Otro cine español fue posible
El último arrebato | Estreno en Movistar+
La ficha
** 'El último arrebato'. Documental, España, 2025, 108 min. Dirección: Marta Medina, Enrique López Lavigne. Guion: m. Medina y Jaime Chávarri. Fotografía: Álvaro Gómez. Música: José Ignacio Arrufat. Con: Jaime Chávarri, Eusebio Poncela, Cecilia Roth, Marta Fernández-Muro, Carlos F. Heredero.
Nadie discute a estas alturas que Arrebato (1979), de Iván Zulueta, no sólo es una de las películas clave de la (pos)modernidad española tras la salida del Franquismo, sino que es por singularidad y derecho propios una de las más importantes de toda la historia de nuestro cine. Al crítico e historiador Carlos F. Heredero le escuchamos decir en este documental que se alinea junto a El sexto sentido (1929), de Nemesio Sobrevila, o Vida en sombras (1948), de Llobet-Gràcia, como obras únicas, personales y sin continuidad que han hecho de la propia reflexión sobre el cine y lo autobiográfico la materia prima para su experimentación y su libertad formal lejos de toda ortodoxia o tradición dentro de nuestro cine.
Cuarenta y cinco años después de su estreno, que se saldó con un pequeño escándalo y un gran fracaso comercial, el productor Enrique López Lavigne y la guionista y crítica Marta Medina vuelven a ella desde el culto y la pesquisa, a través de un documental que se disfraza de fake autoconsciente para poner a Jaime Chávarri, viejo amigo y cómplice de Zulueta en aquellos días, como guía con llave maestra por los secretos, códigos, anécdotas y misterios sin resolver de aquella película de fantasmas y vampiros que espejea en el presente a través de algunos de sus protagonistas: Eusebio Poncela, fallecido poco después de este rodaje, Cecilia Roth, que aparece fugazmente como espectro de sí misma sobreimpresionada sobre su personaje en el filme, y una Marta Fernández Muro que también rememora sus recuerdos del rodaje al tiempo en que interpreta y desentraña algunas de sus claves internas, de sobra conocidas tras los muchos estudios dedicados al filme y casi todas ellas apuntando a la excéntrica personalidad de Zulueta como oveja negra de la alta burguesía donostiarra y verso suelto de la modernidad, el underground y la vanguardia en la España de los 70 y primeros 80.
Buscando su propio discurso y su hilo de manera algo errática, el documental intenta ponerse en abismo, también a sus responsables, en un ejercicio metarreflexivo que se nos antoja demasiado explícito y algo caduco en su formato, si me apuran en un tono algo ingenuo y amateur que, si bien pareciera querer emular al original, aquí se resiente de una impostura demasiado visible en sus recursos y una cierta inclinación hacia el morbo en detrimento de otras aproximaciones y lecturas. Como suele ocurrir en estos casos, finalmente es el archivo el que mejor habla por sí mismo sin necesidad de alteraciones, ecos o desdoblamientos: el de la propia película y su rodaje, el de las películas caseras y los cortos de Zulueta y Chávarri, el de las fotos de aquellos días irrepetibles de fulgor, aventura, atrevimiento y desinhibición pronto domesticados por la Cultura o truncados por el propio impulso autodestructivo de su autor.
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