conformidad de los acusados, empiezan por el reconocimiento de que José S.C. “mantenía rencillas" con el fallecido "por asuntos relativos al tráfico de drogas”, de forma que “empezó a trazar un plan con el fin de quitarle la vida”. La idea “consistía en llevar” a la víctima hasta una parcela rústica “bajo el pretexto de darle participación en la venta de varios kilos de cocaína que se encontrarían allí", matarlo "disparándole por sorpresa con arma de fuego" y deshacerse del cadáver "ocultándolo dentro de un pozo situado en otra finca rústica de las inmediaciones”.
Todo eso sucedió en la mañana del 21 de junio de 2022. Francisco S.C. se desplazó desde su domicilio en Coria hasta una finca ubicada en Pilas que era propiedad del cuñado de José S.C. y allí estuvo entre las 7.05 y las 7.27 horas. Después regresó a su pueblo y sobre las 8.05 horas “inició un intercambio de llamadas telefónicas” con el resto de investigados “con el fin de confirmar entre ellos la señal de que el plan se ponía definitivamente en marcha”.
Sobre las 9 de la mañana, El Tarta se dirigió a la víctima cuando se disponía a desayunar en una peña de Coria y "como señuelo" le propuso marcharse con él y "ser intermediario en la venta de varios kilos de cocaína que su hijo supuestamente poseía y quedarse con un porcentaje de los beneficios”. David P.G., que tenía 39 años, accedió y se montó con el acusado en un vehículo con el que se trasladaron hasta la finca de Pilas, ubicada en la urbanización La Dehesa.
Allí lo esperaban José S.G. y Matheus R.S. "con al menos una escopeta". "Aprovechando las circunstancias de soledad del emplazamiento, de manera sorpresiva e inesperada y con objeto de acabar con su vida le dispararon de frente y de costado, a corta distancia", aseguraba la Fiscalía en su escrito provisional. Y así constará en la sentencia tras el ok de las partes a ese relato. La víctima, “persona de gran corpulencia y forma física", ni siquiera "pudo ejercer defensa eficaz alguna frente al ataque mortal del que fue objeto". Tres disparos lo alcanzaron en el tórax y el abdomen y "le causaron la muerte casi instantáneamente al provocar graves lesiones en el corazón y afectar a ambos pulmones”. “Todos ellos llevaron a cabo su acción y actuaron con el común ánimo o intención, o conociendo y asumiendo las altas probabilidades que existían de acabar con la vida” del fallecido, proseguía el Ministerio Público.
A continuación, “para deshacerse del cadáver y evitar que fuera descubierto", lo llevaron en el vehículo "hasta un pozo sito en un olivar a unos 350 metros de la citada finca y que no se encontraba en uso". Después "lo introdujeron" allí "junto con cuatro ladrillos a modo de lastre". El cuerpo estaba "dentro de una bolsa de grandes dimensiones que amarraron por ambos extremos con bridas". "Lo tiraron al pozo y taparon su brocal con losas y ladrillos a fin de eliminar cualquier vestigio biológico que pudiera asociarlos a lo acontecido”, describirá la sentencia.
Antes de dejar el cadáver, los acusados "despojaron a la víctima de un anillo de oro que portaba en su mano, tasado en 249 euros“ y se llevaron su móvil “para de ese modo aparentar que seguía desenvolviendo su vida con normalidad". De hecho, "se fueron desplazando" con el teléfono en funcionamiento "para que delatara su distinto posicionamiento geográfico a partir de ese momento”.
Sobre las 10.49 horas, los acusados se dirigieron a Coria. Por el camino vendieron el anillo de oro de la víctima en un establecimiento de compraventa (consiguieron 170 euros "que se repartieron"). Y a continuación circularon por varias localidades con el móvil de la víctima siempre abierto, para que pareciera que seguía vivo y se estaba moviendo por esos pueblos. Al final lo abandonaron a las 19.02 horas en algún lugar de Bollullos de la Mitación, donde dejó de tener señal a las 23.22 horas.
Varios días después de la desaparición, el coche de la víctima fue hallado calcinado en el barrio de Torreblanca. Tres meses después, el 29 de septiembre de 2022, la Policía localizó el cadáver. Cuando fueron a su casa de campo a detener al Tarta, este los recibió a tiros y un familiar suyo falleció de un infarto durante la refriega con las autoridades. Este incidente es objeto de otro procedimiento judicial distinto. En aquellos primeros momentos también fue arrestada la hija, que se había marchado a Extremadura a ocultarse como jornalera. Pero las detenciones no se redujeron a Coria y Badajoz. El hijo del Tarta y Matheus R.S. habían huido primero a Alemania y después a Países Bajos y en este último país fueron localizados a mediados de noviembre. Cuando informó de esta operación, llamada Thazard, la Policía reconoció que había sido la más compleja desde el triple asesinato ejecutado por el clan del Pollino en Dos Hermanas.
Tras reconocer todos estos hechos y por tanto declararse culpables, tres de los cuatro condenados han tenido unas palabras para los familiares de David P.G. "Quiero disculparme y pedir perdón a la familia", ha dicho Pepe el Tarta. "Quiero pedir perdón a la familia", ha repetido Matheus R.S. "Pido perdón a la familia de corazón", ha reiterado Francisco S.C.
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