La Ventana
Luis Carlos Peris
El drama de los sin techo
Mano a mano, el ciclo de Cajasol dedicado a emparentar el mundo de la tauromaquia con otras manifestaciones culturales, reunió la noche de ayer, en su noveno encuentro, titulado El toro y la música, al matador de toros Miguel Ángel Perera y el músico Jaime Urrutia, antiguo cabecilla de Gabinete Caligari, grupo con especial inclinación por el mundo castizo que entregó algunas de las canciones más emblemáticas de los años 80, en plena Movida madrileña. Urrutia, que acostumbraba a introducir en sus canciones guiños al argot taurino, es hijo de Julio de Urrutia, crítico taurino, a quien le pasaba sus crónicas a máquina.
El veterano rockero es amigo de Perera desde 2004. Ese año fueron presentados por Fernando Cepeda, amigo del primero, apoderado del segundo. El diestro, confesó ayer, se aficionó a los toros gracias al "boom de Jesulín" y desde los 11 años, cuando toreó su primera becerra, en una fiesta del colegio, supo que ése sería su oficio, se apuntó a una escuela taurina y pudo dejar de ensayar pases memorables con el carro de la compra de su madre. Muchos expertos le atribuyeron la pasada Feria de Abril la mejor faena vista en la plaza de la Maestranza.
En su última gira por América, Urrutia le acompañó de plaza en plaza, con un anillo muy especial. El anillo, una alianza matrimonial, fue de su abuelo, empresario de la plaza de Málaga en los años 20. Cuando murió, la madre del músico se lo dio y le dijo: "Con este anillo el abuelo le dio la mano a muchos toreros. Uno de ellos, Belmonte". Urrutia, que dedicó al legendario diestro el tema Sangre española, jamás se lo ha quitado.
También te puede interesar
Lo último
No hay comentarios