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Muy noble, muy leal, heroica, invicta, mariana y muy negra ciudad de Sevilla

Sebastián Chávez firma un estupendo 'noir' ambientado en la capital andaluza en su debut como novelista

"Somos mejores cuando nos mezclamos"

El genetista y escritor Sebastián Chávez. / Alejandro Núñez

La ficha

La osadía de Eva. Sebastián Chávez. Almuzara. Colección Tapa negra. Córdoba, 2025. 424 páginas. 25 euros.

A una joven abogada especialista en conflictos laborales le cae de rebote y de oficio la defensa de un presunto asesino machista. Pero ni el criminal ni la víctima son unos cualquieras. Él es un científico brillante que dirige una empresa puntera de investigación en el campo alimenticio. Ella es una catedrática de arqueología especialista en el Neolítico respetada a nivel mundial, a punto de iniciar un nuevo proyecto en Líbano. Extraña el silencio del presunto autor, que asume su culpa en la cárcel. Pero algo parece no encajar. La abogada se mete de lleno en la historia y se convierte en la detective que el Grupo de Homicidios siempre quiso. Una especie de Harry Bosch a la sevillana que no duda en saltarse alguna regla si con ello puede avanzar en el caso.

Este es el punto de partida de La osadía de Eva (Almuzara, 2025), una novela negra con la que debuta Sebastián Chávez (Sevilla, 1964), genetista de profesión, catedrático en la Facultad de Biología de la Hispalense, y que compagina su pasión por las letras con su trabajo en el Instituto de Biomedicina de Sevilla. Esa condición de científico enriquece el texto con múltiples referencias sobre investigaciones, patentes, luchas de David contra Goliat entre un hombre con una pequeña empresa y gigantes de la alimentación a nivel mundial.

Como dijo en una reciente entrevista con este periódico el escritor cordobés Juan José Jurado, la novela negra sin crítica social no es novela negra, es otra cosa. Y aquí la hay, aunque no sea la descripción al uso de una sociedad desigual o empobrecida ni de unos bajos fondos, que los hay en una Sevilla que sigue repitiendo año tras año con los barrios más pobres de España. No, aquí la crítica está en la descripción de los recelos, las tensiones y las envidias de cualquier departamento universitario del mundo. O en la forma en que la televisión convierte en un circo cualquier crimen mediático. O en la actitud de algunos abogados en los juzgados. O en la soberbia de una juez que se niega a soltar al sospechoso por mucha prueba de su inocencia que se le presente.

La trama sigue unos parámetros clásicos a modo de presentación, nudo y desenlace, con capítulos más bien cortos que convierten la novela en un puzle en el que van encajando todas las piezas, con algún pequeño giro que no causa en el lector ese pernicioso efecto de suspensión de la incredulidad, e incluso con alguna licencia narrativa que se permite el autor y que no resta veracidad al desarrollo de los acontecimientos. Pasan muchas cosas y uno tiene la sensación de que está delante de una abogada hiperactiva, pero realmente no es más que la descripción de una jornada de trabajo de cualquier persona que tenga que desarrollar parte de su labor fuera de su oficina o despacho. Verbigracia, un periodista de sucesos, sin ir más lejos. Todo este cóctel hace de la lectura una experiencia placentera, amena y en ocasiones divertida.

Pero donde realmente brilla el autor es en hacer de Sevilla la verdadera protagonista de la novela. La Sevilla de Sebastián Chávez no es nada estereotípica, ni hay en ella demasiados cliches. Es una urbe por la que no se mueven ni el bailaor flamenco que engaña a los turistas en la Plaza de España, ni el repeinado hermano mayor de la cofradía de turno ni tampoco el yonqui convertido en zombi en las Tres Mil Viviendas, sino gente normal con sus preocupaciones cotidianas. Es una ciudad en la que hay despachos de abogados, empresas tecnológicas, profesores de universidad, urbanizaciones de alto nivel en el Aljarafe, bares de tapas que siguen poniendo guisos clásicos y que se resisten al plato de pizarra y al camarero con PDA y partidos del Betis. ¡Cuántas veces sale el Betis en esta novela!

La osadía de Eva es una novela negra, sin duda, y muy buena, pero es también un canto de amor a la ciudad en la que nació y en la que reside el autor. Sevilla no es un escenario habitual de la literatura criminal, aunque obviamente hay algunos libros ambientados en ella. Como los de Susana Martín Gijón o los de Salvador Gutiérrez Solís, por citar algunos de los últimos años. O los bajos fondos de Juan Ramón Biedma. Pero no es el Madrid de Tony Romano ni la Barcelona de Méndez. La Sevilla de Chávez no es cañí, ni meapilas ni quinqui, y cuánto se agradece eso en una población que está tan harta de tópicos cada vez que su ciudad sale por cualquier motivo en una cadena nacional. La Sevilla de este autor novel es ni más ni menos que la que rezan sus títulos: muy noble, muy leal, heroica, invicta y mariana ciudad. Y también muy negra, claro.

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