La aldaba
Carlos Navarro Antolín
Sánchez entra en los templos cuando quiere
Tras el bombardeo de EEUU en territorio iraní, el mundo vuelve a fijarse en una de las aeronaves más caras, avanzadas y misteriosas del arsenal norteamericano: el bombardero B-2 Spirit. Esta aeronave, considerada un stealth bomber o bombardero sigiloso (o furtivo), fue diseñada durante la Guerra Fría y ha demostrado ser una pieza clave en la estrategia de superioridad aérea de EEUU, especialmente en escenarios que requieren ataques de precisión y penetración profunda en espacio aéreo enemigo.
El B-2 Spirit no se parece a ningún otro avión de combate. Con su distintiva forma de ala volante y recubrimientos especiales que absorben las ondas de radar, puede evitar ser identificado por la mayoría de los sistemas de defensa aérea. Este diseño lo convierte en una herramienta ideal para ingresar en zonas altamente protegidas, donde otros aviones no podrían operar sin ser interceptados.
Además, destaca su capacidad de transportar armas convencionales y nucleares. El B-2 puede transportar hasta 18 toneladas de munición, incluyendo bombas guiadas por GPS como las GBU-31 JDAM y armas nucleares. Está diseñado para operar a altitudes superiores a los 15.000 metros, con un alcance operativo de más de 11.000 kilómetros sin necesidad de reabastecimiento, y casi ilimitado con repostaje aéreo. Esto le permite despegar desde bases en Estados Unidos, atacar objetivos en Medio Oriente y regresar sin aterrizar en territorio hostil.
Desarrollado por el consorcio de empresas Northrop Grumman, cada B-2 tiene un valor estimado superior a los 2.000 millones de dólares, incluyendo desarrollo y mantenimiento. Esto lo convierte en uno de los sistemas de armamento más costosos jamás producidos. Pero para el Pentágono, su capacidad de evitar defensas y golpear con efectividad lo hace indispensable en conflictos de alta complejidad como el actual.
A diferencia de otros bombarderos más numerosos, el B-2 es un recurso escaso y cuidadosamente reservado. Solo existen 20 unidades activas en todo el mundo. Su uso no solo tiene fines tácticos, sino también simbólicos: enviar un B-2 a una zona de conflicto representa una señal clara del compromiso y la capacidad de EEUU para actuar con fuerza, precisión y discreción.
Este aparato se mostró por primera vez en público en vuelo en 1989, pero no se incorporó al servicio activo hasta 1997. Desde entonces no ha parado de ir recibiendo mejoras y ha realizado misiones en Kosovo, Afganistán, Irak, Libia, Siria y Yemen.
También te puede interesar
Lo último
No hay comentarios