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Al rescate de los náufragos

Manuel García fue un artista errante cuyo legado parece regresar a Sevilla para quedarse

Andrés Moreno Mengíbar /Sevilla

04 de marzo 2010 - 05:00

Una "ópera de salón" que trata de dos jóvenes náufragas que se creen abandonadas, con el atribulado prometido de una de ellas que anda buscando, tras ser raptado por unos piratas, la isla donde quedó abandonada a su suerte su amada, y un reencuentro feliz. En esto consiste L'isola disabitata de Manuel García. Ya el mismo concepto de "ópera de salón" es suficientemente atractivo, por ese perfume a espectáculo privado, doméstico, a ese hacer del hogar un lugar para la creación y el Arte, algo extraño para nosotros, pero no tanto en el siglo XIX.

García, nuestro paisano universal, fue a su modo también un náufrago, un artista errante que se asentaba allá dónde pudiera desplegar sus habilidades como cantante, promotor de espectáculos y compositor. Sevilla, Cádiz, Málaga, Madrid, París, Nápoles, Londres, Nueva York, México, para volver finalmente en 1829, hacienda y voz arruinadas, a la ciudad donde mayor éxito cosechara. En París pudo asistir al fulgurante ascenso del nuevo astro del canto, su hija María, justo para darse cuenta de que su voz era una sombra del pasado y para decidir abrir una academia de canto. Para ella compondría sus últimas obras, una serie de cinco óperas de salón para cuatro voces y piano en la que alumnas y alumnos aventajados pudiesen exhibir cuanto habían aprendido del maestro. No se piense que por su origen estamos ante una música fácil y simplona. Todo lo contrario. En el caso de L'isola disabitata (1831) los cantantes deben afrontar los mayores escollos técnicos, saltos interválicos de miedo, alternancia de canto legato con momentos de bravura, largas frases y notas brevísimas. Pero en ello reside el encanto de esta música, en la naturaleza esencialmente vocal y cantable de la música, en su melodiosidad contagiosa y en su situación liminar, con una mirada hacia el pasado y otra hacia el porvenir. Ese porvenir que aún nos ha de deparar muchas sorpresas de parte de este náufrago sevillano que al fin parece volver a casa para quedarse.

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