Las Migas y la libertad del flamenco por los cuatro costados
El grupo celebra 20 años de trayectoria con el álbum ‘Flamencas’ que cierra la trilogía que empezó con ‘Libres’ y siguión con ‘Rumberas’
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"¡Celos! / No quiero tener celos / Yo a ti te quiero libre, gitana / Y que vuelvas con el viento". Entre fotografía y fotografía para esta entrevista, las cuatro integrantes del grupo Las Migas entonan este tango sin más acompañamiento que las palmas de sus manos y sin más audiencia que los transeúntes que pasean distraídos por el centro de la ciudad. Acaban de publicar el disco Flamencas, producido por Oriol Riart. El fin de una trilogía sonora que comenzó con Libres. Trabajo que llegó con un pan debajo del brazo en forma de Grammy Latino y que continuó con una oda a las rumbas a través del álbum Rumberas. La formación que nació en 2004 de la mano de la guitarrista Marta Robles y a la que, posteriormente, se sumó la también guitarrista Alicia Grillo, incorpora aires remozados gracias a la cantaora Paula Ramírez y a la violinista Laura Palacios. Además, están inmersas en una gira de puesta de largo de este nuevo trabajo que pasará por Cádiz (5 de septiembre), Córdoba (20 de septiembre), Almería (11 de octubre), Granada (25 de octubre) y Sevilla (8 de noviembre).
Un disco que nació cuando la jovencísima Paula Ramírez, de apenas 21 años, se arrancó por soleares en un festival de la guitarra en el municipio madrileño de Chinchón. Una improvisación que no solo dejó mudos a los presentes, sino que abrió la puerta a un nuevo proyecto en el que, como recuerda Robles, han tratado de deshacer el camino andado para volver a los orígenes. A los sonidos del primer disco de la formación, Reinas del Matute, grabado en 2010. "La rumba es un género muy amplio y nosotras somos unas mujeres muy libres", asevera la guitarrista, pero "el flamenco tiene unas reglas, que te puedes saltar, pero la gracia era jugar a esas reglas y comprobar hasta dónde llegamos y dónde decimos: por aquí no".
Las integrantes han hecho una revisión del lenguaje, de la simbología tradicional y de las historias que se narran en las nueve canciones que conforman Flamencas. Sin ir más lejos, las letras del tango -Celos- con el que arranca este reportaje ha sufrido un giro completo en su composición. "Le hemos dado la vuelta totalmente al mundo de los celos, porque querer a alguien no es tenerlos, sino justamente lo contrario", reflexionan. También han revisado la muerte en una seguiriya, homenajean a Enrique Morente, cantan por Lola Flores y colaboran con Tanxugueiras en unos cantes abandolaos. El resultado, en definitiva, ha sido una paleta llena de colores para rendir homenaje al género. Y no lo hacen desde una perspectiva unitaria -como formación-, cada una aporta su propia visión y las vivencias del lugar del que proceden para enriquecer a la compañera y -¿por qué no?- al oyente.
El exotismo del género de Hong Kong a Estados Unidos
Con una trayectoria que supera los 20 años, se puede decir que Las Migas han recorrido medio mundo. De la India a Hong Kong y de Jamaica a Estados Unidos. Recuerdan que el año pasado estuvieron en San Diego y las dudas antes de pisar al escenario las asaltaron. La sorpresa llegó cuando más de 800 asistentes estaban esperando para verlas tocar. "En otros sitios hay más cultura de música en directo, porque organizas cualquier programación y tiene su público", indican y creen que mucha gente en España "no ha vivido lo que es ir a un concierto y que se te pongan los pelos de punta", algo que dista bastante "de escuchar un disco". Ese "ritual" con la cultura en que "desconectar del mundo y, simplemente, sentir y escuchar".
Además, coinciden en que fuera de nuestras fronteras, el público ve el flamenco como "algo exótico" y aquí "la música tradicional es considerada para gente mayor". No obstante, ponen en valor la revisión del folklore que realizan figuran "jovencísimas" como Ángeles Toledano o las propias Tanxugueiras. "Antes para triunfar en el flamenco tenías que hacer rumba o flamenco pop", aseveran, pero "ahora han empezado a salir voces muy tradicionales y gente de familias muy flamencas como Lela Soto y María Terremoto que están haciendo cosas súper modernas pero que, en realidad, son muy ortodoxas".
Momentos dulces y amargos
En las más de dos décadas de trayectoria, como en toda gran familia, ha habido momentos amargos y dulces. Los cambios de integrantes que ha sufrido la propia formación han sido, aseguran, lo más duro de afrontar. "Al principio era más difícil de aceptar, porque tampoco sabíamos si esto seguiría a pesar de ellos", señala Robles. Sin embargo, han sabido rodearse bien a lo largo del camino y sacar una enseñanza de cada paso dado: "Hemos sabido aprender mucho de los errores, que hemos tenido miles, pero Las Migas somos muy afortunadas a nivel emocional y profesional. Nos quedamos con lo bueno, porque llevamos 20 años y sentimos que estamos como empezando cada vez".
Para ensamblar cuatro personalidades totalmente diferentes y que suenen de manera armónica dentro y fuera de las tablas, el secreto es "dejar las tonterías personales" a un lado. Las Migas se ha convertido en un colectivo que ha impulsado muchas carreras y que ha servido de escuela para otras tantas. Un espacio en el que "la música está por encima de todo" y que intenta liberarse de egos y rencillas. "Esto es una pasión pero también es un trabajo y hay que ser profesional, creo que la que va llegando nueva se entera de esto muy pronto", afirman las veteranas y valoran que pasan "tantas horas juntas" que "somos hermanas", algo que "te hace tener muchísima conexión personal".
No solo han sufrido numerosos cambios de integrantes a lo largo de estos veinte años, también han visto cómo ha evolucionado el panorama musical para las mujeres. Si en 2014 declararon a este mismo periódico que era "una pena que aún sorprenda ver a un grupo solo de mujeres", una década después creen "hemos avanzado mucho muchísimo", pero en las programaciones de los festivales siguen siendo una evidente minoría. Además, ponen en valor que hay otro perfil dentro de la industria "como pueden ser productoras o ingenieras de sonido" que "están en la sombra total". "Hay un montón de productoras increíbles que ahora se están empezando a dar a conocer, pero estamos muy acostumbrados a tirar siempre hacia lo mismo y lo mismo es un poco antiguo", cuestionan y, de hecho, denuncian que "tenemos que estar abiertos a darle la oportunidad a otras personas y a mujeres que se la merecen".
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