"Sevilla no tiene una escuela de música municipal que actúe como hervidero"

La escuela de música Cerro-Amate se queda sin aula y languidece ante la falta de apoyo público

Una de las alumnas de la escuela de música durante una audición. / M.G.
María Sánchez

Sevilla, 30 de agosto 2017 - 09:00

Con el inicio del curso escolar pisando los talones parecería lógico imaginar que los profesores del Aula de Música Cerro-Amate preparan las partituras y afinan los instrumentos para amansar a sus inminentes fieras. Sin embargo, por paradójico que resulte, a escasas semanas del comienzo del periodo lectivo se encuentran aún sin un aula en la que impartir sus lecciones.

El profesor de lenguaje musical y piano Jesús Navarro -uno de los tres integrantes de esta "experiencia piloto" nacida en 2011- explica que la puesta en marcha de esta escuela ha sido "toda una odisea debido a la falta de apoyo institucional", aunque se muestra esperanzado y con ganas de proseguir en su empeño por "otorgar a Sevilla una educación musical de base". De hecho, durante estos seis años de andadura por los que han pasado más de 70 alumnos, la escuela, que comenzó en una sala cedida por el Distrito Cerro-Amate, ha vagado por el antiguo Colegio Santa Teresa de Jesús y por el Colegio Juan XXIII, hasta desarrollar el último curso en un aula del extinto Colegio San Fernando, ofrecida sólo hasta el pasado junio debido a su inestable situación. El problema surgió en 2015, cuando la iniciativa musical, ya asentada en el Colegio Público Juan XXIII, cesó su labor a causa de la jubilación del conserje del centro, ya que su plaza jamás fue repuesta y ello acabó con todas las clases y talleres que se ejecutaban en horario de tarde. Según el profesor Navarro, el director del centro "terminó cansado" ante el incongruente traspaso de responsabilidades entre las distinas áreas del Consistorio que, según éste, se escudaron en "el discurso de la crisis y en la Ley Montoro, que establecía una tasa de reposición del 10% de los empleados públicos".

La música es un medio muy potente para hacer ciudadanos mejores; para estudiar, socializar e integrarse"

Así las cosas, "el Aula de Música pasó de 35 a seis alumnos en un sólo curso", se queja el profesor, quien aborda con perplejidad el hecho de que la capital hispalense no cultive y garantice la enseñanza musical básica al igual que ciudades como Madrid o Barcelona o países como Suiza, ejemplifica, donde "su protección queda patente en la Constitución". "Y eso pese a que Sevilla ha sido nombrada Ciudad de la Música por la Unesco y se ha promocionado como ciudad de la ópera, además de contar con una de las orquestas más importantes de España -la ROSS- y una de las bandas municipales más antiguas, la Banda Sinfónica Municipal". La paradoja para el músico resulta clara: "Sevilla no tiene una escuela de música municipal que actúe como hervidero del talento a diferencia de los pueblos de su corona como Mairena del Alcor, Alcalá, El Viso del Alcor, Dos Hermanas, Coria del Río, Tomares o Salteras. Todos tienen una escuela a modo de academia donde los niños van a estudiar un instrumento y pertenecen a una banda que da vida a lo aprendido con sus espectáculos", compara indignado el pianista. "La música en Sevilla es muy oscura. El 80% de los estudiantes de especialidades sinfónicas, tanto los de grado elemental como los de medio y superior, proceden de los pueblos. Sus escuelas municipales constituyen un hervidero", explica.

Ante la rigidez horaria y el alto nivel de dedicación de las enseñanzas regladas y de las bandas de Semana Santa, "la escuela municipal viene a dar una solución flexible para formar aficionados que no quieran estudiar una carrera o que se acerquen por primera vez a la música", sostiene Navarro, que apuesta por la libertad del alumno en la elección instrumental, aunque la guitarra y el piano copan las demandas.

Sabedor de los beneficios de su materia, recuerda el caso de Juanito, un niño con síndrome de Down al que las clases de piano ayudaron al desarrollo de su psicomotricidad hasta que el Colegio Juan XXIII cerró sus puertas a las extraescolares. "Los profesores de música somos muy psicólogos", aclara Navarro, que concibe su arte también como una vía de desarrollo personal: "Es un medio muy potente para hacer ciudadanos mejores y más sensibles; para estudiar, socializar e integrarse, especialmente en zonas complicadas como la nuestra. Parece que la música es un poco elitista, pero no es así en absoluto".

El docente sueña con "un colegio abierto a la comunidad donde las personas desarrollen una actividad intelectual de nivel alto con la música". Y sentencia: "Si hay ganas de solucionar las cosas, se hará".

Sin clases a causa de la jubilación del conserje del centro

La jubilación del conserje del CEIP Juan XXIII en 2015 causó el cese de toda la oferta vespertina de actividades extraescolares del colegio: la escuela de música, los talleres para padres y madres, las clases deportivas y de baile y la escuela para adultos, entre otras. La Asociación de Madres y Padres emitió un comunicado denunciando el "abandono y engaño institucional" referido principalmente al Área de Edificios Municipales. Tras reunirse con el Distrito Cerro-Amate, el AMPA recibió un nuevo conserje que "nos duró una semana", lamentaron entonces. Participa Sevilla tildó la situación de "totalmente kafkiana".

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