Za! | Crítica

Experimentalismo irreverente

  • El dúo barcelones Za! deslumbró el miércoles al público del Teatro Central con un espectáculo al que contribuyeron en su brillo los locales Pony Bravo y Hermanas Gestring

Un momento del espectáculo de Za! y sus aliados.

Un momento del espectáculo de Za! y sus aliados. / Marián Ruiz

El broche final del Ciclo de Música(s) Contemporánea(s) de la noche del miércoles en el Teatro Central no pudo ser mejor. El dúo barcelonés Za! convirtió su Pachinko Plex en Multiplex con los diversos colaboradores que fueron apareciendo por el escenario. Ante una gran pantalla en la que destacaba una ominosa torre aparecieron la mitad de Pony Bravo con los que Pau y Edi, multinstrumentista y batería que forman Za!, establecieron al salir ellos también un diálogo sónico, al que se sumó Laura Gestring cantándole a la Luna de plata con una voz que de aguda pasaba a chillona, dándole un contrapunto muy divertido al ambiente electrónico que se había creado.

A partir de ahí Za! fue convirtiéndose en un camaleón sónico que de la banda de Rick Wakeman, en Las monedas, pasaba a ser la de Frank Zappa, en Maningue nais, que el saxo de Morgan Caney transformaba a su vez en jazz-rock; se convertían en los Beastie Boys con Don Autoleyendas, una de las dos piezas rescatadas de su anterior disco, Loloismo, junto a Badulake y en Test D’estrès eran un grupo todavía por inventar, que combinaba loops disparados con voces distorsionadas y ralentizadas, con polirritmos libres saltando aleatoriamente, con texturas electrónicas hechas añicos a golpes de batería y con cualquier locura sonora que pueda procesarse de forma inclasificable.

Pony Bravo estuvieron brillantes haciendo Mi DNI junto a Za!, sonando aún más irónica con los delirantes coritos de las Hermanas Gestring, que tras Cómeme el ojete, a lo que nos invitó Greta en una contorsión imposible que nos lo plantó en las narices, se transformaron luego en Las Keres, personajes mitológicos, hijas de Remedios Amaya y Caronte, manejando la barca de éste camino del Hades.

Cuando Za! comenzó con La rave de Dios de Pony Bravo todos se unieron en el escenario con varias decenas de espectadores para terminar bailando la deconstrucción de los Chemical Brothers y Prodigy con que los músicos convirtieron el teatro en un antro de electro house.

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