Sueños esféricos
Juan Antonio Solís
En nuestras miserias manda Javier Tebas
"Hace muchos años", Concha Jareño (Madrid, 1977) se presentó a un concurso de sevillanas junto a Alfonso Losa. Y lo ganó. Tuvo como recompensa 200.000 pesetas de la época que invirtió en montar un estudio en la cochera que sus padres tenían a medio utilizar. "Puse el suelo, los espejos, y allí me tiré aprendiendo y bailando media vida", recuerda esta coreógrafa que, tras una etapa autodidacta, se formó bajo el magisterio de Yolanda Heredia o Rafaela Carrasco, esta última en cuya compañía bailó una época. Y en su trayectoria cobran protagonismo sus colaboraciones con Nani Paños y Rafael Estévez, Belén Maya, Isabel Bayón... "Nunca he ido con la intención de ser solista. Yo lo que quería es bailar", explica cuando echa la vista atrás para recordar sus comienzos, indisolublemente ligados a los tablaos que, si bien tantas veces le cansaron por "escuchar siempre las mismas letras", también le sirvieron como laboratorio de ensayo para sus propuestas, en las que elabora un personalísimo lenguaje corporal. "Me gusta dar rienda suelta. Me gusta el flamenco tradicional. Pero no me quedo ahí. Mi vocabulario es el de la danza española".
No en vano, Concha Jareño es licenciada en esta especialidad del baile y poseedora de varios galardones, como los premios nacionales de arte flamenco de Córdoba Matilde Coral y Mario Maya. Aún así, esta joven intérprete y coreógrafa es consciente de los bloqueos creativos que surgen en una carrera como la suya. "Es muy difícil reinventarse cada vez que vas a hacer una coreografía. Pero ese debe ser el reto del artista", comenta. En la búsqueda del "concepto intelectual del espectáculo" tiene mucho que ver su pareja, el cineasta Paco Arasanz. "Él -reconoce- me ha dado miras. Al final, más allá de la excelencia técnica, lo que el público quiere es emocionarse".
Precisamente ése el objetivo con el que presenta esta noche en la sala Joaquín Turina de Cajasol su montaje Simplemente Flamenco. "Aquí no cuento una historia. Lo que trato de plasmar son momentos, olores, el aire, la esencia de cada palo", explica.
En este propósito le acompaña sobre el escenario Flavio Rodrígues, un guitarrista atípico si se entiende por este concepto su nacionalidad. Flavio es brasileño, pero llegó a España hace 12 años. Criado en el seno de una familia en la que "todos tocan la guitarra" reconoce abiertamente sus preferencias: Paco [de Lucía], El Bola, David Carmona... y Riqueni -"mi maestro", dice-.
Juntos interpretarán un recital que arranca por seguiriyas y sigue con la célebre Chica de Ipanema por bulerías ("una batucada por bulerías" que está incluida en el disco que Flavio presentó ayer en Sevilla, Anyway). Concha seguirá bailando por guajiras -"me impactó siendo niña la elegancia de Merche Esmeralda en Flamenco de Saura"- y farrucas para terminar por caracoles y el fin de fiesta por bulerías. Entremedio, dos interludios de cante por malagueñas con Gema Caballero y de tangos, con Pedro Obregón y David Vázquez.
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