Cuando Sevilla es de chiste
La Caja Negra
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Sevilla ha sido motivo de chiste en demasiadas ocasiones en los últimos tiempos por culpa de las acciones o declaraciones de sus gobernantes. Las votaciones sobre la duración de la Feria, los absurdos piques con otras ciudades, algunas inauguraciones absurdas, fallos clamorosos en actos con eco internacional, la organización de la carrera oficial en sentido inverso... Repasamos las veces que en tiempos recientes los dirigentes debieron ahorrarle a la ciudad ser motivo de mofa.
La Avenida perdió la sombra en 2007 con motivo de las obras de construcción del tranvía, una supuesta peatonalización justificada por la necesidad de proteger la fachada principal de la Catedral, ennegrecida y con la piedra en un preocupante proceso de arenización por efecto del tráfico rodado, principalmente causado por los escapes de los autobuses urbanos. Han pasado cinco alcaldes y ninguno ha logrado algo tan aparentemente sencillo como dotar de sombra la principal arteria urbana de la capital. O no se ha intentado, o directamente se ha hecho el ridículo, caso de los macetones de árboles escuálidos instalados en agosto de 2017. Ahora se ejecuta una inversión de casi 300.000 euros para tres años (2025-2027), que en su primer año no ha cumplido todavía el objetivo, pese a que estamos ya próximos al fin del verano. El resultado hasta ahora ha sido pobre y ha generado todo tipo de chanzas y chascarrillos porque en el único tramo de la Avenida cubierto por los nuevos toldos sólo se logra la sombra para el Metrocentro, no para los peatones. Como ilustra Ricardo Marqués, presidente de A Contramano, la propia ordenanza de circulación de Sevilla dicta que la plataforma del tranvía es una zona de "no tránsito" donde la prioridad es del convoy. La zona con toldos es precisamente aquella en la que los peatones no gozan de prioridad en una Avenida supuestamente peatonalizada. Las redes sociales han estado la mar de animadas con el "tranvía bajo palio", las montajes gráficos se han multiplicado, la guasa ha encontrado el perfecto caldo de cultivo. El jefe de la oposición, Antonio Muñoz, ha planteado que el alcalde debe pedir perdón por haber sometido a Sevilla a una "burla nacional".
Los basamentos para los toldos ya fueron motivo de comentario en julio, dadas sus dimensiones: enormes cubos de hormigón que evocan el impactante Museo del Holocausto de Berlín. Para colmo, no se pueden elevar la velas en el tramo de Avenida más próximo a la Plaza Nueva,que es el más extenso, porque no se disponen de los permisos de los titulares de edificios como el Banco de España.
Todo mandatario municipal debería tener como principal objetivo dejar una ciudad mejor de la que se encontró al llegar al cargo. No se trata de apostar por la vía del populismo, cultivar la imagen por encima de todo, dar rienda suelta a la obsesión de estar en muchos actos y confrontar con dirigentes de otros partidos. Se trata de mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos de la ciudad. No de generar problemas gratuitos, enmarañar, entorpecer o generar ruido. No pocas veces Sevilla ha sido motivo de chanza en los últimos tiempos por culpa directa de sus dirigentes. Las redes sociales nos frieron con motivo del carril de circulación pintado a la inglesa en el Puente de los Remedios, una trastada que nos dejó como ciudad de las chapuzas, o el pavimento recién colocado en la calle Zaragoza que se levantó en horas como si hubiera sido objeto de un bombardeo. Dos zonas sensibles, como ocurre con la Avenida, en la que todo cuanto se hace tiene un especial eco. ¿Y qué decir del software diseñado por Tussam que permite viajar gratis si se alega al revisor que se ha pagado el viaje con la tarjeta bancaria? Ni hay recibo, ni capacidad para verificar que se ha realizado el abono, tal como quedó demostrado por este periódico.
El mundial de atletismo
Sevilla sufrió una vergüenza pública en la inauguración del Mundial de Atletismo de 1999 cuando los proetarras sabotearon la ceremonia inaugural. Se colaron en el escenario vestidos como la Giraldilla, la mascota oficial del acontecimiento, con proclamas a favor del acercamiento de presos al País Vasco. Un error de seguridad mayúsculo que dejó en ridículo los sistemas de seguridad. En los años de Monteseirín como alcalde se sufrieron las bromas como consecuencia de deslices verbales del alcalde, como al meterse en un jardín al confundir la Astronomía con la Astrología en la inauguración de una calle. "Es muy bueno que haya astrónomos. Estamos en la Avenida de la Astronomía. Está bien que haya astrólogos, pero es fundamental que haya astronautas. Porque ¿qué sería de nosotros los astronautas si no nos dijeran los astrólogos o los astrónomos cómo son las cosas? ¿Qué nos podemos encontrar allí, en el más allá? ¿O qué podemos hacer, o qué podríamos desarrollar nosotros, los que estamos allí, los que nos pisamos el suelo de la realidad de las cosas? ¿Qué sería de nosotros si no existieran los astrónomos y los astrólogos? ¿Qué sería de todos nosotros sin la tarea de los astronautas?".
La Feria
Ni el alcalde Espadas ni el alcalde Sanz nos libraron de dos consultas ciudadanas que ofrecieron la imagen más tópica de la ciudad, la de sevillanos que dan prioridad a las fiestas mayores por encima de otros objetivos. Una etiqueta falsa, pero que todavía funciona de Despeñaperros para arriba, sobre todo cuando se impulsa desde el Ayuntamiento. La ciudad salió varias veces en los minutos finales de los telediarios nacionales, reservados a esos temas de entretenimiento o para suavizar las noticias duras que suelen centrar los arranques de los informativos. 'Los sevillanos se dividen sobre la duración de su Feria'. 'Los sevillanos votan otra vez sobre la Feria'. Fueron los plebiscitos del sonrojo, solo parecido al que generaban los antiguos Lunes de Resaca. La imagen de la ciudad estigmatizada en dos ocasiones en pocos años: en 2016 y en 2024. Y la segunda consulta, además, estuvo marcada por irregularidades reconocidas por el gobierno municipal.
La crisis del salmorejo
De chiste fuimos en 2013, cuando el Ayuntamiento de Sevilla incluyó el salmorejo dentro de la lista de las 18 tapas candidatas a representar el patrimonio gastronómico hispalense. La reacción de Córdoba no se hizo esperar. El gobierno del entonces alcalde Zoido tuvo que pedir disculpas públicas y enmendar el error. ¡Sevilla birlándole el salmorejo a Córdoba! Nos cayó un chaparrón porque nadie tuvo el tacto debido para evitar un error de nuevo gratuito. Es cierto que el mandato 2011-15 estuvo marcado por los recortes provocados por la crisis económica. Los ayuntamientos estuvieron más que encorsetados. En ese tiempo el alcalde de Sevilla inauguró con banda de música la reposición del bacalao de madera que da nombre popular a la cuesta (calle Argote de Molina) que existió en su día como rótulo de una tienda de coloniales. ¿Un exceso? ¿Una desproporción? ¿Una prueba del verdadero carácter indolente de la ciudad? No parece en cualquier caso que fuera un acierto darle carácter oficial y solemne a lo que era una mera anécdota.
Ese mismo año 2013 fuimos motivo de polémica de forma absurda no por perder la posibilidad de acoger una sede del Museo Pompidou, que finalmente se abrió en Málaga, sino por la reacción del alcalde Zoido. Salió al paso de las críticas contestando que "Sevilla tiene un patrimonio que jamás tendrán otras ciudades". ¡La Giralda puede con todo! El alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, estuvo moderado en su respuesta al recordar que "cada ciudad tiene sus atractivos". Y hay una más de Zoido que fue motivo de guasa. Su gobierno anunció que Beyoncé iba a actuar en 2015 en el proyecto Sevilla Park. Todavía se espera en Sevilla a la artista de Texas... Y el proyecto Sevilla Park quedó cancelado.
La Semana Santa y la OMS
El alcalde Juan Espadas proclamó al inicio de la cuaresma de 2020 que la Organización Mundial de la Salud (OMS) tendría que hablar con Sevilla si pretendía suspender la Semana Santa. El mundo sufría desde noviembre los efectos del Covid-19, con origen localizado en China, los telediarios abrían desde entonces con los titulares de los muertos de cada día. El encuentro anual de las grandes operadoras de telefonía móvil, previsto en Barcelona, estaba en el aire. Finalmente se suspendió, como ocurrió con las fallas de Valencia. La de Espadas fue una evidente prueba de falta de reflejos y de la costumbre de casi todo dirigente político de lanzar mensajes positivos y triunfalistas en lugar de, al menos, tener ciertas cautelas. No solo se suspendió la Semana Santa de ese año, sino que el mundo se paralizó como nunca antes se había conocido. Y, por supuesto, se suspendió la Feria. Y también las fiestas mayores de 2021.
Y la iniciativa privada no se libra de haber arrojado a la ciudad a la hoguera de la chacota. En 2018 sufrimos el Martes Santo al revés, iniciativa del Consejo de Cofradías avalada necesariamente por el Ayuntamiento. No se volvió a repetir. Una vez más se ofreció una imagen poco recomendable en una fiesta religiosa: primar descaradamente la logística, que centró el debate durante meses, sobre los objetivos espirituales.
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