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El canto de las manos | Crítica

Una imagen del documental dirigido por María Valverde.

La ficha

*** 'El canto de las manos'. Documental, España-EEUU-Venezuela, 2025, 90 min. Dirección y guion: María Valverde. Fotografía: Andrea Mezquida. Música: Nascuy Linares. Con: Gustavo Dudamel, José Gabriel Abarca, Jennifer González.

Se agradece de partida un documental que se asoma a Venezuela lejos de su polarizada actualidad mediático-política para centrarse empero en la que sin duda es una de sus grandes joyas de la corona (republicana), a saber, ese Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles, fundado en 1975 por José Antonio Abreu (1939-2018) como proyecto educativo de integración del que ha salido el que hoy por hoy es uno de los más prestigiosos directores de orquesta de todo el mundo, Gustavo Dudamel, hoy al frente de la Filarmónica de Los Ángeles y la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar.

Más concretamente, este documental impulsado por el propio Dudamel y escrito y dirigido por su esposa, la actriz española María Valverde, se centra en una nueva iniciativa del Sistema, el Coro de Manos Blancas creado en la localidad de Barquisimeto, de la que es oriundo el director, con la finalidad de incorporar a las personas sordas y en riesgo de exclusión social en un proyecto musical conducido a través de la lengua de signos.

El canto de las manos sigue así a este coro en la preparación de una pionera representación de Fidelio de Beethoven en su 250 aniversario, pionera e insólita en tanto que integra a cantantes líricos con intérpretes de lengua de signos que redoblan sus papeles en escena. Valverde intenta situarse siempre a una distancia prudencial y respetuosa (con el silencio) y elige a un puñado de miembros del coro para seguirlos durante el casting y los ensayos pero también en su intimidad, marcada en muchos casos por las dificultades familiares, el aislamiento o la incomprensión. Siempre en un papel secundario, Dudamel entra y sale del relato, de manera que son ellos, también sus tutores, los verdaderos protagonistas de un filme que aspira a visibilizar la resiliencia, el afán de superación y los logros de un colectivo trabajador y entusiasta.

El documental intenta evitar las marcas del publirreportaje institucional en su apuesta por el seguimiento, con algún que otro contratiempo, de un proceso en marcha que no tiene fisura posible en su planteamiento ni posibilidad de fracaso en sus objetivos. No siempre es fácil encontrar entre esos dos niveles destellos de verdad y emoción, pero de hecho los termina encontrando.

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