Sueños esféricos
Juan Antonio Solís
En nuestras miserias manda Javier Tebas
Corpus Christi 2014. Arcadiantiqua. Dirección musical: Alberto Barea. Coreografía: Carina Pabst y Juan Guilmain. Programa: 'Músicas para un cortejo' (obras de Hildegard von Bingen, Alfonso X, Francisco de la Torre, Correa de Arauxo, Francisco Guerrero, Cancionero de la Colombina, etc.). Lugar: Plaza de San Francisco. Fecha: Martes 17 de junio. Aforo: Lleno.
Las actividades en torno al Corpus han incluido este año un espectáculo de música antigua muy arriesgado, especialmente por su representación al aire libre y sus muy delicadas necesidades de amplificación, que no fueron demasiado bien atendidas, lo que ocasionó múltiples problemas en el equilibrio entre voces e instrumentos.
La idea era representar musicalmente los distintos pasos del cortejo del próximo jueves con un amplio conjunto vocal e instrumental y un grupo de ocho bailarines, lo que globalmente se consiguió de forma aceptable. Un narrador hizo la función de guía del espectáculo con unos textos didácticos y sin pretensiones.
La selección musical de Alberto Barea resultó variada e interesante y su concepción interpretativa buscó la sencillez en los acompañamientos, aunque en algún momento se habría agradecido alguna variación (Cantiga nº221). Los instrumentistas y cantantes salían de los mejores conjuntos de música antigua de la ciudad y, en condiciones nada fáciles, salvaron el reto con solvencia, pese a momentos muy delicados, sobre todo en un Sacrum convivium de Guerrero absolutamente desequilibrado, con desajustes en el tono de entrada y transportado al agudo de forma un tanto caprichosa. Mucho mejor resultaron las cantigas, las danzas -en las que el conjunto de bailarines resultó colorista y llamativo-, y un par de piezas más de Guerrero, su versión del himno Pange lingua, irregular, pero mejor ajustado y empastado, y sobre todo su tierna y hermosa villanesca Niño Dios d'amor herido.
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