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JC Reyes se corona en Sevilla: este ha sido su concierto

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El artista actuó en el Estadio de La Cartuja ante más de 15000 personas, las cuales vibraron y disfrutaron con la gira 'Tour Km 33'

Concierto de JC Reyes en el Estadio de la Cartuja de Sevilla

JC Reyes en su concierto en Sevilla / José Ángel García

No es JC Reyes el yerno que tus padres quisieron, pero esa circunstancia tiene su ventaja: automáticamente te conviertes en candidato idóneo para ocupar el trono de la música urbana. Un trono que este sevillano, con su historial de controversia y de genio, conoce. Un trono al que ha llegado con Los Green Lanters o con su último trabajo, Nacer de nuevo. JC Reyes, Baudelaire de la generación Z, se coronó ayer en Sevilla, en el Estadio de La Cartuja, ante más de 15000 personas que vibraron y lo gozaron con estos ritmos duros, con estos ritmos que tienen algo de mirada que desafía.

Un calor impertinente acompañó durante una noche en la que JC Reyes dio aún más calor a los suyos con su gira Tour Km 33. Altas temperaturas, aquí y allá, tanto en el escenario como en un público cuyo aliño indumentario se precisaba en colores reflectantes, en coletas largas, en tatuajes indomables, en cadenas estridentes, en camisetas negras, en abanicos que se saludaban en la pista y en las gradas.

JC Reyes, Baudelaire de la generación Z, se coronó ayer en Sevilla, con su primera gran gira"

Alrededor de una hora tardo JC Reyes en aparecer por el escenario. Un tiempo que se solventó con un DJ que nos regaló los grandes temas de la época: ese reguetón clásico (existe el reguetón clásico a estas alturas de la historia) de las gatas que andan y tiran para delante, de los coches que rugen, de la pose ostentosa y de la letra misógina. El DJ estiró el asunto todo lo que se pudo -el cronista lo imita, donde fueres, ya se sabe-, pero el público se empezaba a poner nervioso. Primeros silbidos, primeras tensiones, primeros gritos. Por suerte todo quedó en eso cuando a las once de la noche salió JC Reyes con su moto al escenario. Fuegos desde el perímetro debla estructura (se hubiese agradecido algo más un aire acondicionado) y serpentinas. Fuerza expresiva, y esa agresividad del género, y el público que aplaude, y el público que se desvive. Las voces que se rinden a la figura de este ídolo, de este rey de reyes de la música urbana.

La pantalla, en horizontal, acompañaba la función del escenario. Siete mujeres bailaban sin descanso al son de No le pare, con su estribillo que se pegaba en el oído y en las caderas de este público adolescente, incandescente y vivísimo como esos fuegos que salían de nuevo del escenario. "No le pare, no le pare, no le pare", se coreaba, al igual que los primeros compases de Chula, con su "Yo sé que con na' me lleno. / No olvido y fumo veneno. / Like chula, cuerpo moreno. / Tengo pa’l culo y los senos".

Siguó JC Reyes (con un acento semilatino) con su éxito Goteras, tema que canta junto con Omar Montes y que suena a vídeo de TikTok, a generación nacida más allá del 2000, a generación que viene con otro discurso, a generación que tiene nostalgia de nada y certezas de todo. El verde reflectante, el tatuaje sin amo, la camiseta negra, la actitud soberbia. Los valores de la ecuación continuaron a lo largo de una noche con algo de incógnita para los que venimos de otra edad. Pero ese es nuestro problema.

Hubo desmayos -el artista detuvo el concierto cuando sucedió-; y una cadena -de oro- de sonidos reguetoneros; y su cante flamenco; y aparición de El Jincho, y canciones "para los boxeadores". Con estas palabras definió la cuestión JC Reyes, Baudelaire Z y urbano que se ha coronado en su tierra natal.

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