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Salir al cine

Llega a AppleTV+ la extraordinaria serie documental de cinco episodios sobre Martin Scorsese dirigida por Rebecca Miller, un apasionado retrato doble del hombre y el cineasta.

Martin Scorsese (Nueva York, 1942) en una imagen de la serie documental.

Cinco horas se nos antojan pocas para abordar la personalidad y el talento creativo desbordantes y múltiples, casi compulsivos, de un tipo como Martin Scorsese (1942, New York). A Rebecca Miller se le han quedado fuera algunos de sus 26 largometrajes de ficción (La invención de Hugo, por ejemplo, otros como El cabo del miedo o Al límite, comentados casi de pasada) o la larga lista de documentales dedicados al cine (norteamericano, italiano, a Elia Kazan), al mundo del entretenimiento o a la música popular (Bob Dylan en dos ocasiones, George Harrison, Rolling Stones, David Johansen). Casi de refilón aborda también su importantísima faceta como valedor del patrimonio histórico cinematográfico recuperado y restaurado a través de su Film Foundation o su aparición como voz siempre experta, apasionada y erudita en decenas de documentales sobre cine y cineastas.

En el último de los cinco episodios de una hora de su extraordinaria serie ya disponible en AppleTV+, podemos atisbar el día a día del hoy octogenario cineasta en sus oficinas neoyorquinas: atendiendo llamadas, correos y compromisos, revisando guiones y proyectos en los que, muy probablemente, también ponga su sello como ‘executive producer’ para impulsar nuevas carreras y nuevos talentos por todo el mundo.

Mr. Scorsese se centra empero, y con profusión, en los hitos fundamentales de la carrera y la biografía personal de quien hoy está considerado como uno de los grandes cineastas norteamericanos de los últimos cincuenta años, responsable de títulos como Alicia ya no vive aquí, Taxi Driver, The last Waltz, Toro salvaje, La última tentación de Cristo, Uno de los nuestros, La edad de la inocencia, Casino, Gangs of New York, El Lobo de Wall Street, Silencio, El irlandés o Los asesinos de la luna. Hitos que se entrelazan y reverberan en ambas direcciones, asumiendo ese viejo axioma de la teoría del autor que confirma que, incluso detrás de las películas aparentemente menos personales (El rey de la comedia, ¡Jo, qué noche!, Kundun), también laten y se infiltran los asuntos, temas, confesiones, obsesiones y preocupaciones de aquel joven asmático y creyente de familia italoamericana que se crio entre violencia, curas y mafiosos en las calles de Little Italy antes de descubrir el cine como placer, escapatoria y proyección profesional.

Son tal vez esos apuntes biográficos de la infancia y la juventud antes de entrar en NYU, rodar sus primeros filmes o hacer su primer encargo en Hollywood (Boxcar Bertha, para Roger Corman), el material más valioso de la serie, un material expuesto en primera persona por el propio Scorsese, pero también sustentado en las voces del grupo de viejos amigos que recuerdan con él los detalles indelebles de aquellos días y aquellas primeras relaciones y revelaciones (espirituales, físicas y traumáticas) que iban a marcar un carácter con tendencia a las explosiones de ira, la obsesión por el control y el detalle, los excesos paliativos (la cocaína y otras drogas) y las lógicas y consecuentes depresiones posteriores.

También nos resultan reveladoras por poco conocidas las (siempre pudorosas) anécdotas personales sobre una vida sentimental inconstante y afectada por el trabajo: su joven matrimonio con Marie Brennan cuando apenas tenía 23 años, su periodo junto a Isabella Rossellini, su vínculo afectivo-laboral con la productora Barbara de Fina o la actual relación con una Helen Morris enferma de Parkinson y con quien ha tenido, al fin, el reposo y la calma necesarias para una paternidad responsable que le hace incluso exponerse y participar con su hija Francesca en juegos y retos en redes sociales.

Banner promocional de la serie 'Mr. Scorsese'.

Miller sabe contar en cinco episodios y dejar cada uno de ellos en un punto culminante, ya sea Malas calles como carta de presentación de un universo y un estilo, Toro Salvaje como obra-clave para el prestigio, La última tentación de Cristo como su filme-escándalo o, ya en el quinto, la determinante relación con un estelar Leonardo di Caprio que tomaba el relevo generacional y el influjo de Robert De Niro para salvarlo de algunos fracasos comerciales y asegurar el último tramo de su carrera con una independencia a prueba de injerencias de estudios y productores, una etapa que le proporcionó al fin, con Infiltrados, después de múltiples intentos y una cierta sensación de fatalismo, el Oscar que tanto se le había negado.

Generosísima en material de archivo conocido e inédito, imágenes de rodajes, análisis de secuencias en las volver a comprobar su increíble talento para el dinamismo de la puesta en escena o el sentido musical del montaje, y fiel a un puñado de amigos, colegas (De Palma, Spielberg, Lee) y colaboradores como la montadora Thema Schoonmaker, los guionistas Nicholas Pileggi, Jay Cocks y Paul Schrader, el músico Robbie Robertson o los actores Robert De Niro, Jodie Foster y Daniel Day-Lewis, Mr. Scorsese se disfruta como un auténtico festín cinéfilo para entender mejor una obra esencial de los últimos 50 años de cine americano y como un verdadero, sincero y completo retrato del hombre y sus contradicciones sin demasiados paños calientes ni justificaciones generacionales.

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