En España, las multas por contaminación acústica se rigen por la Ley del Ruido, que establece los límites de emisión de ruido permitidos en diferentes situaciones y momentos del día. Las multas por contaminación acústica pueden ser impuestas por la policía local, las autoridades municipales o la administración regional, dependiendo de la naturaleza y gravedad del incumplimiento.
Las multas por contaminación acústica en España pueden variar en función de la gravedad de la infracción y el tipo de entidad que la cometa. Las multas pueden oscilar desde unos pocos cientos de euros hasta varios miles de euros. En algunos casos, se puede imponer el cierre temporal o permanente de las instalaciones que causen la contaminación acústica.
La contaminación acústica puede referirse desde el ruido del tráfico, la música o incluso el ruido de una mascota. Esta última ha sido motivo de denuncia por parte de un vecino de Valencia que aseguraba que no podía "ni dormir, ni trabajar ni hacer vida con normalidad" debido a los fuertes y continuos ladridos del perro de sus vecinos que llevaba soportando desde el año 2010.
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